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El campeón planteó el sistema Londres y el aspirante, sin miedo, rechazó el empate pese a que estaba peor y a que, como se demostró, no podía ganar
Ding Liren y Gukesh han sonreído más en la rueda de prensa posterior a la sexta partida del Campeonato del Mundo de Ajedrez que en las cinco jornadas anteriores. El público seguramente no ha disfrutado tanto con las terceras tablas consecutivas, que mantienen el marcador igualado: 3-3. El momento más cómico se produjo cuando al ajedrecista chino le preguntaron qué le parecían los memes que le han dedicado en las redes (los ‘chilling Ding memes’). El pidió que le explicaran qué significaba la palabra ‘chill’ y le hizo bastante gracia la explicación.
Las bromas aludían a su actitud relajada en la sala de descanso, donde lo hemos visto sentado, comiendo un plátano y otros aperitivos. Ding respondió que este domingo no se había tomado un helado. También recordó que cuando ganó el título contra Nepo lloró, pero que en Singapur es posible que sonría.
La partida tuvo su interés y aportará argumentos a los partidarios y detractores del Londres:
Gukesh y Ding también tienen partidarios y detractores. La dimisión de Magnus Carlsen es una presión añadida, por las comparaciones. El gran maestro Maurice Ashley, que conduce las ruedas de prensa en Singapur, ha dicho una frase digna de ser citada: «Pase lo que pase en el Campeonato del Mundo, a los 18 años, Gukesh todavía está al menos a una década de su pico como jugador. Estamos ante un futuro grande para la historia, que estará por aquí durante mucho tiempo».
Enfrente, Ding Liren lucha por volver a parecerse al que fue. Creo que algunas veces los periodistas somos demasiado duros con él. Recordamos en exceso su travesía por la oscuridad y buscamos señales que nos confirmen cualquier síntoma de recaída. El chino está en modo ahorro de batería y no exprime sus opciones como lo haría Carlsen, piensa más en no perder que en luchar a muerte por la victoria, pero estamos a una partida de llegar al ecuador del duelo y ya nadie insiste en que habrá «un baño de sangre» o «una masacre».
El campeón admitió antes del Mundial que temía perder «de mala manera» y solo está igualando de un modo quizá no brillante, pero suficiente para mantener las esperanzas y no desmoronarse, como muchos creímos que ocurriría. Como un adicto, Ding sabe que nunca estará a salvo, pero tiene derecho a luchar e incluso a soñar. Enfrente tiene a un chico que ganó un torneo con los mejores del mundo, una vez autodescartado Magnus, a un posible campeón más joven de la historia.
El nivel justo de presión, por descubrir
Gukesh , por su parte, ya sabe que, como sospechaba, ganar el título nunca es fácil. Después de los asaltos de tanteo, es consciente de que no puede descuidarse ni volver a pasarse de frenada. Peter Heine Nielsen, entrenador de Carlsen, ha resumido en un tuit el estado de la situación: «Gukesh presiona demasiado, Ding demasiado poco. Es una estrategia muy razonable por parte de ambos, pero si uno de ellos cambia de marcha, ¡también debería hacerlo el otro!».
Por eso Ding y Gukesh se vigilan y recelan de cada movimiento del otro. Bailan con miedo a agarrarse o a separarse demasiado. Seguramente lo ideal para el espectáculo sería que alguno volviera a adelantarse. Entretanto, y pese a que yo también querría un gambito de rey en cada partido, prefiero confiar en ellos, disfrutar de sus sutilezas y perdonar sus momentos de prudencia. Entiendo a Luisón cuando se indigna por las partidas sin chicha, a Leontxo cuando busca confesiones de Ding, a Susan Polgar cuando ataca al campeón por no arriesgar.
Gukesh y Ding han reconocido que deben mejorar algunos aspectos. Incluso Carlsen admitió que cuando derrocó a Anand jugó faltal la primera partida y estuvo a punto de perder. Justo cuando terminaba estas líneas leo un comentario de Miguel Illescas, que suscríbo al cien por cien, yo por intuición y él con conocimiento:
«Me han sorprendido los comentarios negativos que ha recibido Liren (también Gukesh) por el desarrollo de las partidas 5 y 6, que han sido en realidad dos aburridas tablas, fruto del hiperdesarrollo teórico y de las características únicas de un ‘match’ por el título mundial. Se ha llegado a decir que Liren tenía las partidas casi ganadas y que no quiere luchar, ¡qué barbaridad!, o que el nivel de los jugadores es muy bajo, ¡qué injusticia!. Por suerte, en enero saldrá @revistaPDR con un comentario objetivo de lo sucedido».
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También puedes leer mi crónica para El Mundo en este enlace.
Mi opinión es que la estrategia utilizada por Ding Liren en este campeonato mundial es arriesgar menos en la mitad del torneo y forzar a ganar un juego igualado en las últimas 4 rondas.