Pablo Tierraseca, profesor de ajedrez y una de las almas de Ajedrez con Cabeza, relata su participación como actor en el corto ‘La ambición de Marie’
Antes de empezar con el relato de Pablo, aquí puedes ver el tráiler de ‘La ambición de Marie’, cortometraje dirigido por Manu Fernández:
Sinopsis
Marie se enfrenta al rey hegemónico del ajedrez y durante el torneo, en un bar clandestino, un alto cargo de una organización le hará una atractiva pero descabellada propuesta a la jugadora francesa, para mejorar su juego. Lo que ella desconoce es que ese persuasivo y elegante hombre no es otro que el mismísimo príncipe de las tinieblas.
A partir de aquí, el relato de Pablo Tierraseca
Una vez puesto el clickbait para el artículo, prepárense para entretenerse un rato, pues ustedes no se llaman Gukesh, ni siquiera Ding Liren, pero sí que pueden disfrutar del camino de aprender con el ajedrez.
La lógica nos dicta que lo primero que debemos hacer para ser campeón del mundo es convertirnos en un talento precoz. Para eso, una opción sería viajar en el tiempo hasta nuestro yo de 3 años y enseñarle a mover las piezas, si es que uno es capaz primero de moverse sin caerse mucho o no comerse las piezas… con la boca.
Una vez que logramos ser una joven promesa, probablemente tendremos la ayuda de nuestro entorno familiar, unas buenas amistades, un tiempo feliz en el club de ajedrez y unas personas con grandes dotes docentes que nos enseñen a progresar.
Como ven, ser campeón del mundo de ajedrez no es tan fácil, no depende de uno mismo y también influyen factores ambientales que no se encuentran en las 64 casillas.
Después de tener todo a favor, puede que seamos capaces de jugar tan bien, que nos llamen para las tecnificaciones de las federaciones regionales o nacionales. Quizás participemos en torneos fuera de nuestra ciudad, comunidad e incluso país, siempre que nuestra economía se lo pueda permitir o, directamente, seamos una persona famosa y nos inviten a viajes y hoteles. En este punto, muy probablemente, ya podremos ganar dinero con el ajedrez, si es que somos capaces de aguantar los nervios y la tensión durante cuatro o cinco horas diarias si se juega una ronda por día u ocho o nueve si son dos rondas al día.
Aun con todo esto a favor, siempre nos acechará la posibilidad de perder la motivación para seguir jugando, el riesgo de no lograr sobreponerse a las malas rachas o el hecho de que haya otras personas que, sencillamente, jueguen mejor que nosotros.
Ya lo ven, no es nada fácil llegar a ser campeón del mundo del ajedrez, lo más normal es no serlo. Solo hay 21 personas en términos absolutos que han llegado a hacerse con el título y 17 en categoría femenina.
Sin embargo, hay una opción más remota y difícil. Ser campeón del mundo en una película. Esa es la opción que le ha tocado al que escribe estas líneas. Con ella he cumplido la ilusión de cualquier ajedrecista: ser campeón del mundo.
No os perdáis ‘La ambición de Marie’, un cortometraje dirigido y escrito por Manuel Fernández, en el que me meto en la piel de un campeón del mundo que ha de enfrentarse a Marie, una jugadora francesa capaz de arriesgarlo todo para mejorar su juego. ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar para convertirte en el número uno de los tableros? La pieza audiovisual deambula entre las sombras que dibujan blancas y negras, a través de un relato apasionante en el que el poder del ajedrez, la ambición de la inteligencia y la sangre del sacrificio juegan una endiablada partida.
‘La ambición de Marie’ puede verse en el Festival de Cine Fantástico Noctámbulo de Córdoba, del 18 al 23 de octubre. El cortometraje se encuentra nominado a mejor película, mejor director, mejor guion, mejor actriz y mejor maquillaje de efectos especiales. (PD: les faltó la nominación a «mejor ajedrecista intentando actuar», para que yo pudiera optar a algún premio).
En 2025, se proyectará en el Festival de Cine Deportivo de Barcelona, también en el Teatro Laemmle de Los Ángeles y en el Festival de Cine Fantástico de Montevideo.
Todas las fotos son de Claudia Herrán
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor