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Un nuevo capítulo de las aventuras y enigmas de Susa Buesa, que nos ofrece Yago Gallach. El texto fue publicado antes por ‘Paterna al día’
Susa Buesa, Pedro Ladrador y Paco Mordedor habían convenido que tenían que visitar Alpuente. Cualquier día era bueno, y si hacía mucho calor (en el rango entre desierto y horno), mejor: nunca se cometen fechorías los días (las horas) en que Lorenzo saca músculo mayúsculo. Además, ya sabemos que a Mordedor, agente de pies fríos (por no decir culo), le gustan los días tórridos, tranquilos y corrientes. Miraron el reloj, correcto; el cielo (azul desgastado), perfecto; y subieron al coche. Hora y poco después paraban frente a la oficina de turismo de Alpuente. Por algún lugar había que comenzar…
Cuando se apearon y entraron en el edificio, Paula, la guía, los recibió con una sonrisa demasiado (sospechosamente) efusiva.
—Os estaba esperando. ¡Esta mañana había un sobre para vosotros!
—¿Cómo? —contestaron los tres al tiempo, intrigados e incrédulos.
—Aquí tenéis —respondió Paula, extendiendo un sobre rotulado: PARA BUESA Y EQUIPO—, es para vosotros.
—¿Cómo sabían que íbamos a venir? —se interesó Mordedor mientras la guía se encogía de hombros—. ¿Cómo sabes quiénes somos?
—¿Y quién lo ha traído? —solapó Ladrador. Y al ver el gesto de Paula, concluyó—: ¿Nadie?
—No sé… entre semana no viene nadie. Si queréis empezamos con la visita… También había una nota para mí —comentó Paula, mostrándola. Susa la leyó rápidamente, extrajo una pinza, la retiró con calma y la guardó.
—Una prueba —aclaró—. ¿Tan necesaria es la visita? —se preguntó Susa casi sin esperar respuesta.
—Al parecer… —contestó Paula, encogiendo por tercera vez sus hombros.
—¿Jefa, le vamos a hacer caso a esa nota? —interrumpió Mordedor.
—No tenemos por qué… —sopesó Buesa.
—¿Y si…? —dudó Ladrador.
—¿Alguna ocurrencia de tu tía Rona?
—Pues que no sé, jefa.
—Abrámoslo pues. Dos a favor y una abstención —concluyó Susa.
Al rasgar el sobre vieron un diagrama y una broma.
Se pusieron a revisarlo todo en silencio. Al poco, la inspectora Buesa suspiró:
—Por un lado nos está diciendo «Huyo hoy», y ¿qué más?
—La torre está en h2 —acertó a decir Mordedor—, poco más.
—Me estoy empezando a marear —reconoció Ladrador—. ¿Pero puede que hache sea dos, o no?
—Veamos.
Foto: Alpuente Turístico
Yago Gallach Pérez nació un 23 de mayo, como Anatoli Kárpov, pero con una notable diferencia en años, títulos y Elo. Bueno, y que Yago nació en un cálido y festivo domingo y el gran Tolia en un frío y calculador miércoles. Casi 12 Olimpiadas después (en nada nos quedará París), Yago ha pasado de ser un simple peoncito a un enamorado de nuestro juego que trata de transmitir toda la pasión que puede en sus clases, con el permiso de niños y niñas, claro. Siempre bajo la consigna del humor, que, como le decía su abuela entre risas, es el camino más corto entre dos personas. Actualmente trabaja en la Asociación Valenciana de Ajedrez Educativo e Inclusivo.
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor