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Catedrático de Física y autor de varios libros de ajedrez, Seoane es sobre todo un amante de la belleza en el tablero y un erudito inagotable. Estas son sus recomendaciones.
Debo admitir que Jesús Seoane es un descubrimiento tardío. Su profesión oficial es la de catedrático de Física, experto en asuntos que me resultan familiares, como la teoría del caos y los sistemas complejos, aunque creo que nuestro enfoque es diferente.
Seoane es también un fuerte jugador aficionado, que dejó la competición hace años y prefiere subir su Elo como lector e incluso como autor. Gran estudioso del ajedrez, me gustaría destacar dos de sus títulos, ‘Madrid 1973’, escrito en colaboración con Alfonso Romero, y ‘Doug Hamilton, el Tal australiano’, sobre un fascinante jugador del que no tenía la menor noticia, hasta que él me lo descubrió.

Otro día hablamos de este libro, pero hoy quien los recomienda es el profesor Seoane, en un repaso que puede resultar abrumador, por lo mucho que ha leído. Lo que sigue es suyo:
Lo primero que empecé a ver de ajedrez eran colecciones de partidas de Karpov. El primero fue el libro de Ángel Martín, pero después llegaron a mí otros de partidas comentadas por él mismo. Hay muchas ediciones en varios idiomas que merecen la pena.

Luego, por mi estilo de juego, lo que más me atraía eran las partidas de Spassky. Me gusta sobre todo el libro de Bernard Cafferty, que también tiene edición en español. Considero al Spassky de los años 60 como uno de los mejores jugadores de la historia. También recomiendo los libros clásicos de partidas de Tal. El que escribió sobre sus mejores partidas es fantástico, así como el del duelo con Botvinnik en 1960, ‘Práctica de ajedrez magistral’, que fue publicado por Ediciones Catalán y lo tengo firmado por Tal. Años después lo reeditó Romero en la Editorial Chessy.
Considero al Spassky de los años 60 como uno de los mejores jugadores de la historia
Jesús Seoane
Después, me gustó mucho ver partidas de grandes maestros menos conocidos y que eran grandísimos jugadores, como es el caso de Nezhmetdinov, Planinc y Kupreichik, e incluso de uno de menos categoría como Hugh Myers. Las colecciones de partidas de Bronstein también son fantásticas, así como la de jugadores clásicos, como los dos volúmenes con las mejores partidas de Alekhine.
Seoane, amante de los clásicos
Y después, por supuesto, tengo que destacar ‘El arte del sacrificio’, de Spielmann, y la obra de Miguel Ángel Sánchez sobre Capablanca. De Tarrasch, me gustan sobre todo las ‘Trescientas partidas de ajedrez’, escrito por él, e incluso el libro de Reinfeld, que también es muy bueno.

Y sobre todo, tengo un gran cariño a las partidas de Marshall y su libro ‘My Fifty Years of Chess’, que me parece maravilloso, así como la biografía que hizo Soltis en los años 90, que se llevó el premio al mejor libro del año.
Por mi afición a los libros de torneo, el de Bronstein del torneo de Zúrich de 1953 es un icono. Y le tengo un especial cariño a los boletines del torneo de Madrid de 1973, que publicó Ricardo Aguilera. En alemán y en inglés también hay otros como el de Carlsbad de 1929, y los de Alekhine en Nueva York de 1924 y 1927 y de Nottingham del 36.

Otro libro extraordinario de colecciones de partidas es el de los premios de belleza de François le Lionnais. Y dentro del terreno de los estudios, otra de mis grandes aficiones, no podemos olvidar el texto de nuestro amigo René Mayer, que es el mejor que se ha hecho en español sobre estudios.
Los cinco volúmenes de Caputto, publicados en Argentina, son también una obra titánica y maravillosa. Y después, por supuesto, cualquier libro dedicado a los mejores estudios de los grandes compositores, como Kasparian, Kubbel y Troitski, son muy recomendables.

Asimismo, me gustaría citar los manuales clásicos que publicó Sopena Argentina y de jugadores más actuales, posteriores a Fischer, los de Korchnoi y Larsen, por ejemplo, son todos fantásticos. Aunque no voy a negar que considero a Kasparov como el jugador que una mayor cantidad de partidas memorables. Sus tres volúmenes de partidas y los cinco de ‘Mis geniales predecesores’, además de los de sus duelos contra Karpov, me parecen todas obras fabulosas.
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En la foto que encabeza este artículo, podemos ver a Jesús Seoane en el Marshall Chess Club, en Nueva York, en 2010. En esa mesa, Bobby Fischer jugó el Memorial Capablanca de 1965
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Gran persona y amante del ajedrez.
¡Muchísimas gracias!
Hay escritos más libros de ajedrez que de todos los demás deportes juntos, o al menos eso decían en los años 80, y se agradece cualquier información que nos permita encontrar rápidamente los más interesantes.
Gracias por tan útil información.