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La Federación Internacional que preside Arkady Dvorkovich tiende una mano mientras sostiene en la otra el mazo judicial
Este martes, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) ha difundido una declaración de intenciones sobre la guerra comercial que se avecina por el ajedrez 960 o Freestyle Chess, también conocido como Fischer Random. En el fondo, subyace la intención de no permitir que ningún campeonato del mundo escape a su control, sea o no ajedrez clásico. La cuestión es si la FIDE puede evitar que terceros comercialicen cualquier variedad del ajedrez. Algunos están deseando que decidan los tribunales. Otros consideran esta postura «ridícula».
Veamos primero qué dice el comunicado, en el que la FIDE se proclama «el único órgano rector de ajedrez reconocido internacionalmente (en particular, por el Comité Olímpico Internacional), que regula todas las competiciones internacionales oficiales de ajedrez». Cabe recordar que la federación que preside Arkady Dvorkovich organizó un par de Campeonatos del Mundo de ajedrez 960 –Hikaru Nakamura es el vigente campeón–, pero luego no pudo, quiso o supo mantener la iniciativa. El 7 de febrero empieza en Weissenhaus (Alemania) el Freestyle Chess Grand Slam Tour 2025. La FIDE logró un frágil acuerdo para evitar que utilizaran el nombre de Campeonato del Mundo, pero siguen intranquilos por la pujanza de una variante de la que vamos a hablar muy a menudo en 2025.
En resumen, el texto difundido hoy quiere dejar claro lo siguiente: «Aunque siempre hemos estado abiertos a la cooperación con organizaciones privadas e iniciativas en toda la comunidad del ajedrez, la FIDE mantiene su papel supremo con respecto a las reglas, títulos y calificaciones. El estatus y las responsabilidades globales de la FIDE hacia la comunidad de ajedrez no son negociables».
La FIDE tampoco se opone a que los jugadores lleguen a acuerdos con diversos organismos, incluido el FCPC (no los cita por su nombre completo, pero se refiere al Freestyle Chess Players Club). También se queja de los intentos de este nuevo organismo por presentar su proyecto como un Campeonato del Mundo e insiste en que la FIDE es el único organismo con autoridad sobre los títulos de campeón mundial «en todas las variantes relevantes del ajedrez, incluido el ajedrez960/Freestyle, como se describe en el Manual de la FIDE». No todo el mundo cree, sin embargo, que haber introducido este punto en su propio manual tenga demasiado valor legal.
«Divisiones en el mundo del ajedrez»
La FIDE también lamenta que «la línea de conducta adoptada por la FCPC» ponga en riesgo los contratos firmados por los jugadores con la federación. Los conflictos tienen que ser más que probables, porque aseguran que «los pasos dados por el proyecto FCPC conducen inevitablemente a divisiones en el mundo del ajedrez, y recordamos muy bien las desafortunadas consecuencias de una división similar que ocurrió en el pasado no tan lejano». Se refiere, por supuesto, a la PCA que lanzaron en los años 90 Garry Kasparov y Nigel Short, que condujo a la celebración de dos ciclos paralelos por el campeonato del mundo. El de la FIDE, por cierto, es el que la propia organización reconoce como de menor valor.
Una de las cosas que más preocupan a la FIDE es que su calendario y el del Grand Slam de ajedrez «libre» entren en conflicto, sobre todo porque este último mueve más dinero. La nota tiene una mano y amenaza con el mazo con la otra. En primer lugar, plantea su «buena voluntad» para que los ajedrecistas puedan planificar sus calendarios. Por eso, tiene presente las fechas previstas de los torneos de Freestyle en 2025 y ha renunciado a «invocar cláusulas legales relevantes en contratos previamente firmados con los jugadores para dichos eventos».
Posible guerra en los tribunales
Sin embargo, y aquí viene la amenaza latente, «la FIDE conserva todos sus derechos legales relacionados con el título del Campeonato Mundial y estará lista para desafiar a los organizadores y emprendedores de cualquier serie que se etiquete como «Campeonato Mundial» sin la aprobación de la FIDE».
En sus últimos párrafos, el documento hace un llamamiento al diálogo y a llegar a «un acuerdo mutuamente aceptable», siempre que se respete su autoridad en lo referente a los campeonatos del mundo. Si no se llega a este consenso, «la FIDE no dudará en utilizar todos los medios legales contra aquellos que violen sus derechos, ya sean iniciadores, organizadores y/o inversores del proyecto». Y esto incluye a Magnus Carlsen, socio del mecenas Jan Henric Buettner en sus proyectos.
La FIDE también deja caer que a medida que se acerque el próximo ciclo por el Campeonato Mundial 2025-2026, hará firmar a los todos los jugadores clasificados «un contrato adicional, que incluirá una cláusula que indique que la participación en cualquier campeonato mundial de ajedrez alternativo en cualquier variante del ajedrez no aprobada por la FIDE (excepto para el circuito de ajedrez 960 de 2025) llevaría a su retirada de los dos ciclos consecutivos del Campeonato Mundial de la FIDE». A cambio, promete «fondos de premios sustancialmente aumentados».
Reacciones
El periodista alemán Stefan Löftler ha sido uno de los primeros en expresar su opinión sobre el comunicado: «Hay más de mil variantes basadas en el ajedrez occidental y tal vez cien tradicionales (Xiangqi, Shogi…). La afirmación de la FIDE de gobernar todo mientras desarrolla solo uno es una redacción descuidada o francamente ridícula».
Otro periodista, Thorsten Cmiel, opina justo lo contrario: «La declaración de la FIDE tiene mucho sentido. Si lees el texto antes de comentar, verás que están hablando de variantes mencionadas en su manual. Las variantes de las que hablas no están reguladas por la FIDE»
El periodista y fotógrafo David Llada es más crítico con la organización de la que fue director de Comunicación hasta hace bien poco: «»La FIDE conserva su papel supremo…» Ay, Dios mío. Ese tren ya salió de la estación. Si tenéis que proclamar vuestro liderazgo es porque no os queda ninguno. Y no se trata solo de este asunto del Freestyle Chess: los rumores sobre una federación independiente siguen creciendo».
Peter Heine-Nielsen, entrenador de Carlsen y una voz casi siempre crítica con el poder, asegura: «Una solución justa sería que la FIDE permita a los jugadores elegir entre jugar el Campeonato Mundial de Freestyle o el Campeonato Mundial FIDE 960, en caso de que organicen uno. Lo que no deberían hacer es usar el ciclo del Campeonato del Mundo clásico para intimidar a los jugadores».

Jacob Aagaard matiza: «La FIDE podría haber organizado un campeonato si sus tres mejores jugadores no se hubieran comprometido ya con el otro proyecto. Nunca lo sabremos. También es legal que la FIDE diga que los jugadores tienen que elegir en qué Campeonato Mundial quieren participar. No es natural que una empresa privada (¿con ánimo de lucro?) reivindique los mismos derechos morales que una organización democrática, independientemente de lo que se pueda pensar sobre ella».
Como se ve, la discusión está muy animada, pero más allá de las opiniones, habrá qué ver cuáles son los hechos. En una entrevista reciente con ChessBase, el gran maestro Vincent Keymer reconocía que supondría un gran conflicto para él si tiene que elegir entre el Freestyle Chess y los torneos oficiales de la FIDE. Veremos cómo se posicionan otros ajedrecistas y si la sangre llega a los tribunales.
Actualización: Hikaru Nakamura acaba de lanzar un vídeo en el que expresa sus opiniones. En primer lugar, ni siquiera cree que la FIDE tenga los derechos sobre la expresión «campeonato del mundo». Su segunda afirmación es que el Freestyle no es una amenaza para el ajedrez clásico comparable a la PCA que lanzó Kasparov. Es más, no cree que suponga ninguna amenaza.
Nakamura también recuerda que es el campeón vigente, ya que ganó el último Mundial oficial, hace dos años. Y dice que la FIDE ha sido incapaz de encontrar patrocinadores para una nueva edición. Luego, vuelve a poner en duda que puedan reclamar legalmente por el copyright de algo que no es suyo y argumenta que el mero hecho de enviar a los jugadores un nuevo contrato pone en evidencia que no tienen esos derechos.
Hikaru, un experto en desmenuzar los argumentos del enemigo, como hace en el tablero, recuerda la reciente entrevista con Dovrkovich, en la que aseguraba que no quería amenazar a los jugadores ni ponerlos en una situación difícil. Asimismo, asegura que es un movimiento «increíblemente estúpido» de la FIDE llamar la atención sobre esta polémica, con lo que promociona y facilita los intereses comerciales de su enemigo.
El gran maestro estadounidense sigue rebatiendo punto por punto el comunicado oficial y recuerda que la FIDE hace muy poco por los jugadores profesionales, que consiguen casi todos sus ingresos por otras vías. También tiene algunas palabras no del todo cariñosas hacia Emil Sutovsky, CEO de la FIDE, y pone unas imágenes en las que este asegura que el circuito de Ajedrez 960 amenaza a los jugadores. Como es natural, esto le hace mucha gracia a Nakamura, porque «es exactamente lo que ellos hacen».
En la imagen de arriba vemos a Magnus Carlsen en el torneo de Weinhauss de Freestyle Chess del año pasado. Foto: Maria Emelianova
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