Daniel Pérez, víctima de la agresión, sufrió la ‘venganza’ por evitar la participación irregular de varios jugadores en el torneo
Mientras resuenan los ecos del duelo que le ha ganado José Martínez a Vladimir Kramnik en Madrid, se ha generado una polémica mucho más grave en el ajedrez español. Un jugador del club de ajedrez Bargas fue agredido el pasado sábado en Talavera de la Reina por otro ajedrecista federado. El atacante era miembro del club Eborajedrez y actuó, por la espalda, durante la última jornada del Campeonato por equipos de Castilla-La Mancha. Más allá de la decisión judicial que se produzca, cabe esperar que este acto tenga consecuencias deportivas. Si ya es grave que ocurra algo así en cualquier deporte, en el ajedrez debería ser inimaginable.
Los hechos sucedieron a las doce y veinte de la mañana del sábado, con la sala de juego llena de gente. Daniel Pérez, que en ese momento estaba de pie, sufrió un puñetazo por la espalda que lo tiró al suelo. La víctima sufre contusiones en las zonas golpeadas por el puño rival y por la caída.
Fue una acción injustificable, pero la causa es conocida: al agresor le habían impedido participar en el torneo, al igual que a varios compañeros, porque ya había participado en el campeonato provincial con otro club. El reglamento impide jugar ambas competiciones con distintos equipos, por lo que la resolución federativa no tenía discusión posible.
Aunque en mucho menor grado, se puede considerar que la Federación de Castilla-La Mancha también tiene parte de responsabilidad, porque en lugar de comunicar al club su decisión sin dar otros detalles, proporcionó a los jugadores ‘sancionados’ el nombre de la persona que había puesto la reclamación. La situación se volvió incómoda en Talavera, una localidad pequeña donde la convivencia se volvió difícil.
Pérez empezó a recibir amenazas y mensajes de texto agresivos, una presión que lo llevó a plantearse su participación en el campeonato. Lo peor estaba por llegar, sin embargo. El torneo empezó el jueves y, más allá del miedo a que ocurriera algo, las partidas transcurrieron con normalidad hasta la última ronda. Incluso se puede decir que todo iba muy bien para el Club Bargas, que en el momento de la agresión dominaba su encuentro en todos los tableros y estaba a punto de ganar la competición.
El agresor realizó entonces su ataque, tras saltarse el precinto de la zona de juego. Inmediatamente después, se dio a la fuga. Pronto llegó una ambulancia y, dado que el árbitro había activado el protocolo de seguridad, también se personó una patrulla de la Policía. El agredido denunció los hechos en la comisaría de Talavera esa misma tarde y el atacante huido acabó yendo a comisaría de forma voluntaria.
El club de ajedrez al que pertenece Daniel Pérez ha publicado un mensaje en Facebook: «Desde el Club Ajedrez Bargas-Soliss denunciamos y condenamos la deplorable agresión ocurrida durante la última ronda del campeonato de Castilla-La Mancha por equipos celebrado en Talavera este fin de semana. Un miembro de nuestro equipo, Daniel Pérez González, fue víctima de un ataque inédito en la historia del ajedrez castellano-manchego, consistente en que un jugador federado no participante en el torneo agredió durante el transcurso de su partida a Dani».
«Nuestros jugadores presentes, atónitos ante el hecho, afirman «no comprender qué razones pueden justificar semejante recurso a la violencia», mientras que el agredido interpuso la correspondiente denuncia ante las autoridades», prosigue el texto. «Desde el club en el que Dani lleva más de 10 años condenamos tajantemente la agresión y confiamos en las medidas que adopten los responsables civiles y deportivos, pero fundamentalmente enviamos todo el cariño de nuestros socios a Dani».
«También queremos agradecer las muestras de apoyo recibidas de forma privada por parte de otros clubes, jugadores y entidades de la región, y esperamos el pronunciamiento público de condena por parte de la Federación y del resto del ajedrez en el que nos movemos, ya que creemos que todos debemos aportar para que este hecho sea la excepción a la regla de la buena imagen de nuestro deporte».