El número uno del mundo pasa la prueba con David Howell como interrogador y una máquina evaluando la veracidad de sus respuestas. «No tengo nada que ocultar», asegura, aunque admite que quizá se engaña a sí mismo a veces
El vídeo de Chess.com es brillante. Hay complicidad entre Magnus Carlsen y su interrogador, el gran maestro David Howell, y muchas de las preguntas son interesantes. Algunas ponen al gran maestro noruego en posición delicada. Ørjan Hesjedal, responsable de examinar las respuestas del polígrafo, también desempeña bien su papel, aunque se parece a Antonio Mateu Lahoz. Deja jugar. Todo eso sería inútil si las opiniones de Magnus no fueran casi siempre jugosas, además de veraces. Es un vídeo divertido, entretenimiento con cierto nivel de profundidad.
Quien quiera ver el original completo, lo tiene aquí mismo:
«No hagas la pregunta si no te gusta la respuesta», llega a decir Carlsen a Howell, que a veces plantea cuestiones indiscretas o sobre sí mismo. Magnus empieza relajado: «Me siento bien, no tengo nada que ocultar», pero Hesjedal advierte en algún momento que el noruego intenta controlar sus constantes para superar al detector, quién sabe si para engañarlo. El examinador de poligrafía no es ningún principiante: «Normalmente hago pruebas un poco más serias que esta, de casos de asesinato a infidelidades».
El polígrafo vence a Carlsen
Estas son algunas de las preguntas y respuestas más relevantes. Carlsen también le formula a Howell sus propias cuestiones, pero nos saltaremos esa parte. Cuando le toca responder a él, empieza faltando a la verdad:
—Magnus, ¿crees que eres un buen mentiroso?
–Creo que soy un mentiroso mediocre.
–¡Es una mentira!
—¿Me guardas rencor por impedir que ganaras el Mundial sub 12?
—Sí.
—Es verdad
—Recientemente le dijiste a Levy Rozman que crees que Garry Kasparov es el mejor de todos los tiempos. ¿Es eso realmente cierto?
—Sí.
—Es mentira.
—Pensé que era verdad.
—¿Te has arrepentido alguna vez de haber abandonado el Campeonato del Mundo clásico?
—Nunca es mucho decir, pero en general diría que no me arrepiento.
—Sí, es verdad.
—Sin importar quién gane el Candidatos (lo consiguió Gukesh), ¿crees que Ding Liren defenderá con éxito su título?
—No.
—Dice la verdad.
—¿Te arrepientes de haber dicho en público que conseguir 2900 puntos Elo era un objetivo?
—No (tras unos instantes de duda).
—Es la verdad, pero es una pregunta muy sensible para él.
—Magnus, ¿sientes que has pasado ya tu mejor momento como ajedrecista?
—Sí.
—Es verdad.
—Magnus, ¿temes los efectos de la Inteligencia Artificial en el ajedrez?
—No.
—Es mentira.
Magnus Carlsen pone cara de no creerse el diagnóstico.
—¿Crees que podrías ganar a Hikaru Nakamura en un duelo de chessboxing?
—Sí.
—¡Es una mentira!
—¿Crees que podrías ganar contra Levy Rozman y Danny Rensch en unas simultáneas a ciegas?
—No me importa.
—Sí que le importa. Está enojado por esa pregunta.
—¿Has jugado alguna vez una partida de competición borracho?
—Sí.
—Dice la verdad.
—¿Crees que el ajedrez960 va a igualar alguna vez la popularidad del ajedrez clásico?
—No.
—Es la verdad, pero hay más que eso.
—¿Esperas que lo haga?
—Por supuesto.
El examinador no dice nada después de esta respuesta o se quedó en la edición del vídeo.
El melón de las trampas
—¿Crees que las trampas son un problema extendido en el ajedrez online?
—Sí.
—Es verdad, está muy seguro de eso.
—¿Y sobre el tablero?
—No estoy seguro.
—Dice la verdad.
—¿Has llorado alguna vez después de una partida de ajedrez?
—Sí, muchas veces.
—Verdad.
—Como curiosidad, ¿cuándo fue la última vez?
—Probablemente… la última vez que recuerdo fue en el Candidatos de Londres en 2013.
—Sí, parece que es cierto.
—¿Respetas mi nivel de ajedrez?
—Sí.
El examinador niega con la cabeza y David Howell se ríe ofendido. Ahí es donde Magnus dice su frase: «No hagas la pregunta si no te gusta la respuesta». Poco después, Ørjan Hesjedal advierte: «Magnus está intentando superar la prueba. Está intentando controlar el corazón». En esta fase, Howell se concede demasiado protagonismo, pero solo durante un rato.
—¿Te disgusta alguno de los jugadores del top 20 del mundo?
—Sí.
—Sí, dice la verdad.
—¿Crees que tienes el mejor cociente intelectual del top 100 mundial?
—No.
—Dice la verdad, pero no está del todo seguro.
–¿Quién crees que tiene un nivel similar o más alto?
—Muchos. Anish Giri es muy listo.
—Probablemente dice la verdad.
—¿Has intentado desestabilizar a algún rival durante una partida?
—No creo que lo haya hecho.
—Es mentira.
Después de esta pequeña o gran trola, Magnus Carlsen cuenta que si tuviera hijos les enseñaría a jugar, pero no los animaría a que fueran ajedrecistas profesionales, «porque ser el mejor no es tan fácil» y porque hay otras aéreas en las que «puedes ser peor y tener una vida más fácil». También confiesa sus momentos más embarazosos en el tablero: orinarse en los pantalones, echar agua sobre el tablero, golpear las piezas involuntariamente, darle al reloj sin haber movido por pensar que su rival había hecho lo mismo… «Es una lista larga», admite.
El gran maestro noruego añade que ama el ajedrez (dice la verdad) y que con la prueba del polígrafo no ha aprendido a mentir mejor, pero sí un poco sobre sí mismo. Explica que intenta ser sincero y que el origen de sus mentiras es que se engaña a sí mismo. «Intentaré trabajar en eso», remata Carlsen.
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor