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Se apaga a los 90 años Lisa Lane, estrella fugaz, amiga y reverso de Bobby Fischer

Lisa Lane. Foto: John G. Zimmerman / 'Sports Illustrated'

Lisa Lane. Foto: John G. Zimmerman / 'Sports Illustrated'

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Activa feminista, ganó dos Campeonatos de Estados Unidos cuando acababa de aprender a jugar y llevó el ajedrez por primera vez a la portada de ‘Sports Illustrated’

Su nombre nos recuerda a la novia de Superman, tiene ecos de la Beth Harmon de ‘Gambito de dama’ y se adelantó a su época y a su amigo Bobby Fischer. Fallecida a los 90 años en su casa de Carmel (Nueva York), Lisa Lane fue la primera ajedrecista ‘cool’. Llamaba la atención por su aspecto, para bien, y apareció en la portada de ‘Sports Illustrated’ en 1961. El genio de Brooklyn tardó once años y necesitó ser campeón del mundo para llevar por segunda vez el ajedrez a la misma página, la más deseada de las revistas deportivas de todo el mundo. Ambos llegaron a su cima, una más alta que otra, y desaparecieron.

Lisa Lane falleció el pasado 28 de febrero por culpa de un cáncer, pero su muerte no fue difundida por los grandes medios hasta varias semanas después. Su aparición en la famosa publicación no fue lo único en lo que rivalizó con Fischer, con quien mantuvo buena relación. Nacida en Filadelfia en 1933, nunca conoció a su padre, un ludópata enganchado a las carreras de caballos. Fue criada por su abuela con ayuda de los vecinos, mientras su madre conseguía algo cercano a medio sueldo con dos trabajos. Su biografía también contiene elementos trágicos: sufrió profundas depresiones, sobre todo después de atropellar y matar a una anciana en 1957.

Portada de ‘Sports Illustrated’ dedicada a Lisa Lane, en 1961

Walter Tevis se basó en sus propias experiencias cuando describió a su protagonista en ‘Gambito de dama’, pero es muy posible que se fijara también en aquella joven enigmática que irrumpió en el ajedrez estadounidense como una exhalación. Apenas dos años después de empezar a jugar, ganó su primer título nacional femenino, es cierto que sin la enorme competencia que existe en la actualidad. Su mayor Elo fue de solo 2002 puntos.

Como ajedrecista, Lisa Lane fue tardía, una jugadora de café que descubrió los tableros en su primer año como universitaria, a la que tampoco llegó a la edad habitual. Se convirtió en una jugadora ávida (estudiaba 10 o 12 horas diarias) y enseguida ganó el Campeonato de Filadelfia en 1958, un año antes de lograr su primer Campeonato de Estados Unidos, con 26 años. Gisela Kahn Gresser recuperó la corona en 1962 y en 1963 ambas compartieron el título.

Lisa Lane y Bobby Fischer

Su vida se siguió cruzando con la de Fischer con una frecuencia que sorprende. Ella y su segundo marido, el periodista Neil Hickey, eran amigos de Bobby e incluso lo ayudaron con algunos de sus artículos. En el ‘Times’, por cierto, titularon que Lane había abandonado el torneo de Hastings «por amor», cuando conoció a quien sería su segundo marido.

En el programa de televisión ‘The Dick Cavett Show’, el famoso presentador llegó a decir al flamante campeón mundial: «Solo conozco a una ajedrecista. Es Lisa Lane y lo único que recuerdo de ella es que está muerta». Luego preguntó a Fischer y el entrevistado, aparte de negar que existiera sexismo en el ajedrez sin demasiada sutileza («Daría la bienvenida a algunas chicas», corrigió el error sobre Lisa Lane: «Creo que dijiste que estaba muerta, pero sigue por aquí».

Lisa Lane, en 1963

Según Jennifer Shahade, Lane abandonó el ajedrez en parte porque no quería ser identificada como una jugadora y estaba harta de que la presentaran en todas partes como campeona de ajedrez. Muchos años después, de vuelta a las páginas de ‘Sports Illustrated’ explicó que su pasado en los tableros estaba lejos de ser lo más importante de su vida. Por otro lado, sentarse a jugar le causaba desasosiego y se sentía como si en cada partida tuviera que defender el título de campeona de Estados Unidos.

Por otro lado, a Lane le molestaban las diferencias económicas entre hombres y mujeres ajedrecistas. Según cuenta ‘The New York Times’, intentó organizar una protesta femenina colectiva para pedir más dinero, pero no encontró apoyos. En cambio, algunos amigos la secundaron y se presentaron en el Campeonato de Estados Unidos con carteles que decían: «¿Un hombre vale como diez mujeres?» y «¿De qué sirve un rey sin una reina?».

Como Fischer, reclamó más dinero por su trabajo y lo dejó antes de tiempo. «Soy la jugadora de ajedrez estadounidense más importante», afirmó a ‘The New York Times’ en 1961. «La gente se sentirá atraída por el ajedrez gracias a una chica joven y bonita. Por eso el ajedrez debería apoyarme. Traigo publicidad y, en última instancia, dinero». Como Bobby, conocía bien la importancia de los medios, pero no lograba llevarse bien con ellos. Tenía más motivos que su amigo, ya que ella debió soportar decenas de entrevistas en las que le preguntaban una y otra vez por su vida sentimental más que por el ajedrez.

La imagen de arriba, que ilustró la portada de ‘Sports Illustrated’, es de John G. Zimmerman

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