Vincent Keymer, en su partida contra Magnus Carlsen en Weissenhaus. Foto: Lennart Ootes / Freestyle Chess

El joven Keymer noquea a Carlsen en Weissenhaus

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El gran maestro alemán logró una de sus mejores victorias en el Grand Slam de Freestyle Chess en Alemania

Puede que los jóvenes talentos indios hayan eclipsado un tanto a Vincent Keymer, pero el alemán, que tiene 20 años, es uno de los jugadores más brillantes de su generación. Este martes derrotó a Magnus Carlsen en una de las semifinales del Grand Slam que se disputa en Weissenhaus. El alemán jugaba en casa, pero todos pensaban que el noruego era el gran favorito. Tras su exhibición, no exenta de alguna imprecisión, Magnus necesita ganar este miércoles si no quiere quedarse fuera de la final de una competición de la que es el principal ideólogo.

En la otra semifinal, el favorito también fue quien lo pasó peor, pero Fabiano Caruana supo defenderse contra el empuje de Javokhir Sindarov. En este torneo, los jugadores que no superaron los cuartos de final celebran su propia semifinal B, en busca del quinto puesto. En este caso, los dos duelos terminaron en tablas (Abdusattorov-Firouzja y Nakamura-Gukesh), aunque hubo las suficientes alternativas como para que el espectáculo no se resintiera. Una de las ventajas del Freestyle es que es más difícil firmar un empate sin lucha.


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A los 14 años, Keymer arrasó en el abierto de Grenke, donde hizo una actuación de 2798 puntos Elo, una barbaridad a cualquier edad, pero más aún para un adolescente. Al récord le sucedió el título de gran maestro, poco antes de cumplir los 15. Después, Vincent ha alternado resultados asombrosos con algunas decepciones. Siempre le ha faltado un punto para que fuera considerado un candidato serio al título mundial. Con o sin regularidad, es indudable que en sus mejores días puede ganar a cualquiera. Veamos lo que hizo contra Carlsen.

Desde el punto de vista de Carlsen, varias consideraciones. En primer lugar, se sintió a disgusto con la posición que les tocó jugar desde antes de empezar la partida. En el confesionario admitió: «Parece una lucha por la supervivencia desde los primeros movimientos. Si tengo una posición jugable en 5 jugadas, estaré muy contento y me sentiré en buena forma, pero honestamente, en este momento no parece seguro que lo logre. ¡Ya veremos!». Luego también dijo que considera que su primer movimiento ya fue un error. Seguramente es la primera vez que Magnus se equivoca tan pronto.

Parece que Carlsen está dudando más de lo normal al comienzo de sus encuentros. Ayer lo vimos hacer una cosa muy curiosa: observar cómo iban las otras partidas antes de decidirse por su primera jugada. Esto ocurre en una variante del ajedrez en la que, como no hay teoría, esta se construye en directo y esperar un poco puede suponer una ventaja, aunque cueste algunos minutos en el reloj.

En su partida contra Keymer, a juicio de las máquinas hubo más alternativas de las que vieron los grandes maestros, que se desorientan como cualquier ser humano cuando les sacan de sus patrones. Otro factor determinante fue el error de Carlsen en la jugada 37. Estaba en posición delicada, pero directamente se dejó colgada la «fruta». Es raro que al noruego le ocurra algo así en una partida de ajedrez clásico. En esta modalidad, incluso defenderse más allá de la apertura es complicado, porque se arrastra una fatiga antinatural desde el comienzo de las partidas. En todo caso, Keymer vio que Da3 era definitiva y ahí ya no hubo nada que hacer.

Magnus Carlsen, ¿todavía favorito?. Foto: Lennart Ootes / Freestyle Chess
Magnus Carlsen, ¿todavía favorito? Foto: Lennart Ootes / Freestyle Chess

En la otra semifinal, Sindarov demostró que las negras no tenían por qué ser tan pesimistas. Estuvo a punto de ganar a Caruana, pero pecó de materialista y se lanzó a por un peón en lugar cercar al rey enemigo.

En las otras partidas, por las suculentas migas del pastel, Alireza Firouzja pasó algún apuro, pero desactivó el ataque de Nodirbek Abdusattorov sin tanta dificultad, mientras que Hikaru Nakamura no inquietó a Gukesh en ningún momento.

Fotos: Lennart Ootes / Freestyle Chess


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