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Manuel Azuaga: «Muerte de una crónica anunciada, tan triste como incomprensible». AulaDjaque llegaba a 180.000 alumnos
El pasado mes de noviembre, Manuel Azuaga, hombre orquesta del ajedrez (escritor, periodista, divulgador y profesor), alertaba del ajedricicio cometido por la Junta de Andalucía, que fulminaba aulaDjaque, un programa que llegaba a 180.000 alumnos. Nuestro amigo confirmaba ayer los malos presagios. La Consejería de Desarrollo Educativo y FP de Andalucía había negado su abandono del ajedrez y aseguraba que se había puesto en marcha algo llamado ‘Ajedrez en el aula. Pensamiento computacional desenchufado’. Al final se ha visto que la única palabra real del enunciado era la última: desenchufado.
En efecto, el pasado día 19 la Junta convocaba las ofertas dentro del Programa para la Innovación y Mejora del Aprendizaje (CIMA) para el próximo curso. Ni rastro del ajedrez. Azuaga escribía un hilo que empezaba con estas palabras: «Muerte de una crónica anunciada, tan triste como incomprensible: Andalucía retira el ajedrez de su oferta educativa». El mundo del ajedrez llora el fin de un modelo ejemplar, envidiado en todo el mundo. En 2022/23 no solo llegó a más de 180.000 alumnos. Estaban implicados 11.400 docentes de 754 centros. Según la FIDE, era «una experiencia de éxito, un modelo de referencia internacional para la buena práctica educativa a través del ajedrez».
Y por si alguien cree que esto es un texto político, responde mejor que nadie el propio Azuaga: «AulaDjaque nació con PSOE, continuó con Ciudadanos y llegó a su punto máximo con PP».
La Junta andaluza ganó tiempo negando la noticia y asegurando que continuaría «promoviendo el ajedrez educativo como herramienta cognitiva, social y emocional», pero han pasado las semanas y el ajedrez ha sido borrado del mapa de su oferta. En el curso 2023/24 no ejecutó ni una sola actuación ‘ajedrezada’, asegura Azuaga: no hubo jornadas de reunión con docentes, elaboración de recursos y nuevos materiales, talleres de actuación, cursos de formación… nada. Para el próximo curso, se conoce ya la oferta de enseñanzas y hay casi de todo, salvo lo que ya sabemos.
Los alumnos andaluces tienen neuroeducación, educación emocional, educación afectivo sexual, biodiversidad y geodiversidad, educación para la circularidad (se refieren al reciclaje, pero con más pompa), flamenco en el aula, patrimonio andaluz, narrativa transmedia. Si se querían cargar el ajedrez por algún motivo, no han sido tan valientes como para asumir su decisión. Lo único que se mantiene por el momento, sin mayor utilidad, es la página web de aulaDjaque. «Se consuma, de facto, lo que ya advertimos hace un año: la desaparición del noble juego como herramienta pedagógica en el sistema educativo andaluz», explica el autor de ‘Cuentos, jaques y leyendas’.
Reacciones del mundo del ajedrez
«¡Que pena! Pegan el cierre a tan bonito proyecto. Andalucía y el programa aulaDjaque con Manuel Azuaga al frente eran todo un referente a nivel nacional y mundial. Como es natural, los ajedrecistas lloran esta desaparición», escribía el gran maestro andaluz Ernesto Fernández. «Duro golpe para el ajedrez educativo. Este triste final no tiene ningún sentido», asegura Luis Fernández Siles, Luisón. Michael Rahal también lamenta la noticia: «Desaparece uno de los mejores programas de ajedrez educativo del mundo. Llámame insensato, pero estas cosas tan llamativas ¿no requieren de una explicación oficial?. ¿La administración se carga de facto algo tan grande y nadie sabe bien el porqué?».
«El mejor programa de ajedrez educativo que conozco, aulaDaque llegó a tener, hace 2 años, ¡¡180.000 alumnos!!», escribe David Martínez. «Andalucía era un ejemplo mundial. Hoy, me informan, el ajedrez ha desaparecido de los centros andaluces. Patricia Pozo, Consejería de Desarrollo Educativo y FP, ¿me lo pueden explicar?». «Si te van a explicar, ve buscando una silla cómoda», le respondía con ironía el gran maestro Paco Vallejo. »Al menos un análisis post mortem, para entender», remataba Azuaga.
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor
No es cosa política, qué va, para nada.