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El Mundial femenino de partidas relámpago fue para Ju Wenjun, que reeditó su victoria, otra vez ajustadísima, contra su compatriota Lei Tingjie
Recién empezado el año en Europa y cuando 2024 agonizaba al otro lado del Atlántico, el ajedrez logró inventarse una novedad absoluta, lo nunca visto en los tableros. Magnus Carlsen, que sabe bien cuándo y cómo tensar todas las cuerdas de su guitarra, propuso a la FIDE compartir el título con Ian Nepomniachtchi después de siete partidas sin un ganador. La Federación Internacional, muy tocada por la polémica de los vaqueros, algo recuperada cuando consiguió el regreso de Magnus, se sintió en zugzwang y aceptó la propuesta, muy criticada por comentaristas y aficionados.
También fue aplaudida por algunos, por lo que supone de «gesto bonito», canto a la deportividad y otros brindis al sol. Miguel Santos lo calificó como «el mayor anticlímax de la historia». Hans Niemann, que se dejó remontar por Carlsen un duelo apasionante en cuartos de final, también protestó: «Hay un campeón mundial. No es un título que se pueda ‘compartir’ sin más», escribió enseguida en X, antes de añadir: «Pelea, pelea, pelea».
No se quedó ahí: «El mundo del ajedrez es oficialmente una broma», agregó, con algunas palabras en mayúsculas, detalle antiestético que omitimos. «Esto no se ha hecho nunca en la historia. No puedo creer que el organismo oficial del ajedrez esté siendo controlado por un jugador por segunda vez esta semana. ¡Solo puede haber un campeón del mundo!». Niemann también puso el ejemplo de Alcaraz y Sinner pactando repartirse un título.
Que a Niemann le va la bronca tampoco es nuevo, pero esta vez le damos la razón. ¿Qué pasaría si se propaga esta idea y todos los finalistas hacen lo mismo? En el póker, un juego que le gusta a Magnus, se hace con frecuencia entre los finalistas, que así arriesgan lo menos posible. No por eso es una buena solución.
Veamos cómo celebraron los dos nuevos campeones del mundo el reparto de la corona, que dejó a decenas de miles de personas con ganas de seguir viendo ajedrez de primera. Eso también hay que reconocérselo a Carlsen y a Nepo, que estuvieron sublimes en su fantástico duelo:
History has been written today! #RapidBlitz
— International Chess Federation (@FIDE_chess) January 1, 2025
We have two 2024 FIDE World Blitz Champions! Congratulations 👏 👏 pic.twitter.com/nFFslLaYM9
Lo ocurrido también es la prueba de que Magnus Carlsen sabe lo que son los nervios, aunque lo disimule mejor que nadie. Los sufrió en cantidades industriales en sus dos primeras partidas contra Niemann, un archienemigo que sabe cómo sacarlo de sus casillas, y luego en casi todas las partidas contra Nepo.
Remontada contra Niemann
En los cuartos de final del Mundial de Ajedrez Relámpago, Niemann se puso por delante, pero el noruego se reconcentró y demostró que al menos en el control de las emociones es superior: 2,5 a 1,5 para él al final. Superada esta prueba de fuego y aliviado, arrasó a Duda (3-0), que había derrotado con suficiencia a Fabiano Caruana en la ronda anterior.
Contra Nepo, todo parecía un trámite más. Le ganó las dos primeras partidas a su viejo cliente, que sin embargo se recuperó de manera increíble (Pepe Cuenca le daba el 3% de posibilidades) e igualó el marcador instantes después de que en España nos dieran las uvas. Qué manera de terminar y empezar un año.
Después de dejarse remontar, en las partidas de muerte súbita (quien ganara primero se llevaba la corona), Carlsen salvó varias bolas de partido asombrosas. Siempre innovador, a menudo ventajista con los reglamentos y agotado después de siete partidas de infarto, tuvo la idea más brillante de todo el Mundial, proponer a la FIDE la idea de compartir el oro con Nepo. Como jugada, era de las que merecen un signo de admiración y otro de interrogación, o puede que dos y dos. Era un jaque en toda regla a la FIDE, que no tuvo la fuerza de oponerse a un cambio de reglamento sobre la marcha, después del lío de los pantalones. El Divis, que estaba de merecida parranda, se conectó por unos minutos para dejar constancia de que aquello le parecía «una vergüenza».
Entre los partidarios de la solución, destaca el árbitro Chris Bird: «Teniendo en cuenta todo lo que ha pasado esta semana, no se me ocurre un final más apropiado que el de Dvorkovich y Magnus Carlsen reescribiendo el reglamento sobre la marcha para poner fin al Mundial de Rápidas y Blitz de este año».
En el Mundial femenino, el duelo entre las ajedrecistas chinas Ju Wenjun y Lei Tingjie estuvo tan igualado que las cuatro primeras partidas terminaron en tablas, así como la siguiente de la muerte súbita. La primera que fallara, perdería el título. Quizá porque son compatriotas y habría cantado hacer lo mismo, quizá porque no se les ocurrió, siguieron jugando. Si sus partidas se hubieran celebrado después podrían haberse acogido a la misma enmienda. En cualquier caso, a la sexta fue la vencida, con victoria dela campeona mundial, que ya le ganó la corona de ajedrez clásico a su amiga el año pasado, también por al mínima.
Tensión entre Dubov y Niemann
El día, como el año, había empezado calentito. Cuando Dubov no se presentó a jugar su partida contra Niemann, el americano había retado al ruso con una apuesta: le ofrecía pagarle el viaje y el alojamiento para jugar un duelo de partidas rápidas con 10.000 dólares en juego. Por un lado, Daniil respondió que estaba dispuesto a jugar y subía el dinero en juego: si Hans aceptaba pasar un detector de mentiras de verdad, se enfrentarían a 24 partidas, con 2.000 de los grandes por punto. Desde una empresa comercial hicieron una nueva resubida, primero a 100.000 dólares y luego a un millón, pero a esas alturas todo parecía un concurso de fanfarronadas sin el menor viso de llevarse a cabo. Más confianza tengo en una segunda edición del ‘Clash of Claims’, aunque si Kramnik fue difícil de manejar, no quiero ni pensar lo que ocurriría con Niemann.
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Fascinante!