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China fue protagonista en el Tata Steel. Wei Yi ganó en un emocionante final y Ju Wenjun logró empatar contra Ding Liren. Nunca antes la campeona del mundo había entablado con el vigente campeón más allá de alguna conversación
El empate entre el campeón y la campeona del mundo de ajedrez está cargado de significado, pero aunque sea la primera vez que ocurre, no conviene que nos engañemos demasiado. La situación del torneo convertía ese resultado en el más probable. De hecho, era el anunciado en la última crónica sobre el Tata Steel. Los grandes maestros chinos Ding Liren y Ju Wenjun no se salieron del guión y firmaron las tablas en la última ronda del torneo, después de 30 jugadas. No diré que estaban pactadas, lo que no sorprendería a nadie, pero la partida transcurrió sin errores ni emoción, salvo la que vivió el gremio periodístico, que puede hablar de una tablas históricas aunque solo lo sean hasta cierto punto.
Se jugó una apertura italiana en la que todas las piezas menores parecían haberse apuntado a un intercambio de parejas. Sin demasiados preámbulos, acabaron casi todas en la caja, haciendo sus cositas, mientras los alfiles supervivientes, por supuesto de distinto color, llegaban a un acuerdo prematrimonial con final feliz. Al menos para Ju Wenjun, que terminó el torneo en décima posición, con cuatro jugadores por detrás. Gana además diez puntos Elo con los que demostrar que la igualdad en los tableros está mucho más cerca que hace unas semanas.
Otra muestra de igualdad, aunque sea a la baja, es que el campeón absoluto terminó noveno, un barrio poco recomendable para visitarlo con la corona puesta. En su descargo cabe decir que ha pasado por innumerables problemas y que llevaba demasiado tiempo sin competir con los mejores.
En realidad, la mayor sorpresa del torneo de Wijk aan Zee fue la victoria final del también chino Wei Yi, un jugador que hace años parecía que se iba a comer el mundo y que quizá lo haga ahora, más maduro. A sus 24 años, y a punto de completar sus estudios universitarios de Economía (lo cuenta Leontxo en ‘El País’), regresa con fuerza y entra en el top 10 mundial. Ahora mismo es noveno, con 2740 puntos Elo. En Países Bajos ha subido siete puestos de una tacada en el escalafón mundial. Son muchos, pero el iraní Parham Maghsoodloo, un ajedrecista de una fuerza descomunal, no solo física, se ha despeñado 14 posiciones tras su mala actuación.
La victoria de Wei Yi empezó a fraguarse cuando ganó la última ronda del torneo a Vidit, lo que le permitió acabar empatado con Gukesh, Abdusattorov y Anish Giri. Llegados a las partidas de desempate (buena costumbre), era el menos favorito de los cuatro, pero primero derrotó al uzbeko (‘Abdu’ para los amigos) y luego se impuso en la final a Dommaraju Gukesh. Abajo podemos ver el momento, doloroso, en el que el indio descubre que en los graves apuros de tiempo mutuos le han robado la tostada.
Conviene destacar que Gukesh superó a Giri en las semifinales de los desempates, pese a perder la primera partida con blancas debido a que cometió un error gravísimo. Impresiona lo bien que se repuso para ganar la segunda partida con negras y de nuevo la definitiva, otra vez con blancas.
La cumbre india sigue inestable
Uno de los efectos no tan secundarios de todo lo ocurrido en el Tata ha sido un nuevo vuelco en la lucha interna entre los jugadores indios. En conjunto, han superado a los chinos, pero a la hora de la verdad estos se han llevado los mayores triunfos. Como consecuencia, Vidit y Pragg vuelven otra vez a quedar por detrás de Anand, que a sus 54 años se resiste a abandonar definitivamente el primer puesto en su país, que por otro lado no para de producir posibles sucesores del pentacampeón.