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Una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Nueva York ofrece nuevas explicaciones (o no tan nuevas) sobre la brecha de género en los tableros
«Ofrecemos la primera investigación cuantitativa a gran escala sobre los obstáculos que encuentran las niñas y las mujeres en el ajedrez», aseguran sus autores. Las conclusiones no son demasiado diferentes de las que han comentado Iván Salgado y Judit Polgar: las chicas ajedrecistas llegan menos lejos porque todos esperan menos de ellas, especialmente padres y entrenadores. El título del estudio es ‘Comprobando el sesgo de género: padres y mentores perciben menos potencial en ajedrez en las niñas’ y lo firman Sophie H. Arnold, April H. Bailey, Wei Ji Ma, Jennifer Shahade y Andrei Cimpian. Fue publicado en julio por la Universidad de Nueva York.
Como es natural, en el documento se habla muy pronto de la serie ‘Gambito de dama’ y de sus diferencias con la realidad: «Si bien es inspirador ver a una mujer ficticia ganar en un espacio dominado por hombres, las mujeres del mundo real siguen estando subrepresentadas en el ajedrez. ¿Por qué?». Enseguida se adelanta una respuesta «plausible»: «los padres y mentores tienen prejuicios contra las jugadoras juveniles, por ejemplo, cuando piensan que ellas tienen menor potencial».
Según el estudio, el sesgo se acentúa entre aquellos que piensan que se requiere brillantez para triunfar en el ajedrez. Esto es grave porque «tiene implicaciones en otros ámbitos que también se asocian con la capacidad intelectual y presentan desequilibrios sustanciales entre hombres y mujeres, como la ciencia y la tecnología». La pregunta que plantean los investigadores es: «¿Estarías interesada en participar en un deporte en el que tus padres y tus entrenadores rebajan tu potencial antes incluso de empezar?». Los resultados, aseguran, constituyen la primera prueba a gran escala de los prejuicios existentes contra las jugadoras jóvenes.

Los datos son de 2020, en Estados Unidos, donde solo el 14% de los jugadores federados eran niñas o mujeres. La pregunta eterna es por qué y ha sido abordada desde diferentes ángulos, que nunca lo abarcan todo. Los investigadores querían «comprender los factores estructurales». «Identificarlos y abordarlos probablemente será esencial para lograr que el ajedrez sea más equilibrado». Una forma de hacerlo es examinar el trabajo de padres y entrenadores y comprobar cómo las evalúan e invierten en ellas en relación con sus homólogos masculinos.
Metodología
Para realizar el estudio, fueron reclutados un total de 325 padres y/o mentores de ajedrecistas, a los que se pidió que evaluaran a sus jóvenes promesas en varias dimensiones. También debían detallar cuánto invierten en estos jugadores e incluso cuánto estarían dispuestos a pagar por sus lecciones. (Los datos sin procesar están disponibles en este enlace). Fueron excluidos de la muestra final 39 personas, con lo que quedaron 286 participantes (248 hombres, 25 mujeres, 2 no binarios y 11 no declarados).
Conclusiones sobre padres y entrenadores
En resumen, los padres y tutores, por término medio, pensaban que las niñas y las jóvenes «tenían un potencial ajedrecístico inferior». «Esta devaluación del potencial de las chicas era especialmente pronunciada en el caso de los padres y tutores que creían que se requiere brillantez para ser bueno en ajedrez».
Por otro lado, en términos generales «los participantes no calificaron el entorno ajedrecístico como menos favorable para las jugadoras». Los investigadores descubrieron que «los padres y tutores las devalúan en algunas de las medidas realizadas, pero no en todas». En la muestra había un 90 por ciento de hombres, lo que quizá explique que la mayoría pensaran que el potencial de las jugadoras juveniles es inferior.
Seis de seis
En segundo lugar, los mentores también creían que las alumnas tenían más probabilidades de abandonar el ajedrez debido a su baja capacidad. Pero quizá el hallazgo más significativo se produjo cuando los participantes tuvieron que explicar por qué sus otros hijos no juegan al ajedrez. Solo seis no jugaban por ‘falta de habilidad’, según sus padres. Los seis eran chicas. Esto concuerda con otra conclusión: los padres y mentores que apoyaban el estereotipo ‘brillantez = hombres’ perciben que las chicas están menos interesadas en el ajedrez.
En definitiva, «el estudio aporta pruebas iniciales de que los adultos más importantes en la vida de los jóvenes ajedrecistas, sus padres y mentores, piensan que las jugadoras tienen menos potencial que los jugadores». Un valor añadido de la investigación es que «el ajedrez sirve como un valioso modelo para explorar la dinámica que contribuye a las brechas de género» en la sociedad.
Fotos: Federico Marín