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Dar o no dar la mano, un dilema terrible

Duda se niega a dar la mano al ruso Khismatullin

Duda se niega a dar la mano al ruso Khismatullin

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En el último Mundial de rápidas hemos visto varias situaciones incómodas, en las que destacados ajedrecistas se negaban a estrechar la mano a sus rivales, un saludo obligatorio para la FIDE

El deporte debería estar al margen de la política y de la guerra, pero somos humanos. Dar la mano es un pequeño gesto, que a veces cuesta completar, aunque salga caro no hacerlo. ¿Qué ocurre si te toca jugar contra un rival que apoya de forma expresa la invasión de tu país? Por otro lado, ¿podemos exigir a alguien a que se convierta en un héroe y se arriesgue a un castigo? ¿Debería permitir la FIDE que los rusos sigan jugando? Os adelanto que no tengo respuesta a casi ninguna de estas preguntas.

Recordemos también que en 2008, Ivan Cheparinov fue castigado por no darle la mano a Nigel Short. El británico lo denunció y le dieron el punto sin jugar, aunque después del recurso posterior el comité de apelación, (formado por Kramnik, Krasenkov y Judit Polgar) dio al búlgaro la oportunidad de pedir perdón y jugar la partida. Lo hizo y la cosa no pasó a mayores.



El reglamento establece la obligación de dar la mano al contrincante, bajo pena de perder la partida si no se hace.

«Cualquier jugador que no esté dispuesto a dar la mano a su oponente antes de la partida (o saludarlo de una manera normal, conforme a las reglas sociales de su país) y que no lo haga ni siquiera después de que el árbitro se lo haya pedido, o si insulta deliberadamente a su rival o a los árbitros del torneo, perderá inmediatamente la partida».

Reglamento de la FIDE

En los Mundiales de rápidas de Samarcanda, vimos esa situación varias veces. Circulan al menos un par de vídeos en los que Jan-Krzysztof Duda y Anna Muzychuk no estrecharon la mano de sus enemigos. Estos no protestaron y los árbitros no intervinieron de oficio, como sí ocurrió en el famoso baile de los caballos entre los rusos Ian Nepomniachtchi y Daniil Dubov.

Hay una larga lista de precedentes en los que la FIDE, quizá con buen criterio, evita los emparejamientos más delicados siempre que es posible, para evitar estas situaciones y que los jugadores se vean en un compromiso. Puede darse el caso de que un ajedrecista dé la mano a su oponente, por obligación o por convencimiento, y luego se vea envuelto en un problema mayor, de vuelta a su país. La alternativa es no saludar y arriesgarse a perder la partida.

La propaganda como amenaza añadida

El dilema es morrocotudo y es difícil decidir qué hacer en estos casos. Podemos aplaudir a quien queramos, pero es injusto criticar a los que se comportan de un modo que no nos gusta. Como siempre, se admiten opiniones contrarias.

Peter Heine Nielsen tiene las cosas claras y describe la situación que vivió Anna Muzychuk contra Valentina Gunina, que luego ganó la partida y el Mundial. «Ningún apretón de manos antes de la partida, tensión incómoda, ya que Muzychuk es completamente consciente de que está siendo filmada y que la propaganda rusa utilizaría un apretón de manos». La situación dura más, pero veamos un corte del vídeo suficientemente significativo:

https://damasyreyes.es/wp-content/uploads/2024/01/gunina-muzychuk-video-manos.mov

Nielsen recuerda que cuando se saludaron el ucraniano Kuzubov y el ruso Artemiev en el Gran Suizo de la FIDE, el hecho fue destacado en la prensa rusa.

Otro ejemplo notable fue el de Duda, que incluso hace un gesto para indicar que no piensa dar la mano a Denis Khismatullin, sobre el que Leontxo García escribió en ‘El País’. En el artículo se preguntaba por qué el ajedrecista ruso, entrenador de Sergey Karjakin y tan prebélico como él, no ha sido sancionado por la FIDE y puede jugar sus torneos. Aquí cabe añadir que el propio Karjakin también podría haber participado en el Mundial, una vez cumplida su sanción, que le impidió estar en el último torneo de Candidatos.

Veamos qué hizo Duda:

Por suerte para el polaco, los árbitros tampoco le castigaron por su gesto, comedido pero firme. En general, su decisión ha sido aplaudida, pero en algún medio ruso el director ejecutivo de la Federación de aquel país lo describe como «un joven poco educado». En el título, destacan otra frase de Alexander Tkachev: «Es una pena que el mejor ajedrecista de Polonia se comporte así».

No dar la mano en otros contextos

Yosha Iglesias, ajedrecista francesa transgénero que acaba de conseguir el título de Maestro Internacional –que la FIDE mantiene en suspenso según su última y polémica normativa– denunciaba que el GM ruso Andrei Schekachev también evitó darle la mano justo después de su transición. «Antes, él nunca tuvo problemas para estrecharme la mano o incluso para salir de fiesta conmigo. ¿Le dará la FIDE una advertencia oficial?».

La jugadora francesa aludía a su vez a un comentario del periodista Tarjei S. Svensen, que aseguraba que el joven GM ucraniano Shevchenko había sido advertido por la Federación Internacional por haberse negado a dar la mano al ruso Kobalia el año pasado.

Si seguimos tirando del hilo, o de los dedos, aparecen nuevos casos difíciles de resolver. Mientras siga esta guerra y las otras me temo que volveremos a ver situaciones como las comentadas. Ojalá la tensión no vaya en aumento y la escalada se detenga en los tableros, a los pies de los caballos.

Ceguera mutua

Cambiando de tercio, en la recopilación de vídeos curiosos del Mundial, no está mal este de ChessBase India en el que vemos cómo Daneshvar Bardiya se deja una torre y Nepo (está en todas el tío) no se da cuenta y deja pasar cuatro jugadas sin comérsela. Debido a eso, permite que la partida acabe en tablas. Sin duda, a todos los mortales nos ha pasado alguna vez y cuando le ocurre a un gran maestro de élite nos sentimos un poco reconfortados.

Esperemos que podamos disfrutar más de vídeos cómo este y menos de imágenes de enfrentamiento entre los jugadores. Eso sí, la FIDE cumple este año un siglo de vida, pero su lema, «Somos una familia», está lejos de cumplirse.

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