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Bard, uno de los últimos programa de IA, pasa un pequeño test ajedrecístico
Me encanta probar nuevos inventos, más aún si están relacionados con la Inteligencia Artificial. Muchas de las aplicaciones que han salido son asombrosas y los que hemos vivido la evolución de las máquinas en ajedrez no podemos menospreciar sus avances. Sin embargo, los programas que escriben textos informativos son todavía tan malos como las primeras máquinas ajedrecistas (o las que siguen instaladas en muchos aviones, que por algún motivo no se actualizan nunca).
El mayor problema no es la redacción. La mayor pena es que las noticias sean falsas, porque muchas de ellas son realmente interesantes. Me había hecho ilusión ‘descubrir’, por ejemplo, que el Mundial de Ajedrez se disputa ahora mismo en Madrid. Siempre se puede aplicar el viejo principio: «No dejes que la verdad te estropee una buena noticia». (No lo hagan en casa).
No es el primero ni será el último invento, pero estos días ha llegado por fin a España la IA de Google conocida como Bard, el «colaborador creativo y útil con el que puedes dar rienda suelta a tu imaginación, aumentar tu productividad y dar vida a tus ideas». A la hora de fabular, este nuevo amiguito (o enemiguito) de ChatGPT no desmerece las cualidades de las anteriores. Al menos, esta IA es honesta y avisa de su escasa fiabilidad: «Al estar todavía en una fase experimental, Bard no siempre dará la respuesta adecuada pero, gracias a tu ayuda y comentarios, irá mejorando día a día». Lo cierto es que algunas preguntas las clava, pero en otras se muestra errática.
Últimas ‘noticias’
La primera petición era sencilla, pero quizá demasiado inconcreta: «Dime las últimas noticias interesantes sobre ajedrez». La respuesta fue casi instantánea, pero no estaría mal poder sacrificar algo de rapidez a cambio de que los textos fueran veraces. Veamos un resumen de la respuesta; los entrecomillados son literales:
«Carlsen y Niemann firman la paz», anuncia. No está mal, pero Card cuenta enseguida una realidad paralela y dice que la batalla legal se inició «cuando Niemann acusó a Carlsen de hacer trampas presenciales en el Campeonato Mundial de Ajedrez». Dos fallos gordos en la misma frase. El acuerdo, insiste, «establece que no hay evidencia de que Carlsen haya hecho trampas, y que ambos ajedrecistas se comprometen a no volver a hacer acusaciones de este tipo».
«Iturrizaga gana la Copa del Mundo». Aquí ya saltan las alertas con el titular y luego no mejora. Dice que que el ajedrecista se llama Diego y es «boliviano», y explica que ganó el título «tras derrotar al mongol Amartuvshin en el desempate». Cambiar la nacionalidad y el nombre a un gran maestro es una cosa, pero inventarse a otro sorprende mucho más. Supongo que se confunde con el barítono mongol Enkhbatyn Amartuvshin. «Iturrizaga se convierte en el primer ajedrecista boliviano en ganar un torneo de este nivel», añade tan pancho el ingenio.
Luego, como resumen de noticias menores, Bard cuenta que «el Campeonato Mundial de Ajedrez se está disputando actualmente en Madrid, España», y que «el enfrentamiento entre Carlsen y Nakamura está siendo muy emocionante». Ojalá sea una profecía y se acabe cumpliendo.
Otra cosa sorprendente es que después de ofrecer estos avances, el ingenio decide ampliar las noticias y en alguna pierde aún más el norte. De repente, al hablar sobre el acuerdo entre Carlsen y Niemann, se lía y mete en la ecuación a Fabiano Caruana, que según sus ‘últimas informaciones’ es quien acusó al noruego de «hacer trampas presenciales en el Campeonato Mundial de Ajedrez», por lo que «presentó una demanda contra él».
La incongruencia es otro de los defectos más visibles de este redactor virtual, inagotable, barato y fiable como una escopeta de feria. Al detallar los éxitos de Iturrizaga, afirma que «empezó el torneo de forma brillante, ganando sus seis primeras partidas». Justo después, explica que en la segunda ronda derrotó a Grischuk y en la tercera a Vachier-Lagrave, pero que en la cuarta perdió ante Anand, aunque se recuperó en la quinta venciendo a Caruana (que parece el comodín). ¿No había ganado las seis primeras partidas?
Al final detalla incluso cómo fue su victoria contra Nakamura y Amartuvshin, en la emocionante final. La gran duda que me surge siempre en estos casos es: ¿de dónde narices saca esos datos? No es que copie mal, sino que inventa cosas que no figuran ni pueden figurar en ningún sitio. ¿Nos están poniendo a prueba las máquinas?
Aciertos con preguntas sencillas
Sería injusto no reconocer que cuando le preguntas a Bard por algún nombre concreto y muy conocido, como Bobby Fischer, la respuesta es bastante atinada. Incluso es capaz de disertar con sensatez sobre quién es el mejor ajedrecista de la historia. Con Arturo Pomar ya empieza a liarse un poco. Se inventa algunos éxitos deportivos y fabula sobre su actividad literaria.
En este punto, decido hacerle una pregunta trampa: ¿En qué consiste la apertura escandalosa? Demasiado tentador para un programa tan encantado de lucirse. En lugar de decir que no conoce la respuesta, se la inventa de arriba abajo. Reconozco que me alegró el día, por su imaginación y por el descaro con el que adorna sus inventos con datos tan concretos como falsos. De entrada, se apropia del gambito de rey.
«La apertura escandalosa en ajedrez es una apertura que se caracteriza por su agresividad y su apuesta por la sorpresa. La apertura se inicia con los siguientes movimientos:
1. e4 e5 2. f4
Este movimiento es inusual porque cede el centro del tablero al oponente. Sin embargo, la apertura busca crear una ventaja en el flanco de rey mediante la rápida apertura de la columna f. La apertura escandalosa fue popularizada por el ajedrecista estadounidense Bobby Fischer, quien la utilizó en algunas de sus partidas más famosas. Fischer era un jugador muy agresivo, y la apertura escandalosa le permitía lanzar un ataque rápido y sorpresivo a su oponente».
«La apertura escandalosa es una apertura arriesgada, pero también puede ser muy efectiva. Si el jugador que la utiliza es capaz de desarrollar sus piezas rápidamente y crear una ventaja en el flanco de rey, puede conseguir una victoria rápida y contundente».
Después, Bard muestra los pros y contras de la apertura escandalosa, que nos ahorramos porque todos ellos son aplicables al gambito de rey, y tiene el descaro añadido de poner ejemplos de partidas jugadas con dicha apertura. Al menos elige partidas interesantes, aunque no precisa demasiado en los dos últimos campeonatos, donde al menos hubo escándalos. Eso sí, ni siquiera se jugó el gambito de rey.
- Bobby Fischer vs. Donald Byrne, Campeonato de Estados Unidos de Ajedrez, 1957
- Bobby Fischer vs. Boris Spassky, Campeonato del Mundo de Ajedrez, 1972
- Garry Kasparov vs. Anatoly Karpov, Campeonato del Mundo de Ajedrez, 1985
Un poco de ego para terminar
Para rematar por hoy, termino por preguntarle a Bard por un ajedrecista mediocre, Federico Marín, para descubrir que, definitivamente, cuando le falta información rellena los huecos con lo que le sale de los chips. Primero roba algunos méritos y pone el listón ciento y pico puntos más bajo de donde lo dejé. Nada que objetar, porque después me trata bien: «Marín es un jugador de ajedrez de nivel medio. Su máximo Elo es de 2000 puntos. Sin embargo, es un apasionado del ajedrez y siempre está dispuesto a aprender y mejorar su juego».
Luego sigue compensando la imprecisión al decir que he ganado «varios torneos regionales y nacionales» y dedicarme elogios desmesurados. Hay una frase bajo el epígrafe de «Legado» que debería ir esculpiendo en mi propia lápida: «Marín es un jugador de ajedrez respetado y admirado por sus compañeros. Su pasión por el ajedrez y su dedicación a este juego son un ejemplo para todos los jugadores». Amén.
La imagen de arriba fue generada con Deep Dream