Demon Jones, jugador de la NBA detenido en Las Vegas. Foto: Wikimedia Commons

Mafia, póker y NBA, un trío perdedor

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El FBI ha detenido a decenas de personas en la operación conocida como «escalera real». La banda criminal, con tentáculos muy diversos, amañaba apuestas y partidas de cartas con tecnología avanzada. Algunos de los sistemas para ganar dinero y timar a los incautos dan verdadero miedo.

La Mafia siempre ha sabido infiltrarse en los más altos estamentos. Su último hito ha sido reclutar a personajes muy conocidos de la NBA. El FBI ya ha detenido a más de 30 personas, acusadas de formar una red de apuestas ilegales y de partidas de póker amañadas. Quizás el caso más sorprendente es el del entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, pero hay muchos más implicados.


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El cornada al juego limpio tiene dos trayectorias: las apuestas deportivas basadas en información privilegiada en partidos de la NBA y las partidas de póker manipuladas por organizaciones criminales. Las investigaciones del FBI y de la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York han identificado la participación directa de cuatro familias mafiosas históricas de Nueva York: Gambino, Genovese, Bonanno y Lucchese. También participaban jugadores y entrenadores de la NBA, algunos en activo y otros ya retirados.

Así eran las partidas de póker amañadas

Este escándalo va mucho más allá de las partidas clandestinas de alto nivel en el que estaban implicadas varias estrellas de Hollywood, en la década pasada. Hay incluso una película, ‘Molly’s Game’ (Aaron Sorkin, 2017), basada en las memorias de Molly Bloom.

Lo de ahora es peor. Los organizadores ofrecían «partidas de élite» en lugares como Nueva York, Las Vegas, Miami y los Hamptons. En ellas participaban millonarios y deportistas. Destacan los casos de Chauncey Billups, exjugador de la NBA y entrenador de los Portland Trail Blazers) y Damon Jones (exjugador de la NBA). Ambos eran el gancho principal para atraer incautos.

Los timadores usaban máquinas de barajar modificadas, que podían leer las cartas, mesas con rayos X, lentes de contacto y gafas especiales para decodificar las cartas marcadas, además de sistemas de comunicación con el exterior para dar ventaja a los tramposos.

Kash Patel, director del FBI, responsable del golpe a la Mafia. Fotos: Wikimedia Commons
Kash Patel, director del FBI. Fotos: Wikimedia Commons

En Wired cuentan muy bien cómo funcionan los barajadores de cartas manipulados e incluso ofrecen un consejo procedente de Doug Polk: «Si vas a una partida privada y usan un barajador automático, sal corriendo».

Otras formas de engaño son el uso de cartas con códigos de barras ocultos en sus bordes (impresos con tinta infrarroja, por ejemplo), que pueden ser descifrados por un lector oculto en una bandeja de fichas o en una funda de teléfono colocada sobre la mesa. Otras veces, las cartas llevan una marca similar en el reverso, con tinta que solo es visible con gafas o lentes de contacto especiales.

Se estima que las víctimas perdieron más de 7 millones de dólares. Quienes se resistían a pagar sus deudas eran intimidados, amenazados o directamente atacados para que abonaran el dinero perdido. Con la Cosa Nostra detrás, esta parte no les costaba demasiado.

Esquema de las apuestas deportivas

La otra vertiente del escándalo es una trama de apuestas basadas en información confidencial o manipulaciones aisladas en partidos de la NBA. En esta página no nos interesa tanto, pero merece la pena saber cómo operaban.

Uno de los casos más destacados está relacionado con el jugador Terry Rozier (Miami Heat) quien fingió una lesión para jugar muy pocos minutos en un partido en el que sus cómplices habían apostado que sus estadísticas estarían por debajo de lo habitual.

Otros de los acusados, como Damon Jones, vendían o facilitaban información interna sobre el estado físico y la disponibilidad de los jugadores. Dicha información se transmitía a intermediarios, que la drevendían a una red de apostadores.

Parecen dos casos completamente independientes y, de hecho, empezaron a ser investigados por separado, pero algunos de los detenidos estaban implicados en las dos estafas. A todo lo citado habría que añadir el lavado de dinero mediante el uso de criptomonedas y de empresas pantalla. Estos delitos, que se venían cometiendo de forma continuada desde 2019, podrían conllevar penas de más de 20 años de cárcel.


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