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La jugadora de Torredelcampo nació sorda y ha tenido que superar grandes obstáculos para llevar una vida normal
Hoy os presento a Nerea Gallego, campeona femenina sub 8 de Andalucía. Si hubiera ganado la última partida, sería la vencedora entre todos los chicos y chicas participantes. En la clasificación absoluta, acabó empatada entre el tercer puesto y el noveno. Es una niña brillante y responsable, excelente estudiante, que vino al mundo el 30 de enero de 2016 con una particularidad: nació sorda. A los 16 meses, le colocaron dos implantes en el cerebro. Su vida no es tan distinta de la de cualquier niña, pero ha tenido que superar más obstáculos de los habituales.
«Nerea hace una vida totalmente normal», nos cuenta su madre, Lorena Moreno. «Su única desventaja es que en ambientes ruidosos o de distancia en una clase o en un campeonato, cuando el árbitro da las instrucciones, por ejemplo, nos tenemos que asegurar de que tenga un buen acceso auditivo. Utilizamos un micrófono remoto. Cuando termina la explicación, lo desconecta. Así es como asiste a las clases de grupo. Si no lo llevara, la información no le llegaría igual que a los demás».
Nerea da clases por videoconferencia, pero esto tampoco le supone una dificultad extra. «Se trata de conseguir un buen contexto auditivo, que en un momento dado puede no ser tan beneficioso. Escuchar el ruido o escuchar a distancia son sus dos desventajas e intentamos compensarlas con la tecnología».
Errores médicos
Para lograr esta normalización, Nerea tuvo algunas dificultades añadidas: «Fue diagnosticada tarde. Al nacer le hicieron las pruebas con equipos en mal estado y dio un falso positivo», explica Lorena. Ella y su marido descubrieron que algo iba mal en el desarrollo del lenguaje de la niña cuando esta cumplió un año. Una vez detectado el problema, se actuó rápido, aunque no del todo bien. A los 16 meses, fue operada simultáneamente de los dos implantes. «A partir de ahí empezamos la habilitación normal del lenguaje, pero tuvo un desarrollo atípico, porque la persona que le programó los implantes metió la pata: le puso más carga eléctrica de la habitual y durante dos o tres años tuvo un desequilibrio entre el lenguaje comprensivo y el expresivo».
A partir de los cuatro años, Nerea empezó a hacer una rehabilitación logopédica muy intensa, para subsanar los errores cometidos. ¿Habla con normalidad? «Igual o mejor», responde con una sonrisa Lorena. «Habla como yo, que soy de Valencia, pero desde hace un par de años, con sus relaciones sociales y escolares, empieza a comerse las eses, copiando un poco el acento jiennense. Lo importante es que hace una vida de normoyente, también con el inglés, que se le da muy bien».
«Nerea tiene una curiosidad hacia el aprendizaje bastante inusual. Es una nena muy responsable. Está acostumbrada a hacer siempre las cosas lo mejor posible. Saca un 10 en todo, hasta en inglés y en música. Esa fue desde el principio nuestra gran gran preocupación. En el primer momento en que te encuentras con un problema de salud que pueda afectar al futuro de tu hija, pasas por un duelo muy serio, pero rápidamente nos movimos para tratar de darle la mejor solución y de recuperar a contrarreloj el tiempo que ella había perdido, para darle las mismas oportunidades que a sus iguales».
¿Podría considerarse, con todas las reservas, que todo ese proceso y esfuerzo se ha convertido ahora en una ventaja competitiva? «Yo no lo llamaría ventaja, porque la fatiga auditiva existe y la va a tener de por vida. Ella nació sorda y hace una vida de normoyente, pero nunca podemos dejar de lado que esto es para siempre. Una vez al año tiene que ir a revisión, porque el cerebro va creciendo y el implante se desplaza. Hay que revisarlo, porque puede perder audición. De hecho, con cuatro años fue reintervenida por otitis repetitivas. Todavía tenemos que hacer estudios audiológicos dos veces al año, reprogramar los implantes una vez al año… Ya ha sido dada de alta, pero fueron muchos los inconvenientes por la sobreestimulación eléctrica. Ella tuvo que hacer habilitación y rehabilitación».
«La lectura salvó a Nerea»
No ha sido un camino de rosas, desde luego, pero ese esfuerzo extra ha dado unos frutos inusuales: «A nivel expresivo, Nerea tiene una riqueza brutal, porque además le encanta la lectura. Desde que era bebé, le leíamos una media de 10 cuentos al día y la lectura ha sido su salvación en cuanto al lenguaje, gracias a que nos han ido guiando muy bien y hemos escogido las lecturas apropiadas. Hoy es una tremenda lectora. En el ajedrez consigue premios y en la biblioteca también le dan premios por lectora. La lectura la ha salvado. Es verdad que por el camino que ha tenido que recorrer, a lo mejor eso le ha curtido más que a sus iguales en concentración y atención. Todo eso la le ha servido, pero no podemos hablar de beneficio, porque ojalá no hubiera tenido que pasar por eso. Lo bueno es que el tiempo que antes invertíamos en entrenamiento auditivo y logopédico, ahora lo podemos dedicar al ajedrez. Además, lo hace con gusto, pero la fatiga auditiva la va a tener de de por vida. Tiene que hacer un sobreesfuerzo».
Nerea descubrió el ajedrez a los seis años. «Fue algo anecdótico», recuerda Lorena. «Nos fuimos de puente y llevamos varios juegos, entre ellos mi marido echó el ajedrez. Una noche empezamos a jugar, aunque sabíamos lo básico. A ella le llamó mucho la atención. Se quedó con el movimiento del caballo. En las teselas de las paredes del cuarto de baño, durante la ducha, empezaba a hacer los desplazamientos y hacía como que se comía la pieza. La chiquilla no paraba de vincular los movimientos de las piezas con su vida diaria. Luego dibujaba una pieza de ajedrez y ahí ya empezó a pedirnos que jugáramos con ella. Le enseñamos los movimientos, pero llegó un memento en que no podíamos enseñarle más».
Los padres de Nerea empezaron entonces a buscar clubes y profesores. Descubrieron el club de Torredelcampo y empezó a asistir a clases allí. En febrero de 2023 ganó su primer campeonato de Jaén y ese año fue al Campeonato de Andalucía, pero en Huelva pilló un virus y tuvo que abandonar. Lorena contactó entonces con María Rodrigo. «En un campeonato le regalaron un curso en la Academia Gascón, pero eran vídeos más para mayores. Leyendo el libro de Rodrigo, me dio por contactar con ella».
Primera entrenadora
«María me dijo que que no tenía tiempo, pero me buscó una persona y nos puso en contacto con Adriana Palao. Empezó con ella en mayo de 2023, pero de una manera liviana, pero Nerea volvió a ganar el Campeonato de menores de Jaén y Adriana la preparó para el de Andalucía». Allí esperaban que terminara entre los veinte mejores, pero no que ganara. «Viendo el rendimiento que ha tenido y el coco que tiene, a todos nos apetece dar un pasito más».
¿Cómo se mide la presión para que una niña de 8 años no la sufra en exceso? «Intentamos llevarlo con mucho tacto. Presión no le estamos metiendo. Solo le decimos algo cuando vemos que no está atenta y que juega mal por culpa de esa desconcentración o de la impaciencia. Si pierde por no pensar, nos da mucha rabia. Hablamos con ella porque es una niña muy madura, quizá por el entrenamiento auditivo que ha vivido. Tiene mucha autoconsciencia sobre cómo hacer las cosas y mejorarlas. Quizás por eso está más trabajada que otros niños. Estamos acostumbrados a ponernos objetivos y a buscarlos con mucha atención y responsabilidad. Todo esto cuesta dinero esfuerzo, no solamente a ella. Las cosas las hacemos poco a poco, pero bien».
Adriana Palao, su entrenadora, sabe bien lo que es sufrir una presión excesiva. Ella dejó el ajedrez a los once años. «Me había dejado de gustar. Suele pasar. Los padres a veces no saben cómo gestionarlo. Lo hacen sin mala intención. Yo luego volví y obtuve cosas. Ahora soy candidata a maestra y mi meta es llegar a maestra FIDE este año».
«Los padres de Nerea son muy buenos y llevan muy bien esa parte», añade Palao. «Yo siempre he tratado de empatizar para que no repitan con ella lo que en su momento hicieron conmigo. En el torneo creo que puedo hacer que no lo pase mal. De momento no sufre una presión excesiva».
¿Que que hicieron mal contigo cuando eras pequeña? No soy tan mayor, obviamente, pero igual era otra época. Yo tenía un profesor que era más agresivo. Ahora me lo tomo con humor y pienso que gracias a él tuve muy buena base. Con siete u ocho años ya tenía 1600 de Elo. Era bastante dura, pero a veces había gritos. No era lo adecuado, creo yo».
Palao confirma que a Nerea no le afectan sus problemas auditivos en las clases. «Alguna vez me tiene que pedir que repita algo, pero en general se desenvuelve muy bien». En el tablero su desempeño es muy superior al normal. «Antes del torneo les dije a sus padres que yo creía firmemente que el femenino lo tenía asegurado y que el absoluto era por el que íbamos a luchar. Tiene un nivel muy fuerte. En un año ha tenido un progreso incalculable. Los padres están empezando en este mundo y no me creían tanto».
«Nerea tiene un talento especial, pero además se esfuerza mucho. Yo creo que es una mezcla de todo. Juega muy buenas partidas. Destaca en la táctica y en los finales. Está muy por encima de la mayoría de niños de su edad. Los padres también son una ayuda tremenda, están muy involucrados. Tiene la combinación perfecta en todo».
Próximos pasos
«Esto nos ha servido para entrenar. El siguiente paso será el Campeonato de España, donde tiene todas las opciones. Yo creo que puede conseguir lo que ella quiera. Nuestra meta es ganarlo en la categoría femenina y ver en el absoluto qué pasa, porque ahí sí hay niños mucho más experimentados, que tienen más campeonatos detrás. Para Nerea es su primer campeonato de este nivel. Ha empezado a dar clases particulares hace nada. Sobre todo, que se lo pase bien y que sirva para su crecimiento».
En el Campeonato de Andalucía solo había 14 chicas de 62 participantes. ¿Por qué ocurre esto? «No sabría qué decirte. También va mucho por comunidades. Ahora en las más pequeñas hay poca inversión, antes había mucha más».
¿En los torneos hay un ambiente que pueda resultar hostil para las chicas, aparte de que estén en minoría? «Yo personalmente no lo siento así. Siempre me he sentido muy cómoda en un ambiente en el que a lo mejor era la única mujer. Tampoco en Perú, de donde soy, me ha pasado nunca nada».
Todas las fotos son de Ismael Nieto
Yo le visto jugar en club ajedrez de Torredelcampo y jugando con ella, hacia jugadas que cuando me daba cuenta ya tenía jaque mate hecho