Sanz, miembro ilustre del grupo Garrison, es autor de los libros ’64 partidas de ajedrez inmortales o con [re]nombre y +’ y ‘Jesús Diez del Corral: El Botvinnik español’.
Damos la palabra a Juan Carlos Sanz, ajedrecista aficionado, un rostro conocido en los torneos en España, maquetador de un buen número de libros y autor de los dos citados, uno dedicado a partidas imprescindibles, que se pueden seguir sin ayuda de un tablero auxiliar, y el otro a Jesús Díez del Corral, el segundo gran maestro que tuvo España, después de Arturo Pomar.

Estas palabras podrían tener varios títulos, como «Libros de Ajedrez que recuerdo con cariño (y otras sensaciones) en mi juventud”.
Antes hay que situarnos en contexto. En España, en esos tiempos, hace ya casi medio siglo, aunque ya habían pasado varios años del match Spassky-Fischer de 1972 (que no seguí en directo por ser demasiado joven) estaba entusiasmado por las partidas y circunstancias del Karpov-Korchnoi (Baguio, 1978). De vez en cuando aparecían noticias en televisión, pero la única forma de seguirlo era comprar el diario vespertino ‘Pueblo’ y leer la columna de Román Torán. ¡Todavía guardo los recortes con esas partidas!.
Con las revistas de ajedrez de entonces, ‘Ocho x Ocho’ y ‘Jaque’, se podía seguir la actualidad de los torneos mundiales y españoles, pero realmente había muy pocos libros en español. Solo estaban los que publicaban ocasionalmente la editorial Aguilera en Madrid, la colección Escaques, Ediciones Limitadas Catalán en Barcelona y algo de la gran editorial española de entonces, Bruguera.

Me acuerdo especialmente de los libros de Pablo Morán ‘Agonía de un genio’ y ‘Campeones y Campeonatos de España’, en donde uno podía leer jugosas y entretenidas historias de jugadores de los que apenas había oído hablar. También de Morán, ‘Los campeonatos del mundo de Steinitz a Alekhine’ me sirvieron pera «culturizarme» en el ajedrez. Veía que tenia más cosas interesantes en todos los aspectos que cualquier deporte o arte incluso.
De libros de partidas, me acuerdo especialmente del libro de Karpov ‘Mis mejores partidas’, en donde me parecía muy fácil como Karpov ganaba a sus rivales. Como se ha visto con el desgranado analítico de los programas de ajedrez, para un humano no es tan fácil, pero con Karpov parecía que bastaba seleccionar la idea correcta y ya se ganaba la partida.
Libros de saldo
También recuerdo el libro de Bruguera ‘Todas las partidas de Fischer’. En un verano de estudio, viendo estas partidas, es increíble como subía el nivel de juego de uno. Respecto a los libros de Bruguera, guardo un buen recuerdo cuando El Corte Ingles puso de saldo, a 100 pesetas (0,6 euros) muchos de sus títulos icónicos, como el citado ‘Todas las partidas de Fischer’, ‘Todas las partidas de Karpov’, ‘Yo juego para ganar’ (Larsen), ‘Temas estratégicos en ajedrez’ (Torán), ‘Premios de belleza en ajedrez’ (Le Lionais)… En esa época creo que casi dupliqué mi biblioteca de ajedrez con semejantes chollos.

Otra maravilla de entonces que me impresiono fue ‘Viaje al reino del ajedrez’, de Averbaj, en su edición de Martínez Roca (Escaques). Los ejemplos bien seleccionados y su amenidad hacen de este libro un imprescindible para el iniciado. Creo que es el libro en español que más editoriales lo han publicado: Martínez Roca, Editorial Progreso (URSS), Sopena (Argentina) y más recientemente Chessy.
Revistas y libros extranjeros
Mucho más tarde vino mi época de esperar impaciente las noticas de revistas ajedrecistas como ‘Jaque’ y ‘Revista Internacional de Ajedrez’ (Gude), en el que participé y gane varios concursos que se planteaban en esa época.
El descubrimiento de libros extranjeros que ya se podían conseguir fue abrir otro melón. Vi que realmente había muy pocos libros en español y que en otros idiomas había autenticas joyas (que nunca fueron y serán traducidas). Recuerdo como uno de los primeros ‘A Picture History of Chess’ de Fred Wilson, donde se hacía un recorrido gráfico del ajedrez hasta los años 70.
Luego ya fueron surgiendo y desapareciendo revistas, como ‘Revista Internacional de Ajedrez’, ‘Butlletí de Escacs’, ‘Gambito’, ‘Peón de Rey’ y ‘Ajedrez Canario/6000’. El director técnico de esta última, Fernando Visier, logró una revista de gran calidad para esa época.

También aparecieron editoriales, como La Casa del Ajedrez (en cierto modo heredera de la editorial Aguilera, al comprarla Daniel Elguezábal, con títulos míticos como ‘El cuadrado mágico’. ¡Yo lo compré creyendo que era de matemáticas, pero no tenía ningún cuadrado mágico, solo diagramas!), Tutor, Chessy, Paidotribo, Hispano Europea, La Editorial de Peón de Rey, Tell…
Desgraciadamente, es imposible seguir el reino editorial de ahora, ni nacional ni internacional, con cientos de novedades editoriales al año. ¡En la época que yo empezaba, una novedad editorial era un acontecimiento! Y publicar un libro era muy complicado. Las imprentas utilizaban tipos mecánicos que tenían que componer expertos linotipistas. Así, muchos libros de ajedrez eran una sopa de erratas. Ahora, uno mismo puede editar un libro sin muchos problemas técnicos y a coste cero.
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En la imagen de arriba, que ya tiene algunos años, Juan Carlos Sanz juega una partida con el gran maestro Jesús Díez del Corral (1933-2010), «el Botvinnik español».
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