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Fue el primer gran maestro de Islandia y derrotó en el tablero a los campeones del mundo Mijail Tal, Bobby Fischer, Tigran Petrosian y Anatoly Karpov
Puede que Fridrik Olafsson sea el último presidente de la FIDE recordado con unánime cariño por los aficionados y profesionales del ajedrez. Nacido en Reikiavik el 26 de enero de 1935, el gran maestro islandés ganó seis veces el campeonato de su país y tuvo una carrera brillante, en la que destacan sus victorias contra varios campeones del mundo. Durante un cuarto de siglo estuvo entre los 50 mejores del mundo.
La FIDE rememora la vida de su expresidente y cuenta que Olafsson aprendió a jugar cuanto tenía ocho años, de la mano de sus padre, durante la Segunda Guerra Mundial. A los 17 logró su primer campeonato nacional. El título puede parecer poca cosa, por la escasa población de Islandia, pero se trata del país con un ratio de grandes maestros más alto del mundo, uno por cada 25.000 habitantes, aproximadamente. Los triunfos del futuro presidente del ajedrez mundial ocurrieron en los años sesenta y setenta (en 1952, 1953, 1957, 1961, 1962 y 1969). En 1953 no solo repitió la medalla de oro, sino que ganó otra de bronce en el Mundial Juvenil.

Otro de sus hitos como jugador se produjo en circunstancias de lo más curiosas, en el torneo de Hastings de 1955-56, en el que compartió el primer puesto con Viktor Korchnoi. Olafsson, que llegó tarde y sin reserva de hotel a la histórica localidad costera del Reino Unido, pasó su primera noche en una celda de la comisaría, donde un oficial comprensivo le permitió dormir. El primer torneo de Hastings data nada menos que de 1895 y es probable que los ajedrecistas tuvieran allí algo de enchufe, al menos en esos años.
Olafsson llegó a participar en el ciclo por el Campeonato del Mundo, jugó el Interzonal de Portoroz, con lo que se convirtió en el primer gran maestro islandéso, y llegó a clasificarse para el Torneo de Candidatos de 1959, en Yugoslavia. Entre sus mejores partidas, destacan sus victorias contra Bobby Fischer, Tigran Petrosian y Mijail Tal, a cada uno de ellos en dos ocasiones, lo que demuestra que ninguna fue por casualidad.
Veamos a bonita partida que le ganó a Fischer en Portoroz, sin duda significativa.
La FIDE cita a Harry Golombek, quien afirma que cuando ganó a Tigran Petrosian en el Candidatos de 1959, cinco mil espectadores se levantaron de sus asientos para celebrar el espectáculo, antes de llevarlo a hombros como a un torero. (Lo del torero no lo dijo el británico, pero ayuda a entender la situación).
Olafsson también compartió un primer lugar en Wijk aan Zee, con Ljubomir Ljubojevic en 1976, y participó en ocho Olimpiadas de Ajedrez, entre 1952 y 1980, con una medalla de oro individual como mayor logro. La última vez que representó a Islandia ya era presidente de la FIDE.
Aquel año también derrotó a Anatoly Karpov, entonces campeón del mundo, en el Torneo Clarín de Buenos Aires. Dicho triunfo le permitió ingresar en el conocido como club Mijail Chigorin, al que pertenecen los campeones que, sin haber sido nunca campeones del mundo, han derrotado a alguno mientras tenía en poder la corona.

Como directivo, su mayor victoria llegó en 1978, en el Congreso de la FIDE de Buenos Aires, cuando derrotó a Narciso Rabell Méndez y a Svetozar Gligorić y se convirtió en el cuarto presidente de la FIDE, como sucesor de Max Euwe, un excampeón mundial.
Después del fiasco del frustrado Mundial entre Fischer y Karpov, Olafsson pudo dirigir el duelo de 1981 entre este último y Korchnoi, antes de perder las elecciones contra el filipino Florencio Campomanes un año después. Desde entonces, ningún presidente ha conseguido su aura prestigio y predicamento.
Hay que añadir que, fuera del ajedrez, Olafsson fue abogado y trabajó en el Ministerio de Justicia de Islandia. También fue secretario general del Parlamento de Islandia. Sus servicios al pequeño país del norte fueron inmensos y medio mundo aprendió a situar la isla en el mapa gracias a él, mucho antes del Mundial de Reikiavik. Cuando salió la primera lista Elo, en 1970, Olafsson ocupó el puesto 25. Como dice Peter Doggers en su obituario para Chess.com, era el número uno de los jugadores aficionados.
Foto: FIDE
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