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Copa del Mundo: un sueño roto y otro en las nubes

Salimova Goryachkina emelianova

Goryachkina (derecha) acabó con los sueños de Salimova. Foto: Maria Emelianova

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La rusa Goryachkina acaba con el cuento de hadas de la búlgara Salimova, pero el indio Pragg, el finalista más joven de la historia, se jugará el título contra Carlsen

La Copa del Mundo femenina terminó ayer con la victoria de la rusa Aleksandra Goryachkina, que se lleva un premio de 50.000 dólares. Su víctima en la final fue la búlgara Nurgyul Salimova, quien ha vivido un cuento de hadas increíble, hasta su amargo despertar. 

La joven de 20 años, de padres turcos, se lleva una medalla de plata, 35.000 dólares y el reconocimiento de la comunidad internacional. También se ha clasificado para el próximo torneo de Candidatos. Si lo ganara, algo impensable ahora mismo, disputaría la próxima final del Mundial de Ajedrez. 

En Bakú, Salimova tuvo la medalla de oro en su mano. Todavía no es gran maestra, algo inédito entre los finalistas de la competición, pero con su juego valiente y directo tuvo contra las cuerdas a la ajedrecista rusa, grandísima favorita, que le saca una diferencia de 150 puntos Elo. 

El ajedrez es un deporte especialmente cruel, sin el triste consuelo de los árbitros o la mala suerte. Salimova mereció ganar, pero su rival olíó las dudas y se agarró al tablero. A la búlgara se le encogió la mano, o el cerebro, y dejó viva a su enemiga, número tres del mundo. En las posteriores partidas de desempate tuvo nuevas opciones, peor ya no tan claras. Incluso en la partida decisiva, que al final perdió, la búlgara pudo entablar si hubiera tenido algo más de calma, pero su destino ya parecía escrito.

Fabuloso Pragg

En la segunda semifinal masculina, de la que debía salir el rival de Magnus Carlsen, vimos otra lucha maravillosa entre el número dos del mundo, el estadounidense Fabiano Caruana, y el joven prodigio indio R Praggnanandhaa, de solo 18 años. Será el finalista más precoz de la historia y el segundo indio que aspira al título después de Vishy Anand.

Caruana (izquierda) no pudo con el jovencísimo Praggnanandhaa. Foto: Maria Emelianova

Pragg –se entenderá que abreviemos su nombre– sufrió en las partidas lentas, pero logró dos tablas sobre el alambre, lo que tiene un mérito increíble, ya que jugaba contra un rival mucho más experimentado.  Luego, se sucedieron cuatro tablas más en las partidas rápidas de desempate, con las lógicas alternativas. 

Cuando se llegó al ‘blitz’ (solo diez minutos por jugador), Pragg sorprendió a Caruana y se anotó su primera victoria. Después de ver lo ocurrido en la final femenina, donde Salimova no pudo concretar su ventaja, todos sabían que todavía no había nada decidido, pero este chico está hecho de otra pasta

El gran maestro indio, que ya es el número 23 del mundo, jugó con un aplomo sorprendente y resistió todas las embestidas del jugador italoamericano. Ni siquiera en los apuros de tiempo se dejó liar. En Bakú apenas ha cometido errores, con un nivel de juego digno de una estrella consolidada. 

Ahora deberá enfrentarse ahora al número uno, Magnus Carlsen, quien no solo sigue siendo el mejor, sino que tiene la motivación añadida de que la Copa del Mundo es el único gran torneo que le falta. No será fácil para el noruego, pese a todo: Pragg ha dejado en el camino a los números dos y tres del mundo, Caruana y Nakamura, y está llamado a ocupar un puesto entre los mejores más pronto que tarde. Sus mayores enemigos parecen ser los otros mosqueteros indios de su quinta, una generación espectacular llamada a escribir la historia en los próximos años.

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