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La novena edición del torneo abierto de Semana Santa superó su récord, con más de 700 participantes, entre ellos dos centenares de titulados. Seis jugadores consiguieron norma (dos de GM y cuatro de MI), pero Faustino Oro se quedó sin la suya.
Los niños y las jugadoras han sido protagonistas en el IX Open de Semana Santa de San Vicente del Raspeig. El torneo principal lo ganó Volodar Murzin, campeón del mundo de ajedrez rápido, un niño que tuvo que huir del maltrato paterno. En el torneo B, ganó una chica, Elena Rodríguez Cánovas, que hizo 8 puntos en nueve partidas y ganó más de cien puntos Elo. Todo esto ocurrió entre severas medidas de seguridad.
En San Vicente jugaron más de 700 ajedrecistas, una cifra que supera con creces el récord del festival del ajedrez que dirige Patricia Claros Aguilar. Antes de llegar a su décima edición, ya es desde hace tiempo uno de los mejores torneos de España y este año estrenaba pabellón. Mucha luz (a veces casi demasiada) permitía jugar al ajedrez en un espacio enorme, en el que sorprendentemente se pudo disfrutar de unos niveles de ruido mínimos, pese a la aglomeración de ajedrecistas y espectadores.

Antes de adentrarnos en el terreno deportivo, contemos también que Eduardo Iturrizaga, discreto en la clasificación general, ganó el concurso de karaoke, que ya es una tradición en San Vicente.
Murzin, ganador por desempate
Sobre los tableros, Murzin no abandonó el primero en toda la competición. Fue el justo vencedor, aunque acabó empatado a puntos (7,5) con otros tres jugadores: el chino Lu Shanglei, el ucraniano Vasyl Ivanchuk y el indio Sethuraman S.P.
Después de ganar las cinco primeras partidas, el joven ruso estuvo más conservador en la recta final, en la que cedió tres tablas. Ivanchuk, en cambio, tuvo que salir a ganar en las dos últimas rondas para alcanzar los puestos de cabeza. No me resisto a publicar este vídeo en el que vemos cómo analiza una de sus jugadas, sin apenas mirar el tablero.
Por detrás del cuarteto de cabeza, con 7 puntos, había una docena de jugadores, entre los que destacan los españoles Daniel García Ramos y Ángel Espinosa, dos MI que adelantaron a un buen número de grandes maestros.
Otra sorpresa fue la del kazajo Mark Smirnov, líder de ese grupo aunque «solo» es maestro FIDE. Como es natural, consiguió una de las seis normas entregadas en San Vicente. El español Lorenzo Perea fue otro de los «afortunados», al igual que el polaco Patryk Cieslak y el indio Das Sriansh. Otro kazajo, Edgar Mamedov, y el turco Enes Tanriverdi llegaron aún más lejos al conseguir normas de GM.

Faustino Oro, sin norma
En el siguiente bloque, con 6,5 puntos, destaca la presencia de Sabrina Vega, primera mujer clasificada en el torneo, y del prodigio argentino Faustino Oro, quien sigue persiguiendo sin éxito su primera norma de gran maestro. El mejor veterano, con la misma puntuación, fue el gran maestro rumano Mihail Marin, un asiduo en los torneos españoles.

El pibe ganó 12 puntos Elo y aguantó el tipo contra grandes maestros de la talla de Ivanchuk e Iturrizaga, pero en la penúltima ronda malogró sus opciones de conseguir la norma, al colgarse un detalle táctico contra el indio Jain Kashish Manoj (2459), otro MI en busca del título grande que falló en la última partida.
La posición es instructiva:
El rival de Fausti acaba de dar una pequeña sorpresa con Txa6!, recuperando su desventaja de peones y amenazando a la dama rival. Si el argentino vio el golpe siguiente, lo juzgó demasiado rápido, pensando que tenía la casilla controlada con su respuesta: Dd7.
Al evitar los cambios, actitud loable, Fausti no detectó que Cf5! es ahora aún más fuerte y decisiva, por la debilidad de la última fila y de la columna g, cuya apertura no puede permitir. Un bonito remate, que no se produjo, habría sido Dxf5 (Oro jugó Rf8, que pierde con menos espectáculo), Dxf5, gxf5, Tg3+, Rf8, Ta8+, Tc8 y Txc8 mate.

En todo caso, el joven prodigio necesitaba la victoria, al igual que su oponente, y la persiguió con valentía en la primera fase de la partida, aceptando los peones y las complicaciones que implicaban. En la posición del diagrama podría haber hecho tablas con un par de jugadas: Cf6, que propiciaba el cambio de damas y una liquidación casi total, y Dxa6, que también habría despejado el tablero después de De5+, para recuperar la torre.
Si sigue jugando sin miedo al riesgo, Faustino Oro será GM más pronto que tarde, aunque ahora sufre la lógica presión de perseguir un título tan difícil con solo 11 años.
Acorralar a los tramposos
Sobre las estrictas medidas de seguridad que va imponiendo la FIDE en los torneos que homologa, tengo el corazón dividido. En el Campeonato de España de Clubes vimos que los peligros están al acecho. Para los jugadores aficionados y honrados, hay decisiones que hacen más incómoda su participación. La mayoría aceptan de buen grado dejar su móvil en consigna y los registros, pese a las inevitables colas que se forman con centenares de participantes.

Por otro lado, no todos llevan igual de bien tener que abandonar la sala de juego cuando terminan sus partidas, entre otras obligaciones menos agradables. Asimismo, la lista de objetos prohibidos es cada vez más extensa, como sufrió en sus carnes un jugador, aunque algunos parezcan inofensivos. No faltan situaciones difíciles de entender para ajedrecistas que solo aspiran a divertirse durante unos días.
Torneos abiertos como el que ha ganado Murzin son atractivos por la presencia de maestros de su talla precisamente, por lo que se aplican reglamentos muy exigentes. Quizá las normas que redacta la FIDE sean a veces demasiado rígidas. Eso excluye o dificulta a menudo el aconsejable sentido común, como se vio en el Mundial de Rápidas con el lío de los vaqueros de Carlsen. Se supone que irán afinando y entendiendo que ni siquiera en ajedrez es todo blanco o negro.
Gran participación femenina
Por lo demás, el Abierto de San Vicente del Raspeig volvió a destacar por la presencia de jugadores de decenas de países, con amplísima participación femenina y un número de niños más que esperanzador.

En el torneo B brillaron especialmente las chicas, con la victoria de Elena Rodríguez y el sexto puesto de Nuria Gutiérrez. Mi jugadora favorita, no obstante, fue la jovencísima kazaja Safiya Amantay (sobre estas líneas), que jugó algunas rondas con un sombrero fantástico.
En el torneo A, por detrás de Sabrina Vega quedaron las polacas Klaudia Kulon, Alicja Sliwicka y Aleksandra Maltsevskaya, la francesa Andreea Navrotescu, la búlgara Nadya Toncheva y la rusa Lizaveta Liashkevich.
Con medio punto menos y una actuación por debajo de sus posibilidades, terminaron Marta García y la neerlandesa Eline Roebers, aunque la española ganó unos pocos puntos Elo, que no es mala señal.

También con 5 puntos acabaron Tilsia Varela (Venezuela) y la canaria Adhara Rodríguez, que firmó tablas en la última ronda con el gran maestro argentino Daniel Cámpora. Todos ellos son fijos en la alineación del Open de San Vicente, que en la próxima edición cumplirá diez años, puede que aún lejos de su techo.
Fotos: Federico Marín Bellón / Damas y Reyes
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Muchas gracias por tu constante apoyo a mi Open. Te agradezco tu presencia. El reportaje con las estupendas fotos resume lo vivido en estos 6 días. Listón alto para la décima edición.
Gracias a ti, Patricia. Te mereces todo lo bueno que ya has conseguido y lo que te queda por conseguir.