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El cuento de hadas de Salimova se desmorona en Bakú

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Salimova rozó la gloria, que todavía podría saborear. Foto: Steve Bonhage

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Mientras Carlsen espera rival en la final absoluta, la ajedrecista búlgara desperdicia una oportunidad de oro de ganar la Copa del Mundo femenina

La ajedrecista búlgara Nurgyul Salimova ha protagonizado en Bakú un cuento de hadas. Con un Elo muy inferior a la mayoría de sus rivales, la jugadora de origen turco era una de las Cenicientas del torneo. Sin nada que perder, jugó partida a partida, ronda a ronda, y se plantó en la final, para su propio asombro. Nunca uno una maestro internacional había llegado tan lejos. Hoy ha tenido contra las cuerdas a Aleksandra Goryachkina, pero no ha sabido rematar y, de hecho, no ha acabado perdiendo de milagro, después de 118 movimientos que se le hicieron eternos.

Mañana jugarán las partidas rápidas de desempate, en las que, de entrada, será un milagro de fortaleza mental si consigue seguir jugando al mismo nivel. Un problema añadido que ha tenido es que su rival en la final era la gran maestra que más admira, en teoría muy superior (los cálculos del señor Elo indican que unos 150 puntos). Luchar contra tus ídolos puede intimidar a cualquiera, pero Salimova, de 20 años, no pensaba en hacerse un selfi con su rival, sino en culminar la sorpresa. Le había costado demasiado llegar hasta allí.

La rusa Aleksandra Goryachkina puede intimidar con su mirada. Foto: Steve Bonhage

Tampoco exageremos la leyenda, porque la búlgara tiene experiencia en grandes torneos, que se le dan muy bien desde niña. Ganó el Europeo sub 8 femenino y, unos años más tarde, el Europeo y el Mundial sub 12. Poco después, con solo 14, se impuso también en el campeonato femenino absoluto de Bulgaria, ante ajedrecistas con mucha más experiencia. 

En la primera partida de la final, Goryachkina apenas pudo conseguir alguna ventaja, pese a llevar las piezas blancas. En la segunda, Salimova se desmelenó y se lanzó a por el título con un juego valiente y acertado a la vez. La rusa se defendió como pudo, tenacidad que tuvo su recompensa. Cada una vivía al lado de su propio precipicio.  

En la lucha por el tercer puesto, la ucraniana Anna Muzychuk superó a la china Tan Zhongyi. Superaba así el trauma de haber caído en semifinales contra la búlgara. Ayer ganó la primera partida y este domingo se aseguró el empate, que le da la medalla de bronce y, lo que probablemente sea más importante, un puesto en el próximo torneo de Candidatos. De allí saldrá la próxima aspirante al título mundial. 

Otro susto para Carlsen

En el torneo absoluto, Magnus Carlsen se aseguró el paso a la final, no sin llevarse algún susto del azerbaiyano Nijat Abasov, que ha ofrecido un ajedrez impresionante en las últimas semanas. En la retransmisión en vídeo, se pudo ver al noruego resoplar de alivio, porque hacia el final de la partida su rival encontró un truco ingenioso, que no ganaba de milagro. Ya el día anterior, cuando ganó, estuvo perdido por unos instantes, pero el héroe local no encontró la jugada correcta y ya no tuvo nuevas oportunidades de subirse al tren de la gloria. Acaba su trayectoria satisfecho: «Por supuesto, no pienso parar. Quiero llegar más lejos», declaró después de la partida.

Abasov, abatido, lo intentó todo contra Carlsen. Foto: Steve Bonhage

En la otra partida de semifinales, Fabiano Caruana y Praggnanandhaa R ofrecieron un bonito espectáculo. El italoamericano fue incapaz de romper la igualdad pese a que no dejó de intentarlo, pero el indio se defendió con ingenio y maestría. Es una de las estrellas, ni siquiera la más destacada (si se puede hacer algún pronóstico) de una hornada de talentos impresionante, a la estela de Anand. De momento, ha demostrado que ya está maduro para hacerse un chalet en el barrio de la superélite. 

Mañana intentará de nuevo dar una de las grandes sorpresas del torneo y superar al estadounidense en las partidas rápidas de desempate. Fabiano no se engaña: «Estoy seguro de que estará reñido», dijo. Carlsen estará esperando al ganador para intentar ganar por primera vez el único gran torneo que le falta.    

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