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Los niños más peligrosos del planeta

Bodhana Sivanandan. Foto: Sergey Indeykin / FIDE

Bodhana Sivanandan. Foto: Sergey Indeykin / FIDE

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Faustino Oro, Roman Shogdzhiev y Bodhana Sivanandan, todos ellos entre 8 y diez años, son algunos de los chiquillos capaces de amargar el día a cualquier gran maestro

El ajedrez es cosa de niños y estamos en Reyes, la mejor época del año para hablar de ellos. Jóvenes prodigio ha habido siempre. En España tuvimos a Arturo Pomar y en el mundo proliferan cada vez más pequeños y preparados. Brotan en cualquier sitio, en países con o sin tradición ajedrecística, porque internet les ha dado superpoderes. En el último Mundial hemos visto a Faustino Oro, casi un veterano de diez años, derrotar a varios grandes maestros. En la misma competición había jugadores aún más jóvenes, con dos años menos, que también se merendaron a varios titulados. ¿Dónde está el límite?

El mundo entero vive asombrado por la proeza de un chico de 16 años, Luke Littler, capaz de llegar al a final del Mundial de dardos. Es un juego fascinante e hipnótico, al que te puedes quedar clavado de madrugada, pero no es más exigente que el ajedrez, ni física ni mentalmente, sobre todo cuando las partidas son de cinco horas. Leontxo García comentaba enojado la atención desmesurada que le han dado los medios de comunicación, siempre en busca de nuevos héroes. No le falta razón al veterano periodista, pero dejemos que Littler disfrute de su fama, que no es incompatible con dar a conocer a los héroes más precoces del ajedrez actual.



Hagamos un breve repaso a este grupo de chavales únicos, aunque dentro de cuatro días serán casi viejos, cuando surjan otros aún más pequeños y puede que mejores. La competencia también es dura entre ellos. Puede incluso que exista cierta presión no del todo sana. Cada caso es distinto.

Faustino Oro: 10 años

El pibe argentino, el Messi del ajedrez, ya no necesita presentación, pese a que solo tiene diez años. Residente en España, la recaudación de fondos emprendida por su padre no va mal del todo e incluso ya lo hemos visto con el logo de su primer patrocinador. Fausti acaba de jugar su primer Mundial absoluto, después de quedar décimo en el Iberoamericano, y no lo ha hecho nada mal. Si alguien esperaba que subiera al podio, no sabe demasiado de esto.

Faustino Oro, fotografiado por David Llada en Sitges, en el Sunway Festival

Carlos Ilardo resumía muy bien el comportamiento de Oro en Samarcanda. En un artículo para Infobae, el periodista recababa el testimonio de uno de los entrenadores del ajedrecista: «Tal vez a muchos les cueste comprender que estamos hablando de un nene de 10 años, y si vos mirás sus partidas, él no tiene en cuenta si el que está enfrente es un gran maestro u otro jugador menor. Fausti sale a jugar y ganarles a todos. Y eso, a esta altura de su vida y del aprendizaje, no tiene precio», aseguró desde Mar del Plata el maestro internacional Jorge Rosito.

Partipantes de la Jeddah Youth Chess Players, una lucha entre niños que quizá no sea apta para menores

Entre sus víctimas, destacan los grandes maestros Denis Khismatullin (justo al que Duda no quiso darle la mano) y Raymond Song. A Fausti lo veremos este mismo mes en otra cita muy exigente, en el Jeddah International Youth Chess Festival, donde se enfrentará a algunos de los jóvenes más peligrosos del planeta. Él y la también argentina Candela Francisco, campeona del mundo juvenil, son los jugadores con menos Elo del torneo, con gran diferencia.

Bodhana Sivanandan: 8 años

Lo de esta jovencísima ajedrecista británica también es de otro planeta. Bodhana Sivanandan, que si no me equivoco cumple este mes nueve años, ganó en octubre el Mundial de cadetes con 11 puntos en 11 partidas. Luego, lo que es aún más impresionante, se impuso en Zagreb en el Campeonato de Europa absoluto de partidas rápidas, en categoría femenina. En los Mundiales de Samarcanda fue la gran ausente, pero habría sido emocionante verla en acción.

Bodhana Sivanandan se proclamó campeona de Europa absoluta de partidas rápidas con 8 años

Como contaba cuando ganó el Mundial, lo sorprendente de esta niña, que devuelve la esperanza al ajedrez británico, es su capacidad para jugar como una adulta. Domina el ajedrez en todas las velocidades, relámpago, rápido y clásico, y lleva 32 victorias consecutivas en los campeonatos del mundo que ha jugado, sin ceder ni unas tablas. Sivanandan también aparecía en la fotografía que ilustraba la noticia sobre la apuesta del gobierno británico por el ajedrez. Fue recibida por el primer ministro, Rishi Sunak, y la secretaria de Cultura, Lucy Frazer.

Roman Shogdzhiev, niño ruso de ocho años, es un matagigantes. Foto: FIDE

Roman Shogdzhiev: 8 años

El ruso Roman Shogdzhiev sí participó en los Mundiales de Rápidas, donde derrotó a cinco grandes maestros. En las partidas relámpago, sus víctimas fueron Kirill Shevchenko, el español Alan Pichot y el indio V Pranav. En rápidas, despachó en primera ronda al GM uzbeko Jakhongir Vakhidov, antes de vencer a Johan-Sebastian Christiansen.

Shogdzhiev también ganó el último Mundial sub 8 con once puntos en once partidas, cuando todavía tenía siete años. Es probable incluso que se aburriera en el torneo.

En el vídeo de abajo, correspondiente al último Mundial absoluto, se puede ver el final de su partida contra Christiansen. El pequeñín ni se sorprende cuando el gran maestro noruego se rinde.

Hay más niños que dan miedo, como el ruso Sergey Sklokin y el kazajo Danis Kuandykuly, ambos de 10 años, que también ganaron a varios grandes maestros en Samarcanda. De los maestros internacionales ni hablamos. Una de las víctimas del primero fue otra vez Khismatullin, que en cuestiones bélicas es extremadamente agresivo, pero luego pierde con facilidad cuando le ponen a un niño enfrente.

Tani Adewumi, por su parte, se sale un poco de la categoría porque ya es un adolescente de 13 años y, pese a su ‘avanzada’ edad, todavía es maestro FIDE. De padres nigerianos, se abrió paso gracias a su talento en los tableros, en unas condiciones especialmente difíciles. Él y su familia eran unos refugiados que vivían en las calles de Manhattan. Otro día contamos su historia, que es apasionante.

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