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Entrevista con el empresario alemán que ha lanzado el circuito de «ajedrez libre» en colaboración con Magnus Carlsen. Asegura que será «un negocio similar a la Fórmula 1»
El lector recordará una frase de Magnus Carlsen durante la polémica de los vaqueros, en el Mundial de Rápidas: «Ya no pueden amenazarme con nada», dijo. Su gran socio en la aventura del Freestyle Chess, el empresario alemán Jan Henric Buettner, mantiene un discurso casi idéntico. En una entrevista telefónica con Damas y Reyes, el hombre que ha puesto en jaque a la FIDE asegura que no teme ninguna posible acción de dicho organismo, que le da igual si Arkady Dvorkovich dimite o no y que…
Jan Henric Buettner (Hamburgo, 1964) hizo fortuna gracias al desarrollo de las comunicaciones e internet. Cuando irrumpió en el ajedrez, lo hizo por la puerta grande. La sede ya la tenía: una antigua edificación junto al mal Báltico, al norte de Alemania, que transformó en una villa de lujo con unos estándares de calidad que decidió trasladar a las 64 casillas. Crear el Weissenhaus Private Nature Luxury Resort costó 7,5 millones de euros.

En realidad, el propósito inicial de Buettner no era recuperar el ajedrez «libre», pero quería contar con Carlsen a toda costa y pilló al noruego cansado de estudiar aperturas. «Le dije a Magnus que iba a organizar un torneo alrededor de él y sus ideas, y él quería jugar Fischer Random al más alto nivel, con tiempo normal para pensar», cuenta el hombre que ha puesto en jaque a la FIDE. Jan Henric ama el ajedrez, aunque «presuma» de no ser un buen jugador: «No tengo ni idea. No tengo Elo. No he jugado ajedrez de competición, ni siquiera usaba reloj, simplemente jugaba con mis amigos frente a la chimenea».
Buettner se anticipa a una de las preguntas que habrá escuchado muchas veces. «Comercializamos esta modalidad para un público muy amplio, así que lo llamamos Freestyle (ajedrez de estilo libre) porque Fischer Random 960 suena como algo que compras en la farmacia para el resfriado».
Lo que el empresario tiene claro es que el ajedrez no es una más de sus donaciones a diferentes causas. «Esto no es dar dinero a algo. Montamos una empresa y recaudamos 20 millones de dólares de inversores. Será un gran negocio, similar a la Fórmula 1».
Buettner: «No necesitamos a la FIDE»
Tanto Buettner como Carlsen han pedido la dimisión de Arkady Dvorkovich. ¿Cree que es la única salida? «No nos importa en absoluto lo que haga. El caso es que el propio Dvorkovich dijo que dimitiría si la junta directiva no compartía su decisión. Obviamente, es lo que ocurrió, pero no renunció. No nos importa la FIDE. La Federación Internacional no tiene la menor importancia para nosotros. Somos una organización independiente. Seguimos nuestro propio camino. Disponemos de financiación propia. No necesitamos a la FIDE en absoluto. No necesitamos hablar con nadie ni su aprobación. No nos podría importar menos esta organización».
Como cabía esperar, Buettner tampoco teme las posibles acciones legales. «¿Por qué? ¿Contra qué podrían ir? ¿Cuál es la razón?». ¿Es todo una cuestión semántica, por el uso de la expresión ‘campeón del mundo’? «Ya han perdido ese caso antes. Intentaron demandar a otra persona para que no utilizara las palabras ‘Campeonato del Mundo’, pero perdieron antes de 2021. Puedo enviarle los documentos judiciales. Ellos saben que no son dueños de la palabra «mundo». Nadie puede poseer esa palabra y por eso fueron contra los jugadores, intentando detener a jóvenes adolescentes con su director legal. Sabían que no tienen nada contra nosotros e intentaron ir contra los jugadores. Creo que es la peor idea posible ir en contra de tus principales activos».
«No recibirán nada de nosotros»
En el acuerdo inicial entre la FIDE y Freestyle Chess, esta organización había aceptado contribuir con 300.000 dólares anuales para la organización de algún torneo oficial. Eso se ha acabado, según dice tajante Buettner. «Esa fue mi propuesta, en efecto, y pensaron que era una gran idea, pero al final dejaron de hablar conmigo y emitieron un comunicado diciendo que las negociaciones habían terminado. Por supuesto, ahora no recibirán nada. Esa fue mi oferta de buena cooperación, pero no la quieren. No obtendrán nada de nosotros, absolutamente cero».
—¿Sospecha que hay otras personas a cargo de la FIDE y no su presidente?
—Sí, tal vez. No lo sé. Quizás Arkady sea sólo un encargado. No sé qué dice su contrato de trabajo. No sé quién está a cargo, pero tampoco me importa.
—Si Dvorkovich dimitiera, ¿cree que elegirían a un presidente mejor?
—Ni lo sé ni me importa. Tampoco me importa si siguen existiendo o no.
—Demasiado a menudo, el ajedrez ha dependido de la amabilidad de los amantes de este juego con dinero. Es difícil de entender que sea tan difícil atraer a empresas neutrales, si se las puede llamar así, porque el ajedrez es barato en comparación con otros deportes y lo juegan muchos millones de personas.
—Esto es exactamente lo que estamos cambiando. Estamos haciendo un negocio con el ajedrez. No aportamos dinero como si fuera algún tipo de causa, sino para hacer un negocio que sea sostenible por sí mismo, similar a la Fórmula 1, por ejemplo.
—¿Cree entonces que el ajedrez puede ser un espectáculo multitudinario?
—Sí, absolutamente. Así será.
—¿Incluso en televisión?
Sí, sí, sí. Ya tenemos a DAZN. Retransmitirán nuestro torneo a partir de mañana y ya estaremos en la televisión.
—¿Qué otras ideas tiene para popularizar el ajedrez?
—En primer lugar, queremos acercarnos a las grandes ciudades del mundo, en China, India, países asiáticos y árabes, EE.UU., que quieren darnos derechos de acogida millonarios para que vayamos con los mejores ajedrecistas del mundo y demos a conocer sus ciudades durante nuestros torneos. Además, vamos a tener patrocinadores. Nos contactan patrocinadores muy buenos y occidentales, similares a los de la Fórmula 1. También vamos a tener los derechos de los medios y del mercado de las apuestas, la publicidad personal y los derechos de imagen de los ajedrecistas. Se pueden obtener muchos ingresos con este deporte atractivo para las masas.

—Supongo que su objetivo no es sustituir al ajedrez clásico.
—Exacto. No orinamos en la piscina de nadie. La FIDE lo intentó con nosotros, pero vamos a lo nuestro. Como escribí en mi carta, podemos tener una convivencia amistosa, similar a la que tienen el voleibol clásico y al voley playa, que también pueden coexistir. Uno no tiene por qué reemplazar al otro. Es solo un problema con una parte que intenta conseguir dinero sin hacer ninguna contribución. Solo quieren tu dinero porque tal vez piensen que son la mafia o lo que sea. No lo sé.
—¿Qué lecciones de sus anteriores negocios ha llevado al mundo del ajedrez?
—En primer lugar, para construir una empresa y alcanzar el punto de equilibrio rápido que nos dé independencia, hay que recaudar el dinero de los inversores que necesitamos para establecerla. En segundo lugar, acudir a los patrocinadores e intentar reemplazar el dinero de los inversores con el de los patrocinadores. En última instancia, aumentar el valor y luego devolver el dinero a los inversores, vendiendo la empresa o grandes partes de ella a inversores estratégicos.
—De momento, en sus torneos participan solo unos pocos jugadores, pero a gran escala podrían tener problemas con las trampas. No sé si tiene alguna idea sobre esto.
—Tenemos reglas anti-trampas muy estrictas, pero además solo contamos con los mejores jugadores del mundo. No queremos que jueguen más de 12 ajedrecistas, porque somos como la Fórmula 1. Somos los mejores de los mejores. No estamos ahí para los deportistas en general. Eso se parece más a un deporte amateur en general. Somos la parte deportiva profesional del mundo del ajedrez.
—Quizás ese enfoque podría entenderse como elitista.
No sé. Sí, pero es como la Fórmula 1. Es para la élite. Es lo mejor. Adoptando este enfoque y contando con jugadores de élite, automáticamente atraes a otros grupos. Entonces lo levantas y despiertas el interés de otras personas y los jóvenes estarán interesados en participar. Y así, todo el mercado entra en un movimiento que arrastra a todos detrás.
—¿Ha conocido a algún jugador al que no le guste el Freestyle Chess?
No, ninguno. Buena pregunta. A todo el mundo le encanta. Todos quieren jugarlo y ser parte de ello.
—¿Usted también lo ha probado?
Sí, claro. De hecho, estamos preparando un curso. Saldrá en los próximos días. Será un curso online de Freestyle Chess.
—¿Cómo es su trato con Magnus Carlsen?
—Es muy, muy simpático, muy amistoso. Es una persona muy divertida, se sabe muchos chistes. Es muy agradable. Somos muy buenos amigos ahora.

—¿No es una tragedia que el número uno y el presidente de la FIDE tengan tantas disputas?
No. Quiero decir, cuando tienes éxito en algo, hay mucha gente que intenta comer de tu plato. Así que siempre hay gente que intenta venir y pedirte algo. Hay mendigos que piden dinero y que son mafiosos. Piden dinero por motivos criminales, pero solo queremos tratar con personas que tienen algo que aportar. Así es como trabajamos. No trabajamos con la mafia y no mendigamos. Eso es asombroso.
—¿Cómo cree que terminará esta historia?
—Bueno, creo que ya terminó. Le hemos dado a la FIDE la gran oportunidad de participar en nuestro circuito, algo con lo que no tenían nada que ver. Podrían haberse unido a nosotros y ser parte de ello y ganar dinero y estar orgullosos de ello. Ahora han elegido el otro camino. Entonces, nosotros nos dedicamos a los nuestro y ellos a lo suyo. Ese es el final de la historia.
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