Hikaru Nakamura y Tan Zhongyi se clasifican para el torneo de Candidatos, que se disputará en Toronto en abril de 2024
El dominio indio en el ajedrez del siglo XXI puede empezar a cansar a algunos. Que se vayan acostumbrando. En un domingo de ‘tablero deportivo’, el festival de los ajedrecistas de aquel país fue total. Vidit Santosh Gujrathi ganó el Gran Suizo de Isla de Man en categoría absoluta, pese a que empezó con una derrota que ya casi nadie recuerda, y Vaishali Rameshba dominó hasta el final la prueba femenina.
Ha sido una competición fantástica, con abundancia de partidas interesantes, grandes combinaciones y ajedrez de primer nivel. Sirve además como aviso de lo que pueden dar de sí los jugadores indios en el próximo torneo de Candidatos, aunque sean menos conocidos que sus rivales. Vidit ha ganado 22 puntos Elo y ha subido 12 posiciones en la clasificación mundial. El salto de Vaishali, aún mayor, es de 30 puntos.
En el cuadro femenino, Vaishali corroboró su impresionante momento de forma. Dado que también estaba clasificado ya su hermano pequeño, Praggnanandhaa, la familia viajará a Toronto el año que viene (su madre no se lo pierde) para participar en un Candidatos histórico. Será la primera edición en la que hombres y mujeres compartirán fechas y sede. La cita empezará el 3 de abril y no terminará hasta el día 25, con una bolsa de premios de 750.000 euros, aún mayor que la vista en Isla de Man.
En el Gran Suizo, en efecto, se repartieron 600.000 dólares (80.000 de ellos para Vidit), y si queremos una comparación aún más odiosa, Mónica Calzetta solo se llevó 1.500 euros por su triunfo en el Mundial de Veteranos.
Por detrás de Vaishali quedaron a ucraniana Anna Muzychuk y Tan Zhongyi, que ganó por el sistema de desempate a la sorprendente ajedrecista de Mongolia Batkhuyag Munguntuul. La jugarora china se gana así su billete para Toronto, dado que Muzychuk ya estaba clasificada. Es imprescindible destacar también a la sueca Pia Cramling, que a sus 60 años se niega a abandonar la élite y acabó séptima. Es un caso digno de estudio.
Entre los españoles que han sufrido en este Vietnam, David Antón, Alexei Shirov y Alan Pichot salvaron la cara con seis puntos, justo por encima del 50 por ciento. El niño incluso ganó unos pocos puntos Elo. Eduardo Iturrizaga se tuvo que conformar con cinco y Jaime Santos fue quien peor lo pasó, con 4,5. Peor le fue a Ana Matnadze, que terminó con 4. Esperemos que los heridos se recuperen para el Campeonato de Europa por equipos.
También habrá que seguir de cerca la Copa Sinquefield, en la que tres ajedrecistas se juegan la plaza para el Candidatos que se otorga al jugador con mejor Elo. Aspiran al puesto Firouzja (2762), Giri (2754) y Wesley So (2752). Lo más llamativo del asunto es que estará observándolos Sergey Karjakin, que ya cumplió su sanción y solo tiene dos puntos menos que So. Si los tres de arriba hacen un torneo desastroso, podría incluso clasificarse desde la barrera, lo que además crearía un conflicto por las inclinaciones prebélicas del ruso.
Cámpora se cae del podio en el Mundial
Entretanto, en Italia se decidían también dos títulos de los Mundiales de Veteranos, con la tranquilidad que daba saber que Mónica Calzetta era la campeona femenina en mayores de 50. La pena fue que Daniel Cámpora perdió ante el eslovaco Lubomir Ftacnik, otro histórico que logró así la segunda posición, por detrás de John Nunn, quien repite oro en el Mundial absoluto para mayores de 65.
El sistema de desempate fue perjudicial para el jugador argentino, una pequeña injusticia si se tiene en cuenta que fue el único capaz de derrotar al campeón británico. El beneficiado fue el francés Nikolay A. Legky, que se colgó la medalla de bronce. José Luis Fernández se pudo despedir con una victoria y terminó duodécimo, a solo medio punto de los citados.
Al igual que Cámpora, el chileno Ivan Morovic también terminó en quinta posición en la categoría de mayores de 50. El título lo ganó con autoridad otro británico, Michael Adams, que confirmó su condición de gran favorito.
La foto de Vidit Santosh Gujrathi es de Maria Emelianova