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El EPT Barcelona celebra su cumpleaños con grandes cifras de participantes, entre ellos Gerard Piqué, y significativos cambios en las medidas de seguridad
Como decía el inglés, el ajedrez es un deporte cruel: hay que estar dispuesto a matar. PokerStars celebró ayer por todo lo alto el aniversario del European Poker Tour, en el EPT de Barcelona número 20. Tuvieron el detalle añadido de invitar a un grupo de ajedrecistas. Jennifer Shahade (embajadora de PokerStars), Miguel Illescas (Ajedrez21), Ayelén Martínez (Chess.com), Alexandra Prado (muchos lectores recordarán esta entrevista con ella) y algún otro aficionado jugón participaron en la fiesta. ¿El chess-drama del día? Afloró la violencia como pocas veces se ha visto en el tablero.
La agresividad bien encauzada es buena, pero la lucha entre Prado y Shahade quizá se les fue un poco de las manos a ambas, que se atizaron como gladiadoras mientras las castigaba por su comportamiento. Al final, sin embargo, recuperaron la compostura y la amistad.
Entretanto, en las mesas del EPT se celebraban otro tipo de batallas, como un High Roller de 100.000 euros de inscripción, otro de 20.000 en el que participó Gerard Piqué y el torneo principal del Estrellas, circuito doméstico que se solapaba con este EPT, al que se apuntaron 7.138 jugadores. Fueron tantos que pusieron a prueba la capacidad del Casino de Barcelona, que registró su segunda mejor cifra de la historia.
Piqué, que no es ningún novato de los tapetes, aguantó ocho niveles antes de caer eliminado. El exfutbolista se acabó jugando todas las fichas con una pareja de doses. No eligió el mejor momento, porque los patitos se estamparon contra los reyes de su rival.
Otro resultado destacable es la victoria del veterano Jean-Noel Thorel, emprendedor de la industria farmacéutica y fundador de Naos, que a los 77 años ganó una pica como una casa. En el Super High Roller Warm-Up de 30.000 euros de inscripción se llevó más de medio millón de premio gracias a su primer puesto. ¿Quién dice que en el póker solo pueden ganar los jóvenes?
Pero volvamos a la fiesta del 20 aniversario, donde también estuvo otro viejo conocido de los lectores (no tanto como Thorel), el ocho veces campeón de España Miguel Illescas.
Miguel jugó partidas rápidas, mostró varios de sus estudios, algunos realmente difíciles y a la vez hermosos, y ayudó en la batalla campal entre Prado y Shahade. De ese duelo épico podemos desclasificar imágenes de las otras piezas que formaron el ajedrez viviente más risueño de la historia:
En el bando contrario parecían tomárselo más en serio o aguantarse la risa por dentro. Fueron recompensadas con la victoria.
La batalla sobre el tablero no estuvo exenta de polémica: ¿ganaron realmente las blancas o consiguieron las negras las tablas gracias a la regla del rey ahogado? Lo único cierto es que varios voluntarios tuvieron que lanzarse para sacarlo del agua, porque con el disfraz el hombre no podía nadar y corría riesgo de ahogarse de verdad. Lo más ofensivo para el pobre monarca negro es el desdén de las dos chicas que aparecen en la foto de abajo, ajenas al drama que se vivía delante de sus bikinis.
Hubo más participantes que se jugaron la vida. Tenemos pruebas gráficas estremecedoras de lo que se vivió casi a orillas del Mediterráneo. Un señor de pelo blanco cuyo nombre se ha mantenido en secreto es el protagonista del episodio.
Por supuesto, no solo de peleas y ajedrez vive el homo ludens. Entre el resto de actividades, me quedo con una que quizá pasó inadvertida, entre tantos juegos. Al principio, no era fácil adivinar a qué se dedicaban los participantes, que de algún modo también se jugaban bastante, como mínimo pellejo y dentadura. El tragabolas humano me parece otro hallazgo de los organizadores.
De vuelta a las salas del Casino de Barcelona, quizá obsesionado por la violencia contemplada, no pude dejar de reparar en el extraño tratamiento que recibía uno de los jugadores. La cara de la masajista, que tiene sus manos alrededor del cuello de su presunta víctima, no presagia nada bueno. Eso sí, el nombre de la empresa siempre me pareció fantástico: The Best Hands. Con esta imagen como punto de partida se podría escribir una miniserie.
En próximas crónicas hablaremos un poco más de jaques y faroles. Y el tono será más serio, pero si me lo permiten los lectores hoy era un día para pasarlo bien.
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor