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Jen Wieczner asegura que el padre del GM la insultó. Magnus se ‘disculpa’ de forma «insincera», después de ver que en el texto se dice que acusó al fotógrafo Lennart Ootes de ayudar a Niemann
El ajedrez no se libra de su pequeña dosis diaria de drama. El último es el enfrentamiento entre Magnus Carlsen y la periodista Jen Wieczner. Esta ha publicado un artículo en la revista ‘New York’ en el que se ofrece una visión sorprendente de lo que ocurrió en San Luis en la famosa partida entre el noruego y Hans Niemann. «Me gustaría disculparme de forma insincera con la escritora de @NYMag a la que hirieron sus sentimientos. Ella hizo muchas afirmaciones engañosas y/o erróneas, la más atroz de las cuales fue que acusé al fotógrafo Lennart Ootes de ayudar [a Niemann] para hacer trampas».
No hará falta recordar demasiado el lío que se montó cuando Carlsen acusó a Niemann de hacerle trampas, primero de forma velada y luego de un modo más directo. Magnus abandonó el torneo y luego Niemann se querelló contra él (y algunos otros). El caso se resolvió antes de llegar a juicio, después de que el joven estadounidense presentara una querella por cientos de millones de dólares.
Todo eso era agua pasada, aunque haya una película en marcha sobre el asunto, hasta que Wieczner escribió su artículo para ‘New York’. En él cuenta esto:
«Los dos estaban en una habitación segura y aislada. Las únicas otras personas presentes eran Al Lawrence, director general de U.S. Chess Trust y algunas personas que trabajan para el torneo, incluido el reconocido fotógrafo de ajedrez Lennart Ootes. Hacia el final de la partida, Carlsen se levantó, se acercó a Ootes y lo acusó de ayudar a Niemann, diciendo que había hecho una señal evidente. Fue una sorprendente violación del decoro sin ninguna prueba para apoyar la acusación. «También podrías acusar al director del torneo de hacer trampa», dice Lawrence».
En el texto se incluye incluso la intrahistoria de la elaboración del texto:
«Cuando le pedí a Carlsen que aclarara sus sospechas, su padre, Henrik, respondió con una serie de correos electrónicos cargados de insultos. «Obviamente has aprendido muy poco», escribió. «Eres una mierda. Caso cerrado. No vuelvas a ponerte en contacto con nosotros»».
Magnus Carlsen, como es natural, lo niega todo: «Nunca hice tal cosa. Simplemente señalé que alguien con o sin conocimiento de las evaluaciones de los ordenadores, al entrar en la sala de juego o acercarse a un tablero en ciertos momentos, podría enviar señales a los jugadores sin saberlo. Es un problema que otras personas también han mencionado después, pero a quién le importa. Responder de forma cortés a una periodista que planteaba mentiras como cosas que había «aprendido» no nos interesaba».
Jen Wieczner, por su parte, cuenta lo siguiente: «Fue una acusación impactante e infundada por parte de Magnus Carlsen, número uno del mundo, contra el renombrado fotógrafo Lennart Ootes. Cuando le pregunté a Magnus al respecto, recibí una diatriba de insultos por parte de su padre. La historia se vuelve más loca a partir de ahí».
No sé lo que pensarán los lectores. Mi opinión es que la periodista no entendió el comentario de Carlsen y que cuando planteó sus dudas para corroborar su ‘historia’, su padre reaccionó de forma desproporcionada. No creo que hiciera falta responder con insultos, aunque la versión que se acaba publicando en la revista parece un disparate.
El artículo no es sobre Carlsen
A todo esto, lo más interesante del artículo no es ese párrafo, que no demuestra demasiado conocimiento sobre el mundo del ajedrez. Wieczner centra en su artículo en la figura de Hans Moke Niemann, para lo cual habla un número notable de fuentes para analizar su contradictoria personalidad. El propio artículo navega entre dos aguas: parece intentar demostrar que el americano es un genio del ajedrez incomprendido comparable a Bobby Fischer y, por otro lado, lo retrata como un niñato. «No creo que nadie pueda discutir que mi vida, según métricas objetivas, ha sido destruida», le dice Niemann a la periodista, experta en Wall Street, negocios y criptomonedas.
Wieczner va sacando al estrado a testigos a favor de Niemann, que lo describen como la víctima de «una persona poderosa que intenta aplastar a uno de los jugadores más fuertes de su generación por los errores que cometió cuando era niño». Sus defensores dicen de él que es «el mayor talento desde Fischer» y que no hay duda de que llegará a campeón del mundo.
Al mismo tiempo, la autora afirma que el comportamiento de Niemann en algunos momentos ha «alarmado a muchos en la comunidad de ajedrez, que señalan que Fischer no solo era talentoso, sino solitario y mentalmente enfermo». «Hans es un joven extremadamente problemático. Está claro que necesita ayuda y no nos referimos a su ajedrez», dice un gran maestro. «Nadie quiere hacerle daño. No es necesario. Destruirse a sí mismo es lo que mejor sabe hacer. La historia de Hans es una tragedia».
«Niemann se ha portado como un imbécil»
La conclusión es que, superdotado o no, «Niemann se ha portado como un imbécil». Otras fuentes que no se identifican aseguran que el americano es un fraude. «Es un jugador decente, pero normal, no es un genio. El genio no es algo que se pueda forzar, comprar o incluso trabajar duro. Hans es, tristemente, como muchos otros jugadores que han dedicado sus vidas a un juego que no los ama particularmente. Puede provocar que pases cada noche en tu habitación gritando a un dios que no te oye», asegura el manager de un gran maestro.
El propio Niemann trata de mostrarse inmune a las críticas. «Lo acepto y animo a cualquiera a que ataque mi carrera y mi vida. Al tratar de destruir a alguien que es tan inocente, solo se destruyen a sí mismos desde dentro. Así que espero que continúen, porque solo están alimentando al monstruo». Por ese lado, como retrato de la personalidad de una persona tan compleja, el artículo merece la pena, aunque es imposible no pensar si no era todo tan poco fiable como el párrafo en el que dicen que Carlsen acusa a Ootes.
La imagen de arriba es de David Llada