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Las tablas en 23 jugadas de la segunda partida demuestran que las reglas contra los empates rápidos no valen para nada
Ding Liren y Gukesh D firmaron unas tablas relativamente tranquilas en la segunda partida del Campeonato del Mundo de Ajedrez que se disputa en Singapur. Solo fueron 23 jugadas, aunque no tan rápidas ni placenteras como cabría suponer por los números. Después del movimiento 14, de hecho, el aspirante había consumido más de una hora, mientras que el campeón, que ayer empezó con dudas, no llegaba al cuarto de hora.
Gukesh confesó después que se había visto sorprendido en la apertura, una italiana ‘pianísima’ con la que Ding logró una ventaja mínima (0,2). David Martínez alertaba a los seguidores de Chess.com contra los «vendedores de humo», incluidos sus dos colegas de retransmisión, Miguel Santos y Pepe Cuenca, que encontraban líneas en las que las negras sufrían lo indecible en penosos finales.
Lo cierto es que después de su sorprendente victoria de la víspera, Ding podría haber exprimido un poco más esas dos décimas de ventaja, pero el chino es un tipo pacífico y en reconstrucción. Vio que su oponente se defendió con tranquilidad y dio por bueno el empate, que al fin y al cabo le sirve para mantener el liderazgo en el marcador: 1,5 a 0,5 después de las primeras dos partidas.
Al contrario que las novelas y películas, que por eso suelen ser más interesantes, la historia la escriben los vencedores. Por eso no podemos criticar a Ding Liren por su conformismo, menos aún en una posición casi seca, pero estamos seguros de que Magnus Carlsen habría seguido un ratito más.
¿Hacen falta nuevas reglas?
El reglamento del Mundial también está diseñado para impedir las tablas demasiado rápidas, pero cualquier ajedrecista sabe cómo esquivar estar normas. En este caso, se prohíben las ofertas de tablas antes de la jugada 40, una puerta absurda en mitad del campo. A Ding y a Gukesh les bastó mirarse un segundo para hacer tablas por triple repetición.
De momento, con el espectáculo que dieron en la primera partida, ambos tienen el beneficio de la duda, pero si la FIDE pretende acabar con los empates fugaces en sus torneos de ajedrez clásico, debería empezar a estudiar otras medidas. Para llenar las 4 o 5 horas previstas, una de las mejores opciones es la que propone siempre Miguel Illescas: después de unas tablas, podrían jugar otra partida con los colores cambiados, cada uno con el tiempo que le quede en el reloj. Y así hasta que haya una partida decisiva.
Veamos cómo fue la segunda partida del Mundial de Ajedrez:
Ding Liren reconoció después que su idea era «jugar con cuidado, porque unas tablas me venían bien». «Recordé que mi segundo me dijo que después de 12.b3 la ventaja de las blancas era de 0,2, según el ordenador, por lo que puede que haya desaprovechado algunas oportunidades».
«Yo solo quería jugar una buena partida», dijo Gukesh. «Con negras y tan temprano en el duelo no quieres hacer nada estúpido. Ayer me sentía bien, estaba fresco y seguro, solo que omití algunas tácticas que le pueden pasar a cualquiera en cualquier momento».
Según cuenta Michael Rahal en el boletín oficial de la partida, el momento clave fue el movimiento 14. Rdc1. Ya fuera de su preparación, Ding Liren abandonó la columna abierta para evitar intercambios y reagruparse. Sin embargo, pronto quedó claro que su plan había sido contraproducente. «El movimiento Rc1 es una idea típica en este tipo de estructuras, pero no creo que sea una buena elección en la partida, porque no sabía cómo desarrollarme mientras que él tenía un caballero muy fuerte en d4. De hecho, más tarde, moví la torre de vuelta a d1, lo que significa que no estaba contento con la torre en c1», lamentó después el campeón.
Después de la tormenta, Gukesh D estaba bastante feliz: «Hoy fue un buen día y espero tener muchos más días buenos en el futuro», declaró. El aspirante parece tranquilo y confiado en la remontada. Una buena señal es que hoy no se volviera loco intentando empatar el duelo a toda costa. No era el momento.
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