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El alemán jugará la final del Freestyle Chess contra Fabiano Caruana, que derrotó a Sindarov después de siete horas de juego, en un agónico Armagedón
Después de derrotar a Magnus Carlsen con las piezas blancas en una partida brillante, seguramente a Vincent Keymer le quedaba lo más difícil. El número uno ha demostrado una y otra vez que nunca hay que darlo por muerto, porque puede remontar casi cualquier marcador, pero el gran maestro alemán no entró en pánico ni sintió vértigo ante su oportunidad. Pese a su muy inferior experiencia (tiene 20 años), se defendió con serenidad para conseguir las tablas que le daban el pasaporte a la final del primer torneo del Grand Slam de Freestyle Chess en 2025.

Podemos ver la partida, en primer lugar:
Ayer contamos muy por encima la trayectoria profesional de Keymer, pero faltó un dato muy jugoso: en el Mundial que Gukesh ganó a Ding Liren, el gran maestro alemán fue uno de los ayudantes del campeón indio. Esta colaboración entre jugadores tan top y en activo, que no se da en la mayoría de deportes, nos ha permitido ver ahora cómo el ayudante queda mejor clasificado que su «dueño», que diría Pepe Cuenca.

«No estoy seguro de haber visto antes a Vincent Keymer así. Es una máquina absoluta en este formato. Está claro que ahora mismo tiene el control total», declaró Levy Rozman admirado por la demostración del primer finalista de este año en el Freestyle Chess. Veremos si es capaz de confirmarlo con una victoria en la final, que le reportaría 200.000 dólares de premio.
Caruana, segundo finalista
La otra semifinal fue más disputada y duró cerca de siete horas. Después de dos tablas en las partidas a ritmo lento, Javokhir Sindarov desperdició una ocasión única de derrotar a Fabiano Caruana en la primera partida rápida de desempate. Fue un final de peones y caballos en el que el uzbeko perdió las riendas, mientras su rival se agarraba a una frágil rama, por encima del precipicio. Aguantó el americano, que afrontaba así la rápida de vuelta con una vida menos, pero contento.

En el siguiente enfrentamiento, Caruana apretó y tenía una posición que los comentaristas (Judit Polgar y Peter Leko) consideraban más fácil de jugar. La pelea, emocionante y bonita, prosiguió hasta que los reyes se quedaron desnudos. Las espadas seguían en todo lo alto, en busca de un puesto en la final.
La lucha fue tan al límite, que la posición que jugaron en la quinta partida fue la 958 (de las 960 posibles). Caprichos del azar, que a veces se pone místico. El ritmo ya era de blitz (3+2) y los nervios y las pulsaciones casi eran ya lo más importante, una vez descartada la posibilidad de pillar al rival en algún truco de apertura cocinado en casa. Parecía que Fabi iba a ganar por fin, pero optó por un avance de peón más vistoso que eficaz, Sindarov contraatacó con valentía y ahí el italoamericano no se defendió bien, con los relojes a punto de estallar.
No todo estaba perdido. Quedaba una partida más para empatar el marcador y llegar al Armagedón. La lucha no empezó mal para Caruana, que tenía más tiempo y una posición lo suficientemente compleja. SIndarov, además, estaba mucho más nervioso, como mostraban sus treintaytantas pulsaciones más por minuto. Pero Fabi volvió a equivocarse, aunque por suerte para él, cuando empezaron jugar al toque, solo con el incremento de dos segundos, cualquier cosa era posible. Que la moneda cayera de su lado, como tantas veces, no puede ser una casualidad.

Quedaba la partida definitiva, un Armagedón que les impedía hacer el truco de las tablas de Carlsern y Nepo en el Mundial de Blitz. Si la muerte súbita del ajedrez ya es desequilibrada, en Freestyle Chess las cosas son aún menos claras. Lo único redondo fue la posición que salió en el sorteo, la número 500. A Sindarov le tocó jugar con blancas y, por tanto, con la obligación de ganar. A cambio, tenía 5 minutos, frente a 4:15 de Fabiano. Y sin incremento hasta la jugada 60, si acaso llegaban vivos.
Sindarov empezó con dudas y pronto perdió su ventaja de tiempo. Luego se dejó un peón y sus intentos posteriores por enredar no fueron suficientes. Victoria trabajadísima para Caruana, que se verá las caras con Keymer en la final.
Duelo entre Gukesh y Nakamura
En la lucha por el quinto puesto, Nodirbek Abdusattorov hizo tablas con blancas y derrotó con negras a Alireza Firouzja. En la otra eliminatoria, Hikaru Nakamura doblegó a Gukesh Dommaraju en la segunda partida rápida, después de tres tablas. El campeón del mundo no ha ganado ni una partida en este torneo, aunque ha perdido muy pocas. No se puede decir que fuera la causa del resultado, pero fue uno de los más individualistas del torneo que se disputa en Weissenhaus. No le gustaba participar en los análisis colectivos que celebraban en cada ronda los jugadores con el mismo color. Esa preparación comunitaria ha sido una de las señas de identidad de esta competición, pero no es obligatoria.
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