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La segunda ciudad más grande de Uzbekistán albergará el Campeonato del Mundo de ajedrez rápido y semirrápido, del 26 al 30 de diciembre. Las críticas se multiplican
Uno piensa en Samarcanda y la imaginación se dispara. Para los ajedrecistas que aspiran a participar en los Mundiales de ajedrez rápido y semirrápido, el cuento no es tan agradable. La FIDE ha anunciado, con tan poca antelación como otros años, que los jugadores volverán a quedarse sin celebrar la Navidad en familia si quieren acudir a estas competiciones, que se celebrarán del 26 al 30 de diciembre.
«La historia y el ajedrez se reunirán en Samarcanda, uno de los lugares habitados más antiguos de la Tierra», proclama la FIDE en su página web. «Samarcanda fue una ciudad crucial a lo largo de la histórica ruta comercial de seda y además tiene un significado histórico para el ajedrez: fue allí donde en 1977 se descubrieron las primeras piezas de ajedrez conocidas que datan de entre el siglo VI y principios del siglo VIII después de Cristo».
Arkady Dvorkovich, presidente de la FIDE, valora en el comunicado «la rica tradición de Uzbekistán y su reciente aparición como una superpotencia de ajedrez». El país asiático también será sede de la Olimpiada de Ajedrez de 2026, por lo que estos Mundiales supondrán «un impulso a los preparativos».
El empuje del ajedrez uzbeko es indiscutible y su gran estrella, Nodirbek Abdusattorov, se convirtió en 2021 en el campeón mundial de rápidas más joven de la historia, con solo 17 años. La FIDE añade que los detalles sobre la competición, como la información sobre el registro, los hoteles y los visados necesarios, se publicarán antes del 15 de noviembre, un mes y once días antes del comienzo de la competición.
El anuncio, conocido en las últimas horas, ha disparado las críticas y los comentarios irónicos sobre los motivos que han llevado a la Federación Internacional a elegir un país que a muchos no les pilla tan a mano, aunque como es natural el planeta es redondo (ni siquiera en esto hay consenso absoluto) y el sitio perfecto no existe. No falta quien se conforma con que el país no termine en «stán». Otros consideran que la FIDE abusa de las sedes situadas en los países del Este de Europa y creen que eso favorece a los ajedrecistas de los países más cercanos.
Críticas de David Navara
«Se cancela la Navidad (otra vez»», aseguran desde el podcast C-Squared, donde ven a la FIDE como una especie de Grinch. El gran maestro David Navara, sin tanta guasa, explicaba los motivos por los que considera un error las fechas: «Son incómodas para muchas personas, para quienes las vacaciones de Navidad son la mayor fiesta del año. (Mi país está en gran parte secularizado, pero la Navidad es la fiesta más grande aquí y se celebra de una manera u otra por cerca del 90 por ciento de la población. Es una mezcla de una fiesta religiosa, familiar y social, con diferentes significados para varias personas.) De alguna manera, después de pasar el 40 por ciento del año en torneos de ajedrez, me gusta quedarme en casa durante las vacaciones de Navidad y muchas personas lo perciben de manera similar».
Navara, por último, también admite que la FIDE ha conseguido que las fechas de estos Mundiales sean «estables y por lo tanto predecibles», aunque «conocer el lugar de antemano obviamente sería aún mejor». El español David Martínez, sin acritud, también pide a la Federación Internacional un poco más de previsión: «Mi humilde consejo sería que fueran trabajando ya en el año que viene para ver si algún año lo anuncian ‘un poco’ antes…».
Sin barro en los tableros
De forma paralela, otros grandes maestros también solicitan que el Mundial de rápidas no se convierta en un festival piezas caídas e incorrecciones sobre el tablero: «Quiero un mundial de bullet en tablero, pero bien hecho, con muchos árbitros, implacables si juegas una a dos manos. Es una modalidad fascinante (si no hay barro)», asegura Àlvar Alonso. José Carlos Ibarra propone el uso de una tableta para evitar ‘accidentes’ o que de verdad haya «dos árbitros por tablero, pendientes para ir castigando cualquier detalle» y que las partidas no se conviertan en «una modalidad de chess boxing».
Magnus Carlsen ganó el último Mundial de rápidas. Foto: Anna Shtourman
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