Icono del sitio Damas y Reyes

La disciplina extrema de Pragg, un niño sin Netflix ni videojuegos para ser el mejor

Praggnanandhaa

R Praggnanandhaa, fotografiado en la Copa del Mundo por Stev Bonhage

Comparte la noticia

El entrenador del joven prodigio indio explica la cultura del esfuerzo que sigue su discípulo, clasificado para jugar contra Carlsen la final de la Copa del Mundo

Rameshbabu Praggnanandhaa tiene un nombre difícil, pero estados obligados a familiarizarnos con él porque puede ser campeón del mundo antes de lo que esperamos. Su entrenador, R Ramesh, cree que tardará entre tres y cinco años. El joven prodigio indio, que acaba de cumplir 18, se ha plantado en la final de la Copa del Mundo, donde luchará por el título contra Magnus Carlsen. Por el camino ya ha dejado los cadáveres de monstruos como Hikaru Nakamura y Fabiano Caruana.

Ramesh explica por qué su discípulo es tan brillante y maduro, pese a su juventud. El preparador nos abre los ojos sobre su forma de entender la cultura del esfuerzo y la disciplina extrema que le ha inculcado a Pragg. Viene a decirnos, sin ninguna acritud, que los jóvenes occidentales son unos malcriados. La entrevista de Indraneel Das publicada por el diario ‘The Indian Express’ es extensa y apasionante. Aquí se recogen algunas de sus reflexiones más interesantes.

En Bakú se produjo una anécdota muy significativa. Justo después de que Pragg eliminara a Nakamura, Carlsen se acercó a muchacho y le dijo que, en ese momento, todo el mundo quería ser como él. El noruego aludía a un consejo que Ramesh suele dar a sus alumnos: «Sed como Pragg». El autor de la frase se toma su tiempo para explicar el contexto, pero merece la pena entenderlo.

Ramesh, junto a su discípulo, el año pasado. Foto: Lennart Ootes

«Cuando digo que sean como él, me refiero a sus cualidades y no a sus logros. En una clase con niños nórdicos, les pregunté: ¿Estáis todos contentos con vuestro esfuerzo? ¿Hacéis lo suficiente para mejorar? Todos respondieron que no, así que les volví a preguntar: ¿Quién os detiene: la sociedad, los padres, los entrenadores, alguien de vuestra familia, vuestros amigos…? Y todos contestaron: “Nadie, somos nosotros». Les pregunté por qué y dijeron que tienen otras prioridades y otros compromisos».

Falsa independencia en Occidente

«Yo no diría que los adolescentes son independientes en Occidente», prosigue Ramesh. «Dan total libertad a sus deseos y sus impulsos. Sienten que si se rinden a sus antojos, eso es libertad, y yo no lo llamaría así. Diría que es una falta de autocontrol. Traté de explicarles esto y les di el ejemplo de Pragg. Él podría jugar a videojuegos, tener más amigos, socializar mucho. Podría ir de fiesta y todo eso, pero lo evita conscientemente porque ese es el precio que paga por convertirse en un jugador de ajedrez mejor. Eso le hace más feliz que todas las otras cosas juntas. Por eso les digo: sed como Pragg».

El esfuerzo es un concepto importante en la entrevista. Ramesh admite que se necesita «una enorme cantidad» y que por eso «la mayoría de la gente no puede llegar tan lejos». También habla de la idea de independencia, aunque en Bakú el indio ha venido acompañado por su madre. El entrenador recuerda que en el torneo Tata Steel Masters, en 2021, acompañó a Pragg y tenía previsto quedarse en la misma habitación, pero se contagió de Covid y el chico, con 15 o 16 años, tuvo que quedarse solo.

Ramesh, acompañado por su madre en Bakú. Foto: Maria Emelianova

«Él come comida vegetariana y no es de fácil conseguir, por lo que normalmente la preparamos nosotros, pero en Holanda tuvo que aprender a cocinar por su cuenta e ir solo a la sala de juego. Era la primera vez, justo en medio de un evento importante. Sentí que podía afectar su rendimiento, pero se las arregló muy bien. Le llamaba por Zoom y WhatsApp para ayudarle, pero manejó muy bien la presión y pensé que esa era la dirección que debíamos tomar, porque yo también estoy envejeciendo y no podré estar con él para siempre».

Estrictas rutinas

Ramesh insistía en que Pragg mantuviera «su rutina estricta». «Habría sido muy fácil para él ver algunas series o jugar a videojuegos y luego decir, voy a seguir un poco más, y que le dieran las dos de la madrugada. Puede pasarle fácilmente a un adolescente, pero Pragg tiene fuerza de voluntad. Toda esa disciplina que un jugador muestra fuera del ajedrez creo que también moldea las decisiones que toma en el tablero».

El tema del autocontrol sigue ocupando nuevas respuestas de Ramesh, que cuenta decidieron mantenerse alejados de las películas, las series y de internet en general, que Pragg solo usa «para aprender ajedrez». «Fue muy fácil para él, porque sabía que tiene mucho talento y que, con suerte, será campeón del mundo. Es su sueño desde que es muy pequeño y sabe que si se mete en esos líos, puede despedirse de sus aspiraciones. Por eso ha tenido esa fuerza de voluntad y disciplina».

«Pragg no tiene instalados en el móvil videojuegos ni Netflix. Apenas tardaría un minuto en descargarlos, pero tiene la fuerza de voluntad para mantenerse alejado. Esto es extremadamente importante para los otros jóvenes aspirantes a maestros de ajedrez. Los niños que llegan más lejos aprenden autodisciplina y a controlar estas tentaciones. Tenemos que alejarnos de ellas. Insto encarecidamente a que lo hagan todos los niños».

Ser entrenador también es saber sufrir y esperar. En la imagen, de Lennart Ootes, Ramesh acompaña a otro de sus prodigiosos alumnos, D Gukesh

La pregunta del millón es si Pragg puede llegar a ser campeón del mundo y, si es así, cuándo ocurrirá. «No podemos esperar a que las cosas sucedan», responde Ramesh con seguridad. «Tenemos que ser proactivos y creo que puede ser un campeón en tres o cinco años. Esta Copa del Mundo ya le ha dado la oportunidad de jugar contra los candidatos, algo que no esperábamos».

El entrenador relata que un punto de inflexión fue el duelo contra Nakamura. «Había derrotado a Magnus recientemente y puede ser muy peligroso. Si podemos vencer a Hikaru, pensamos, nos dará mucha confianza. Y no hay nada como la confianza. Lo veíamos como una situación de 50-50. No estábamos seguros de nuestro estado de forma e Hikaru es un gran jugador, que podría habernos destrozado. No habría resultado nada sorprendente, pero me gustó la forma en que Pragg manejó a Hikaru, superándolo en el desempate de manera convincente. En general, creo que ha jugado un ajedrez perfecto la mayor parte del tiempo».

La imagen de arriba es de Stev Bonhage.

Salir de la versión móvil