La selección femenina roza la medalla y la masculina termina décima. India ganó el oro en ambos casos. La Asamblea de la FIDE levantó en parte las sanciones a Rusia y Bielorrusia
El ajedrez nació en la India, según cuentan la historia y la leyenda, pero no fue hasta el último cuarto del siglo cuando el gigante asiático tuvo a su primer gran maestro, Viswanathan Anand. Crear un legado visible cuando estás vivo tiene mérito. Hacerlo mientras sigues en activo (y en el top 10 mundial) es asombroso. Sus ‘hijos’ (Gukesh, Pragg, Erigaisi, Vidit y Harikrishna) acaban de ganar la medalla de oro en la Olimpiada de Budapest con una superioridad insultante. Ellas también ganaron, con más sufrimiento pero aún mayor alegría. Erigaisi y Gukesh tambien ganaron el oro individual, al igual que sus compañeras Harika Dronavalli y Divya Deshmukh.
En el grupo absoluto, India solo perdió una partida de 44. Cedieron un empate, contra Uzbekistán (los sobrinos de Kramnik), y ganaron el resto de encuentros. De postre, se zamparon a Eslovenia y la dejaron fuera del podio. Si no los ficha Bollywood, hemos asistido al comienzo de una era. Solo es su primer oro en la Olimpiada.
En el torneo femenino, fue todo más apurado, pero las indias respiraron aliviadas, porque ellas ya sabían lo que es perder el título en la última jornada. En segunda posición terminó Kazajistán y terceras fueron las estadounidenses, empatadas a puntos con España, Armenia y Georgia. Iván Salgado prometió que la selección pelearía por las medallas y bien que lo han hecho hasta el último suspiro. El cuarto puesto puede tener un sabor agridulce, pero el mérito es incuestionable. El equipo capitaneado por David Martínez también terminó por encima del puesto esperado y con buenas sensaciones. Desde luego, ambos se resarcieron del desastre del Europeo del año pasado.
Irán se negó a jugar
Enseguida volvemos a los tableros, sobre todo a los españoles, pero dejadme que haga unos pequeños apuntes sobre lo que ocurrió entre bastidores. En el torneo femenino, Irán se negó a jugar contra Israel y perdió 4-0, un feo comienzo para la última jornada. Por cortesía de Susan Polgar, podemos ver la escenificación de lo ocurrido en la sala de juego.
El día también estuvo marcado por la división en el seno de la FIDE. En la víspera ya vimos un espectáculo bastante triste en su asamblea general, con votaciones en las que salían decenas de votos de debajo de las piedras. Acabaron sumando más votos que el número de posibles votantes. Arkady Dvorkovich, presidente de la institución, pidió perdón por el desastre.
Aquí me permito dar mi opinión sobre el directivo ruso: creo que su labor al frente de la Federación Internacional ha tenido más aciertos que errores, pero su posición se ha vuelto demasiado débil y su neutralidad es una quimera: la discusión más importante del día aludía al levantamiento de sanciones a Rusia y Bielorrusia. Dvorkovich no solo nació donde nació; fue ministro del Gobierno y un hombre para todo vinculado a Putin.
En el mejor de los casos, el presidente de la FIDE tiene voluntad de hacer el bien, pero las presiones que recibe tienen que ser insoportables. El año pasado pude entrevistarlo para ‘El Mundo’ admitió que desde la invasión de Ucrania su situacion es mucho más delicada, dentro y fuera de su país. Antes de las votaciones también intervino Anand, vicepresidente de la Federación (aquí nos hablaba de su trabajo), que leyó una declaración del Consejo de la FIDE en la que se recomendaba el levantamiento parcial de las sanciones a Rusia. Se trata de una tercera vía, rectificación de los planes iniciales, más digerible para los países indecisos.
Habrá que leer bien la resolución, pero se trata de permitir que grupos vulnerables como los ajedrecistas con discapacidades y los niños menores de 12 años puedan participar en competiciones oficiales. La jugada fue astuta para intentar contentar a todos. Anand también dijo que la votación clave del día no sería secreta, como pretendía la Federación Rusa. Al final, ganó esta tercera vía, si los recuentos no dan nuevas sorpresas. Al cierre de este artículo, la FIDE no ha informado de manera oficial.
Solo ajedrez
El día empezó con una decepción (dos si contamos la ausencia de Magnus Carlsen): las tablas rápidas entre Ding Liren y Fabiano Caruana. Poco después, Levon Aronian repitió la jugada con Bu Xiangzhi. Los americanos apostaban por la victoria de Wesley So, que en efecto superó con sorprendente facilidad a Wei Yi.
Leinier Domínguez tardó más en su partida con Yu Yangyi, pero sus tablas certificaron la victoria para su equipo, que acabó en segunda posición gracias a los desempates. Con los mismos puntos, el bronce fue para Uzbekistán. En la foto finish se quedaron fuera de las medallas China, Serbia y Armenia, con un punto más que España y sus compañeros de grupo.
Rectificación: En una versión anterior, los puestos de estos equipos no estaban bien reflejados. La fuente siempre ha sido la página oficial de la Olimpiada, pero no descarto haber cometido errores añadidos.
Brillantes guerreras
En el torneo femenino, las españolas se enfrentaron a Hungría en otro encuentro durísimo. Sara Khadem salió bien de la apertura, pero luego pecó de impaciente y se quedó colgada al borde del abismo. De algún modo, volvió de entre los muertos y le dio la vuelta a la partida. En cuanto Zsoka Gaal aflojó, Khadem fue implacable. La española mostraba su cara de alivio.
Fue un triunfo vital en la lucha por conseguir o acercarse a las medallas, colofón de un torneo brillante. Marta García y Sabrina Vega también vencieron, pese a la resistencia de sus oponentes. Ana Matnadze firmó un empate, lo que dejaba el encuentro en un brillantísimo 3,5 a 0,5.
Fue emocionante ver cómo a Sabrina se le escapaban las lágrimas cuando ganó su larguísima partida contra Trang Hoang. Se merece que publiquemos su última victoria. 8,5 puntos en diez partidas y una actuación de casi 2500 puntos Elo son una barbaridad.
Buen final para la selección masculina
La selección absoluta estaba en un grupo grande equipos, empatados del cuarto puesto al undécimo. Por supuesto, no había ronda final fácil si se pelea por los puestos de arriba, pero menos aún si el rival (en las dos categorías) es el país anfitrión, que tiene grandes jugadores. Richard Rapport parecía tener atenazado a Alexei Shirov, al menos por lo que indicaba el reloj, pero luego el húngaro fue quien parecía remar por el empate. Las tablas finales entre los dos artistas parecen un resultado justo.
En el segundo tablero, David Antón estaba en dificultades frente a Peter Leko, que sigue jugando a un nivel espectacular. El Niño no se arrugó y completó su buena actuación en Budapest con unas tablas, pese a que el final era delicado.
A priori, parecía más fácil ganar los puntos en los tableros de abajo, con Alan Pichot y Jaime Santos emparejados con novias menos feas. Este último, sin embargo, fue quien peor lo pasó. Benjamin Gledura jugó como un asesino y dejó al bueno de Jaime para la foto. Para una vez que pensaba sus jugadas…, debió de reflexionar.
Por suerte, Alan Pichot ganó su partida, apuró sus opciones de medalla individual (6,5 de 8) y devolvió la igualdad al marcador. Aunque el remate no era de los más complicados, la tensión y los apuros dan mérito a la espectacularidad del desenlace. Es mejor ver la partida:
Gukesh, cara de campeón
Por supuesto, aunque esté ya todo dicho y sea difícil no repetirse, hay que glosar la nueva demostración del príncipe Gukesh, con negras, frente al esloveno Vladimir Fedoseev, un 2700 que en sus manos pareció un juguete. «¡Pobre Ding Liren!», exclamaba Pepe Cuenca en Chess.com.
Los compañeros de Gukesh no fueron tan crueles, pero todos querían apuntarse a la fiesta. Pragg, el único indio que perdió una partida en Budapest, se recuperó a costa de Anton Demchemko y Arjun Erigaisi remató su exhibición con una victoria más ante Jan Subelj. Ojo con Erigaisi, que ya es el número 3 del mundo, por delante de Caruana y del próximo campeón del mundo, Gukesh D, si algún dios chino no lo remedia. ¿Superará algún ajedrecista indio los 2900 puntos Elo, el sueño nunca realizado de Magnus? Las tablas de Vidit en el cuarto tablero no cambiaron nada.
Despedida sin cierre
Con esta crónica ponemos fin a once días de ajedrez de altura, mucho trabajo y una respuesta increíble de los lectores y suscriptores. Gracias a ellos y a todos los que apoyan esta aventura. Si queda alguien sin suscribirse, lo animo a que se apunte a nuestro club. En los próximos días, todavía habrá tiempo para alguna reflexión y para repasar actuaciones individuales que merecen un espacio propio. Budapest todavía dará alguna noticia.
En la imagen de arriba, podemos ver a Jaime Santos, David Martínez, Sara Khadem y David Antón. Foto: FIDE / Maria Emelianova
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor