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Doble victoria de España contra Cuba, con triunfos de Sabrina Vega, Ana Matnadze, David Antón y Alan Pichot
No es la primera vez que Magnus Carlsen llega apurado de tiempo y a la carrera a una partida de ajedrez. Hay vídeos en YouTube en los que lo podemos ver en circunstancias parecidas. En su debut en la Olimpiada de Budapest, ya llegaba tarde en el mejor de los casos, porque no jugó hasta la tercera ronda. En la segunda, su ausencia le costó el empate a la selección de Noruega. Este viernes terminó ganando, pero todavía tiene el susto en el cuerpo. Cuando se sentó, no sabía ni quién era su rival. Un poco más abajo él mismo explica las causas últimas de su retraso.
Maria Emelianova, maestra FIDE y fotógrafa oficial de Chess.com, demostró una vez más su olfato para la noticia y vivió de cerca las peripecias de Carlsen. Antes de la ronda, quería tomar algunas imágenes del equipo noruego. Cuando le dijeron que Magnus llegaría por su cuenta en bicicleta, empezó a preocuparse por él, porque ella sabe bien que la entrada de la sala de juego es realmente difícil de encontrar «incluso si sabes dónde está».
Por suerte para el gran maestro noruego, las partidas empezaron después de la hora prevista, con lo que consiguió unos minutos de colchón que fueron vitales. Ella decidió salir fuera para esperarlo y hacerle algunas fotos, pero estaba cada vez más nerviosa, porque el retraso empezaba a ser peligroso. Con la vieja política de tolerancia cero con la impuntualidad, el número uno habría perdido la partida.
Carlsen, de hecho, llegó sudando y sin la acreditación, que estaba en poder del capitán de su selección. El número uno estaba convencido de que ya había perdido, pero Maria conocía una entrada «no oficial», un atajo que lo salvó de la inminente derrota. También se encargó de devolver la bici y se hizo cargo del móvil del ajedrecista. «Fue una aventura emocionante», relata Emelianova, quien además tuvo la habilidad y la suerte de poder grabar toda la película. «De locos», le comenta con una sonrisa a Mike Klein, de Chess.com.
El propio Magnus confesó después toda la historia, de nuevo a Mike Klein. La causa última (o primera) del problema es que él no duerme en el mismo hotel que el resto de su equipo. Tenían que haber ido a por él, pero el tráfico en Budapest hizo que fuera imposible. Algo molesto, el número uno, un gran deportista –Klein bromea con su participación en el próximo Tour de Francia– alquiló una bicicleta. La medida, aunque desesperada, habría sido suficiente si Carlsen no se orientara fatal con el navegador.
El gran maestro cuenta que, en teoría, debía haber tardado 18 minutos que esperaba lograrlo en 15, pero que luego se perdió. «Una vez que me puse a jugar, todo fue bien», añade. «La gente me dice constantemente que soy terrible orientándome, así que creo es en lo que más debería trabajar», afirma luego con cierto humor noruego. «En resumen, creo que fue una historia divertida», remata, sobre todo porque su equipo ganó el encuentro.
Lo que ocurrió en la partida tiene menos historia. Magnus Carlsen olvidó su acreditación, pero no el rodillo con el que suele aplastar a sus rivales. El colombiano Roberto García pagó los platos rotos. Sería interesante saber si empezó a soñar con una victoria por incomparecencia o no quería perderse la oportunidad de enfrentarse al mito. Lo único seguro es que jugar así es difícil desde el punto de vista psicológico.
Mucho más interesante fue el partidón que se marcó Arjun Erigaisi contra el húngaro (del equipo B) Peter Prohaszka, quien tuvo la elegancia de seguir jugando hasta el mate, en lugar de abandonar una o dos jugadas antes.
La guerra de Cuba
Y vayamos con España. El azar de la competición preparó un doble duelo contra Cuba y España ganó en ambas categorías. Los chicos se sobrepusieron a la derrota de su primer tablero, Alexei Shirov, contra Carlos Albornoz. David Antón y Alan Pichot ganaron sus partidas, mientras que Paco Vallejo firmó el empate. La partida del Niño Antón se ve con placer:
Nuestras jugadoras ganaron gracias a su mayor fortaleza en los tableros de abajo. Sara Khadem debutó con tablas, el mismo resultado que logró Marta García, pero Sabrina Vega impuso su calidad ante Yerisbel Miranda, en teoría la jugadora más fuerte del equipo cubano. Ana Matnadze superó con naturalidad a Yaniela Forgas.
En el torneo femenino, también es preciso destacar el muy meritorio empate de Argentina contra Azerbaiyán, sexta cabeza de serie. María José Campos (2252) logró el punto definitivo contra Ulviyya Fataliyeva (2378). En el primer tablero, nuestra amiga Candela Francisco (2294) hizo tablas contra Gunay Mammadzada (2433).
En la imagen de arriba podemos ver a Magnus Carlsen en su accidentada primera partida de la Olimpiada de Budapest. Foto: FIDE / Michael Walusza
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor