Termina en San Vicente del Raspeig el VIII Abierto Internacional de Semana Santa, con triunfo de Kirill Alekseenko
Nada menos que 86 mujeres han participado en el VIII Open Internacional de Semana Santa de San Vicente del Raspeig. Niños y niñas, aficionados y profesionales (incluso niños profesionales), cuatrillizas, viejos, youtubers, antiguos aspirantes al título mundial y toda clase de seres humanos de 50 nacionalidades distintas han peleado durante nueve rondas en el municipio alicantino. En esta guerra mundial pacífica no se ha derramado sangre, pese a la caída estrepitosa de un jugador y a la enfermedad de otro, pero en cada una de las 64 casillas se luchaba a muerte, con una tenacidad que no justifica ninguna cantidad de dinero.
Ajedrecistas llegados desde destinos tan variopintos como Burundi, Hong Kong, Taiwán, Singapur y Macedonia del Norte (no todos con vacaciones de Semana Santa) consideraron que, de todos los torneos del planeta, el de San Vicente del Raspeig era el más atractivo de todos. Solo en el grupo A había 417 participantes: 208 españoles y 209 de otros países. En el B jugaron 166 más. Con estas cifras, 86 mujeres pueden parecer pocas, pero cualquiera que conozca los registros habituales sabe que el número es una barbaridad. No es raro ver competiciones en las que las participantes femeninas bailan solas, o casi, en la franja que va del 5 al 10 por ciento. Es verdad que solo con las hermanas Prochaieva subir la media era más fácil. Por si fuera poco, son más majas que las pesetas.
En ajedrez es posible enfrentar a una niña de 8 años con un adulto experimentado y no saber con certeza cuál será el resultado. Un aficionado a punto de jubilarse –el lector conoce a José Fernando Blanco por la entrevista que le hizo a Tatiana Grabuzoba– también puede derrotar a un maestro como Luis Fernández Siles (por sus vídeos lo conoceréis) y hacer tablas con la campeona absoluta de Tenerife, Adhara Rodríguez. Nuestro juego es así de rico e imprevisible… y JF es duro de pelar.
Organizado por Patricia Claros Aguilar (otra conocida de los lectores de Damas y Reyes), al frente de un formidable equipo, el Abierto de San Vicente del Raspeig sigue creciendo después de ocho ediciones, que serán nueve en 2025. Es un torneo contradictorio, porque aúna ajedrez y vacaciones, pero al mismo tiempo es muy exigente por la doble ronda que se juega la mayoría de los días.
Pero ya va siendo hora de hablar un poco de los resultados (salvo los míos, especialmente lamentables) y de por qué esta crónica está titulada así. Empecemos por el final, los distintos tipos de ajedrez. Está el que juegan Magnus Carlsen y sus secuaces, una ciencia tan complicada como la que más, un deporte y un universo finito solo en la práctica, porque lo normal es perderse mucho antes de llegar a Orión. Existen también al ajedrez recreativo y el educativo, que enseñan en cada vez más colegios y que puede existir al margen de la competición. Sus virtudes son pedagógicas y conseguir grandes maestros es secundario.
Siete normas
En Alicante, por cierto, se consiguieron seis normas de maestro internacional y una de GM. Siete jóvenes dieron un gran paso en sus carreras y se acordarán para siempre del municipio alicantino. Se quedó sin una de ellas Faustino Oro. En la penúltima ronda cedió unas tablas que le impedían alcanzar el objetivo. El argentino de 10 años solo perdió una partida y firmó, pese a todo, un torneo más que aceptable. Sigue creciendo y progresa adecuadamente, aunque ha elegido una de las carreras más difíciles.
Tenemos, por último, esta rara mezcla de ajedrez democrático en la que profesionales, aficionados y gente de paso pueden compartir tablero y mantel, como si fueran amigos de toda la vida. Es el tipo de ajedrez que se practica en los torneos abiertos, un lujo por el que matarían los aficionados al fútbol, al tenis y a cualquier otro deporte.
Alekseenko, vencedor
Los resultados de los dos torneos se pueden consultar en Info64, pero no cuesta nada decir que el ganador del torneo A fue el austriaco de origen ruso Kirill Alekseenko, con ocho puntos en nueve partidas. Segundo terminó el polaco Kacper Piorun, y tercero, el griego Alexakis Dimitris, un sorprendente MI que dejó fuera del podio a Vasyl Ivanchuk. El mejor español fue Daniil Yuffa, décimo a un punto del ganador, mientras que la mejor ajedrecista fue la rusa Polina Shuvalova y Sabrina Vega lideró a nuestras jugadoras. Ambas pudieron terminar muy arriba, pero cayeron en la última partida, la canaria contra Ivanchuk.
Como apunte final, otra cosa que llamaba la atención en San Vicente era la cantidad de público que se reunía cada día en las gradas. Muchos de ellos eran familiares de los jugadores, pero su número era más abultado de lo habitual. Otro día comentamos el concurso de karaoke, una iniciativa que a buen seguro tendrá continuación. Y sería injusto no valorar el gran trabajo de los árbitros, como el del resto del equipo. Es un factor en el que solo nos fijamos cuando va mal, porque sus consecuencias suelen ser desastrosas.
En la imagen de arriba, Kirill Alekseenko, vencedor del torneo. Foto: FMB / Damas y Reyes
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor