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Tres veces campeón de Rumanía, con bandera española desde 2017, Suba ha fallecido este domingo a los 78 años. Su estado de salud era precario y su juego, una sombra del que fue, pero siguió enganchado a los tableros hasta el final.
Se sabía que Mihai Suba estaba mal de salud, pero la noticia de muerte es triste, más aún después del amargo adiós de Daniel Naroditsky. Afincando en Alicante desde hace tiempo, era un asiduo a nuestros torneos. Más de una vez fue ingresado durante la celebración de alguno de ellos, pero era incapaz de dejar el ajedrez, una droga benigna que le permitía comprobar que sus tiempos de gloria eran algo del pasado.
Su valentía y su amor por los tableros no eran lo único excepcional de su carrera. Aprendió a jugar muy tarde, a los 19 años, pese a lo cual se convirtió en gran maestro y ganó tres campeonatos de Rumanía, además de un Europeo y un Mundial, ambos de veteranos. Suba falleció este domingo, a los 78, por causas que de momento se desconocen.

Creo que fue en el abierto de San Vicente del Raspeig donde le dio un nuevo ataque. Ver a Suba jugando, casi incapaz de mantenerse en la silla pero luchando por jugar hasta el final de su vida, provocaba una mezcla de ternura y admiración. Nacido en Bucarest (Rumanía) en 1947), el gran maestro ha fallecido en nuestro país a los 78 años. Especialmente estrecha fue su relación con el club de ajedrez de l’Alfàs del Pi, donde «brilló como jugador y desarrolló una valiosa labor formativa y de promoción del ajedrez de la zona». Quizá su enseñanza más conocida era una frase que decía que «los alfiles malos defienden peones buenos».

Luis Barona, organizador del Festival Internacional de Ajedrez Gran Hotel Bali, recuerda que jugó en sus torneos muchas veces: «Todo un honor haberlo tenido por estas tierras todos estos años». Arthur Kogan asegura que fue «un pensador del ajedrez que nos recordó que la estrategia está viva y el coraje cuenta». «La semana más triste del ajedrez termina con la noticia del fallecimiento del Mihai Suba. El ajedrez era su vida y siempre estaba dispuesto a sentarse frente a cualquier aficionado para discutir una posición en el tablero», añade Luis Fernández Siles.
Top 30 mundial
Yo he conocido la noticia de su muerte gracias a la Federación de la Comunidad Valenciana, que lamentaba la desaparición de uno de sus jugadores más ilustres, que logró el título de maestro internacional en 1975 y el de gran maestro en 1978. No contento con eso, fue campeón de Rumanía en 1980, 1981 y 1985, un año antes de alcanzar su máximo Elo, 2580 puntos, que lo situaba entre los 30 mejores jugadores de su tiempo. En esos años, un jugador con 2600 puntos era un miembro reconocido de la élite y se puede decir que Suba perteneció a ella.
No está mal la partida que le ganó a Bent Larsen en Las Palmas, en 1982.
Por petición de Jorge Calvo Cantero, gran conocedor del ajedrez clásico, añadimos la partida que Suba le ganó a Viktor Korchnoi en Beer Sheva:
El gran maestro Oleg Korneev, otro ilustre nacionalizado, asegura que Suba que era «un jugador dinámico y muy fuerte, uno de los mejores del mundo a principios de los años 80». De hecho, «estuvo a un pasito de clasificarse para el Candidatos en el Interzonal de Las Palmas de 1982». Aparte del ajedrez, destaca Korneev, el rumano era «un experto en otros juegos de mesa y daba clases de informática». Se sabe que también hablaba varios idiomas.
Libros de Suba

Suba era «una persona abierta, culta y educada», agrega el GM nacido en Rusia, y escribió varios libros de ajedrez, como ‘Estrategia de ajedrez dinámica’, ‘Positional Chess Sacrifices’ y otro sobre la defensa erizo (‘The Hedgehog’). El primero es un clásico indiscutible.
Entre sus títulos, destacan el de campeón del mundo de veteranos en 2008 y el de campeón de Europa de veteranos en 2011, cuando ya vivía en Alicante, según destaca la Federación Valenciana. Aunque quizá su éxito más meritorio fuera el subcampeonato absoluto provincial de Alicante, en 2020.

Otro triunfo destacado se produjo en Dortmund, en 1983. Asimismo, compartió la primera posición en Praga (1985). Ya afincado en España, mantuvo una estrecha relación con la Comunidad Valenciana —especialmente con el club de Alfaz—, donde no solo brilló como jugador, sino que también desarrolló «una valiosa labor formativa y de promoción del ajedrez de la zona».
En la imagen de arriba, Mihai Suba, en el Campeonato de España de Veteranos. Foto: Luis Barona
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