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Predestinado desde el nombre, el ‘Clash of Claims’ terminó como empezó, con polémica y protestas, aunque también sirvió para demostrar la fuerza imparable del ajedrez
José Martínez, de 25 años, se impuso a Vladimir Kramnik, de 48, en el llamado ‘Clash of Claims’ o Duelo de las Reclamaciones. El combate nació con una protesta y murió con otra, aunque una partida antes de lo previsto. El ruso abandonó la sala de juego, indignado por los retrasos (para él nada insignificantes) que sufrió durante las partidas. Siempre agarrándose a sus pequeños clavos cargados de razón, Kramnik no dio la mejor imagen, aunque ni siquiera en ajedrez las cosas son todas blancas o negras y habría que matizar infinidad de cosas.
Se ha hablado tanto estos días que he preparado una despedida más fotográfica que literaria. Quedará alguna secuela en forma de entrevista, pero hoy vamos a resumir algunos de los puntos y momentos clave del enfrentamiento vivido en Casino Gran Vía.
La historia venía calentita y, como saben los lectores de Damas y Reyes, el duelo estuvo a punto de suspenderse cuando el excampeón del mundo descubrió que su pantalla no mostraba de forma fiable el tiempo que le quedaba en las partidas por internet. Fue difícil convencerlo de que no había sufrido un ataque informático, opción que ni siquiera ha descartado del todo. Pasaron muchas cosas y la mayoría emocionantes, aunque también fue una experiencia difícil para todos, sobre todo para los organizadores, con David Martínez a la cabeza. Él es el otro vencedor de un duelo en el que por ahora es mejor no hablar demasiado de los perdedores. Después de ver cómo terminó el primer día, muchos daban por hecho que Kramnik no se presentaría de nuevo a jugar, al menos la mitad del duelo prevista por internet. Se negaba a jugar más en Chess.com, pero algunas pruebas que le enseñaron, la colaboración de Miguel Illescas y la maestría del Divis lograron el milagro.
José Martínez llegaba a la última jornada con una desventaja de dos puntos, ya que se anuló una de sus victorias por culpa del fallo del reloj en Chess.com. El tercer día se jugaban 14 partidas online (al final fueron 13, por el abandono de Kramnik), terreno suficiente para la remontada, si el ajedrecista que ahora defiende la bandera mexicana estaba inspirado. Así fue, como refleja el marcador final: 15,5-11,5. Aquí puedes ver todas las partidas.
El primer día, Martínez confiesa que se vio sorprendido por la preparación del ruso, pero luego trabajó de forma intensa con el argentino Tomás Sosa, uno de los cinco entrenadores de Faustino Oro. Jospem también se recuperó un poco del desfase horario y jugó con más confianza, pese a que en las partidas, como es natural, no faltaron los errores y las alternativas. El público lo vivió con gran emoción. La narración de Pepe Cuenca, brillante y vibrante, ayudó lo suyo.
También fueron víctimas de la zozobra los miembros del equipo arbitral, Daniel Rodríguez del Pino, Mireia Ramón y el experto antitrampas Yuri Garrett, director de la Comisión de Juego Limpio de la FIDE. Este último trataba de convencer a Kramnik, sin éxito, de que el ‘lag’ o retraso que sufría el servidor era el habitual en cualquier Titled Tuesday que pudiera jugar desde su casa.
En las distintas estancias del casino, el ambiente fue mucho más positivo. La gente pudo ver las partidas en las distintas pantallas y jugar al ajedrez en las zonas habilitadas. La noche del sábado estuvo especialmente animada. Solo se jugaron cuatro partidas del duelo ese día y la gente se quedó con ganas de más.
La polémica seguirá y hablaremos de ella. También sería deseable que el ajedrez se convierta en un juego habitual en los casinos, lo que me recuerda un viejo chiste que hoy se entenderá peor. Un hombre se confiesa y pregunta al cura si está bien fumar mientras reza. El sacerdote le recrimina su pretensión, pero entonces el buen cristiano reforma la pregunta: ¿Y puedo rezar mientras fumo? Cómo decirle que no. Salvando todas las distancias que el lector quiera, ir al casino es como fumar y jugar al ajedrez no deja de ser una actividad espiritual y casi un rezo. En el duelo entre Kramnik y José Martínez, no creo que ninguno de los asistentes se sintiera mal o empujado a alguna clase de vicio.
Esto no acaba aquí, pero la cotización del apellido Martínez ha subido en los mercados ajedrecísticos. José ha demostrado, como quería, que puede jugar al nivel que se proponga, al menos en ajedrez rápido. David seguirá organizando grandes torneos. De entrada, este mismo lunes empieza el Madrid Chess Festival, del que hablaremos en los próximos días.
Es posible que me haya olvidado algún punto importante. Lo bueno de escribir en internet es que nunca es tarde para corregir los errores.
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor
Ha sido un evento muy interesante que nos ofrece una nueva visión del ajedrez. ¡Enhorabuena a todos los participantes!