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El gran maestro gallego, capitán de la selección española femenina y máximo responsable de la academia Chess Excelsior, nos cuenta en esta entrevista su filosofía sobre el ajedrez
He divido esta entrevista en dos entregas porque la conversación con Iván Salgado (Orense, 1991) fue especialmente larga y e interesante, y no quería quitar nada esencial. En el primer capítulo, el bicampeón de España habla de su papel como capitán de la selección femenina y de las causas por las que el Elo medio de las mujeres suele ser inferior.
La entrevista se fraguó cuando Salgado leyó en Damas y Reyes la noticia sobre Ramesh, el entrenador de Pragg y otros fenómenos indios, defensor de una disciplina extrema. Amante confeso de la cultura del esfuerzo, el gran maestro español, subcampeón del mundo juvenil en 2009 y campeón Iberoamericano en 2012, se animó a aportar sus propios puntos de vista.
No separar a los chicos y a las chicas
Para empezar, asegura, «debemos pensar cómo se apoya el ajedrez femenino». «Hay muchos estudios que dicen que hasta los 12 años, antes de la pubertad, no puede haber ninguna diferencia entre chicos y chicas. No puede haber categoría masculina y femenina a esas edades. Todavía no hay diferencias y ya estamos dejándoles el listón mas bajo. Eso hay que cambiarlo ya. Si me apuras, tendrían que jugar juntos hasta sub 14, aunque con la pubertad puede haber diferencias. No dividas y, de esa forma, cuando lo hagas la diferencia será menor».
«Muchos dicen que las chicas no están dispuestas a trabajar, pero no es así»
Iván Salgado
La propuesta puede ser delicada: «En el mundo occidental somos demasiado sensibles», insiste. «Hay mucho miedo a tomar ciertas medidas. Mi mujer jugaba al fútbol con chicos hasta los 16 años. La ciencia no engaña».
—¿Es posible que el ajedrez sea un entorno hostil para ellas?
—El 99% de los hombres son personas increíbles y nunca harían nada malo a una mujer, pero siempre hay casos extremos. No podemos hacer una generalidad por cada caso. Al final, generalizamos cosas que suceden un 1 por ciento de las veces y creamos un problema de convivencia. Yo no he visto en mi entorno más cercano acciones de ese estilo. ¿Que existen?, por supuesto, pero no podemos castigar a toda la población por los actos de un 1%. Debemos tratarlo de otra manera.
—¿Qué te cuentan las jugadoras de la selección?
—Me han comentado con confianza cosas que han pasado, pero no vienen del ajedrez, sino de la naturaleza humana. Demuestran que la sociedad debería ser de otra manera. La cuestión es cómo lo gestionamos. Creo que es muy dañino criminalizar cada cosa. Si empezamos a decir que todos los hombres son malos, nadie va a querer entrenar con ellas y la diferencia será aún mayor.
—¿Qué has descubierto como entrenador de la selección femenina y cómo llegaste al cargo?
—Empecé en abril con las mejores sub 20. No era algo que tuviera previsto hacer, pero ya había trabajado en la Universidad, donde hice una concentración con cinco de las mejores chicas búlgaras y después de cinco meses la media de Elo era de cien puntos más por cabeza. Luego, varias me contrataron de forma particular. Me di cuenta de que un problema del ajedrez femenino es la comunicación. Nos comunicamos de manera distinta y exigimos menos cuando tenemos alumnas.
—Tú no lo haces.
—Yo me comunico de la misma forma con todos y eso me ayuda muchísimo. A las chicas las trato igual y tienen que esforzarse, sin excusas. Te dedicas al deporte de élite y hay que trabajar para conseguir resultados. Lloras, te levantas y sigues adelante. En muchos países he visto que los entrenadores son más como acompañantes, para cuidarlas, pero no eres un cuidador, tienes que empujar para que sean mejores. Y si una se cabrea y te insulta, te aguantas y sigues empujando. Y si no está contenta, a lo mejor te tienes que marchar.
—¿No es un enfoque delicado, en el contexto actual?
—Puede ser malinterpretado, sí. Yo tengo mi forma de trabajar. Si no les gusta, que me aparten. El deporte de élite es trabajo, sufrimiento y aguantarse si va mal. Por suerte, lo mismo que están pasando ellas lo he pasado yo y puedo ayudar. Cuando sufren, sé lo que les ocurre porque yo también lo he sufrido. Desde que hemos empezado, ninguna ha bajado Elo y algunas han subido entre 50 y 100 puntos, aunque solo llevamos desde abril y con una única concentración. Todo lo demás ha sido online. Tampoco busco grandes resultados el primer año.
—Hacen falta los sacrificios de los que hablaba Ramesh.
—Ese es el problema. Muchos dicen que las chicas no están dispuestas a trabajar, pero no es así. El problema es la comunicación. Como siempre lo han hecho de otra forma, nunca se han visto empujadas a trabajar de cierta forma. Tienen que quedarse con esa sensación de haberlo intentado con todas sus fuerzas. Cuando asumes eso, te hace mucho más fuerte. Yo quiero que mejoren a toda costa. Prefiero que se enfaden y mejoren. Una se cabreó muchísimo y meses después me dijo: ahora lo entiendo, Iván.
«El objetivo de la selección no es quedar entre los diez primeros, sino una medalla. Luchar por menos no tiene sentido»
Iván Salgado
—¿Estás contento con la respuesta de las jugadoras y con las condiciones de trabajo?
—En la selección están todas muy motivadas, eso es algo bueno, pero para que yo siga trabajando así hay que cambiar bastantes cosas sobre el papel de capitán. Tendría que tener libertad absoluta para escoger a las jugadoras, como mínimo a una o dos. Y no comprendo que el equipo no se pueda saber con varios meses de antelación. También necesitamos presupuesto para hacer sesiones de entrenamiento, aunque asumo que no se puede cambiar todo de la noche a la mañana. Soy muy paciente, porque las instituciones trabajan a otro ritmo. Recuerdo que en la Universidad tuve ayuda cero para cambiar los exámenes. Lo que hace un deportista es importante, también formarse como persona y tener un futuro.
—¿También está ya Sara Khadem en el equipo?
—No está todavía, porque según la normativa de la FEDA hace falta que aparezca en 12 listas Elo como española [se publica una cada mes, por lo que la espera es de un año desde la nacionalización]. Me consta que la están ayudando y que tiene un entrenador para que no llegue fuera de forma.
Objetivos
—¿Qué metas te has marcado?
—Lo primero es intentar resultados con los medios que me dan, que no son demasiados. Todas están motivadas y trabajando. Tengo una confianza tremenda en ellas. Espero que hagan grandes cosas. Ahora estamos en el noveno o décimo puesto de la clasificación internacional, pero el objetivo no es quedar entre los diez primeros, sino una medalla. Luchar por menos no tiene sentido. Toda la planificación que hago es para eso. El estreno será en el Europeo por equipos en noviembre.
—Volvamos al eterno debate: ¿por qué tienen menos Elo que los chicos?
—Hay chicas que han ganado el Campeonato de España y han renunciado a ir al Europeo, con todo pagado. Cuanto más se habla del nivel femenino a nivel mundial, más baja. La razón es que hasta ahora simplemente aumentamos la recompensa y no pedimos mejores resultados. ¿Qué esperas? Es normal. Hay menos motivación.
—¿El dinero es malo? ¿Cuál es la solución?
—Hay que meter un montón de dinero en el ajedrez femenino, pero para contratar entrenadores y ponerlas a currar. No puede ser que se den más premios y no exigir una mejora de nivel. No puede ser que la campeona del mundo sea peor que yo y que esa persona gane entre quince y veinte veces más que yo. No tiene ningún puñetero sentido.
En la siguiente entrega, Iván Salgado hablará sobre su academia de ajedrez, Chess Excelsior, lo duros que fueron sus años de formación y el peligro de las redes sociales, entre otros asuntos.
La imagen que encabeza este texto es obra de David Llada y está tomada en la Olimpiada de Bakú, em 2016
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