Icono del sitio Damas y Reyes

Entrevista con un tramposo: Nikita confiesa cómo y por qué decidió jugar con ventaja

Ilya Levitov, durante su entrevista con Nikita

Ilya Levitov, durante su entrevista con Nikita

Comparte la noticia

Ilya Levitov habla en su canal con Nikita, un universitario moscovita que explica cómo esquiva los controles en Chess.com y Lichess

Por muy censurable que sea, no es difícil comprender al ajedrecista profesional que hace algo deshonesto para ganar más dinero. Si analizamos la psicología humana, hay un enigma mucho más complejo: ¿qué motivos tiene un tramposo del montón? Ilya Levitov ha entrevistado en su canal de Youtube a uno de ellos, un estudiante moscovita de 20 años. Su verdadero nivel de juego es cercano a los 1.500 puntos Elo y admite haber engañado a sus rivales en Chess.com y Lichess hasta conseguir 800 puntos extra. Nikita es casi un profesional en lo suyo. ¿Se arrepiente? En absoluto.

El joven explica que empezó tarde en el ajedrez, con la fiebre originada por ‘Gambito de dama’. Es un universitario inteligente y por lo tanto más difícil de descubrir: sabía que no debía hacer trampas desde el principio porque lo habrían pillado enseguida. Por eso esperó a tener cierto nivel (unos 1500 puntos) para ‘enchufar’ el módulo y ascender rápidamente, hasta los 2.300. El tramposo desvela incluso qué programa utiliza. He pensado mucho si debía decirlo o no y he decidido hacerlo. Lo sabe tanta gente que es absurdo que el resto lo desconozca. Lo importante es no usarlo, porque como dice Levitov, «hacer trampas es una estupidez».



Levitov, que también tiene sus reparos morales, asegura que probablemente es la entrevista «más interesante» que ha hecho en su vida, pero tampoco se atribuye demasiado mérito: «Él nos contactó voluntariamente, nos dijo que juega de forma deshonesta en las principales plataformas y sugirió que lo entrevistáramos». Y así lo hizo. Si todo esto te molesta demasiado, lo que sería natural, es mejor que no sigas leyendo.

El entrevistador también deja claro que no apoya en absoluto el comportamiento del muchacho: «No solo estoy categóricamente en contra de las trampas en el ajedrez. En todas mis retransmisiones con Kramnik, todo este lío que él y yo creamos, lo hicimos porque lo que está sucediendo en el mundo del ajedrez, tanto en línea como en vivo, es un caos absoluto».

«Arruina su vida»

Dicho esto, Levitov considera que el de Nikita es «un ejemplo muy interesante de cómo un chico joven, normal, cuerdo e inteligente juega de manera deshonesta con algún tipo de motivación absolutamente delirante. Me parece que de esta manera, en cierto sentido, arruina su vida», afirma categórico el entrevistador.

Nikita nació en Tula (no muy lejos de Moscú) y luego se fue a Uzbekistán. En su primera intervención ya empieza fuerte: «Quiero dar las gracias por darme la oportunidad de hablar sobre mi experiencia haciendo trampas en el ajedrez en línea. Me gustaría decir de inmediato que admito mi error, pero no me arrepiento de mis acciones. ¿Por qué? Si los profesionales hacen trampas y no lo ocultan, ¿por qué está prohibido para los aficionados?».

El joven desvela que tiene entrenador y que este cree que su nivel real se aproxima a los 1.700 puntos, aunque en Chess.com y en Lichess ha alcanzado los 2.300 gracias a que juega con ayuda de un programa. «En Lichess estuve durante mucho tiempo entre los 50 primeros en ajedrez clásico», dice con un orgullo tonto. También cuenta que en las partidas más rápidas hacer trampas se vuelve más complicado, pero no imposible, y que ahí su puntuación es más baja.

Durante la entrevista, se muestra cómo hace el tramposo para analizar sus partidas con ayuda

«Si hubiera comenzado a hacer trampas cuando tenía 800 puntos, me habrían bloqueado el primer día de juego. Necesitas ser inteligente. Yo empecé cuando tenía 1.491 puntos. Fue en la víspera de Año Nuevo, estaba de vacaciones e hice un pacto con mi conciencia: sería la primera y la última vez». Por supuesto, no respetó lo acordado.

Cómo se hacen trampas por internet

Aquí viene un punto delicado, pero creo que es mejor poner sobre la mesa una información que maneja ya demasiada gente. El entrevistador, como tantos de nosotros (ojalá que sea la mayoría), tampoco conoce los detalles de cómo se pueden hacer trampas en una plataforma. Nikita lo explica sin reparos: «Solo necesitas instalar una red neuronal, como Chessvision.ai. Simplemente tomas una foto de la posición, subes una captura de pantalla y automáticamente te la carga en Lichess, que empieza a analizar. En total, te lleva unos 15 segundos. Sirve incluso para las partidas relámpago».

Es decir, el tramposo juega la apertura sin ayuda, para no tener que ir introduciendo todos los movimientos. Cuando alcanza una posición crítica, la escanea y el módulo de análisis de Lichess le va diciendo los mejores movimientos. A partir de hí puede seguir copiando las jugadas de su rival o esperar a otro momento decisivo y repetir el mismo sistema.

Nikita explica también que no siempre hace trampas. «Creo que lo hago en el 50 por ciento de mis partidas. Naturalmente, si lo hiciera siempre sería bastante fácil detectarme. Lo hago en momentos importantes, cuando entiendo que la posición es interesante o no tengo un plan. Esto también me ayuda a mejorar mi nivel de ajedrez», se justifica. La mayor dificultad para el tramposo es que no es el único: «Estoy seguro de que más del 70% de los jugadores con más de 2200 puntos usan el motor», sostiene.

¿Por qué hacer trampas?

El entrevistador entiende el mecanismo, pero no los motivos, y Nikita se lo explica. «En realidad, no es narcisismo. Subí mi puntuación para jugar en el equipo de mi universidad, donde tengo bastante éxito. El año pasado ganamos dos copas y no veo ningún problema. Se trata de mantener una calificación alta para que la gente ni siquiera piense en quitarme del primer tablero. Quizás soy un poco fanático de los números y siempre quiero más: 2.200, 2.300… Es el principal problema en el mundo. Nunca estás satisfecho con tu salario. Siempre quieres más».

Levitov se pregunta también si influye la adicción a la adrenalina propia del que se salta las reglas. «Esto ya es interés profesional, solo quiero saber cuándo me bloquearán en Lichess o Chess.com», dice el entrevistador. «Simplemente, no hay prohibiciones a la vista. Entiendo que puedo continuar haciendo esto con impunidad. No me detendrá ninguna policía anti-trampas. Y no hago trampas en ningún torneo con premios, porque eso es objetivamente un fraude, moralmente incorrecto». Al chico, pese a todo, le quedan unos pocos principios.

Salir de la versión móvil