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«Magnus», nombre en clave de uno de sus miembros, desvela algunas actividades de estas organizaciones
Sabíamos que en el fútbol se cuelan grupos de ultras a los que el balón les importa un comino y que algunos deportes de lucha, en sí mismo nobles, pueden ser un imán para muchos perturbados. Que el ajedrez funcione como reclamo de organizaciones neonazis sorprende más. La cadena pública NRK informa de que la policía noruega está preocupada por de la existencia de grupos nacionalistas de extrema derecha, capaces de atraer a todo tipo de personas bajo el reclamo de viajes de montaña, ajedrez y artes marciales.
La palabra ‘ajedrez’, en todo caso, solo aparece dos veces en el artículo. También llama la atención, pese a la obviedad de la elección, el nombre en clave elegido para referirse a uno de sus miembros, que accede a ser entrevistado: «Magnus» cuenta qué hacen estas organizaciones y cuál es su filosofía.
Según las fuerzas del seguridad noruegas, en los últimos tiempos proliferan en las redes sociales varios clubes que promocionan actividades tan inofensivas como viajes a la montaña y actividades intelectuales. Se autodenominan «Clubes activos» y se presentan como grupos de amigos que practican artes marciales, salen a caminar por el bosque y se reúnen para jugar al ajedrez. Bajo esta inocente superficie, el Servicio de Seguridad de la Policía de Noruega (PST) ha descubierto que sus gestores sueñan con un régimen autoritario neonazi dominado por el hombre blanco.
«Puedes olvidarte de la inclusión, la igualdad, el feminismo y la diversidad. Esto es puro extremismo de derecha bajo un envoltorio ligeramente nuevo», asegura Siv Sørensen, criminóloga y asesora estratégica de la PST. La experta explica que estas bandas atraen a algunas personas bajo el mantra de que todos podemos convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Antecedentes neonazis de «Magnus»
Hay un documental de NRK, titulado ‘Hijos de los nórdicos’, en el que la presentadora Martha Antonette Solli nos muestra de cerca este peligroso entorno. Uno de los jóvenes implicados accede a hablar con ella con una condición: debe permanecer en el anonimato. Su nombre en clave será «Magnus», que ya tiene su historial, porque antes perteneció a la organización neonazi Movimiento de Resistencia Nórdico.
«Magnus» cuenta que se dedica a la «superación personal desde una perspectiva nacionalista», aunque se niega a explicar lo que eso implica. Asegura que es reservado porque hay gente que intenta matarlo y que «los jóvenes nacionalistas se inspiran en los viejos ideales de apariencia, fuerza y espíritu de lucha nórdicos». La PST no cree que estos grupos constituyan una amenaza terrorista concreta, pero les preocupa que «puedan contribuir a difundir de forma más o menos encubierta un mensaje ideológico extremo», según declara Siv Sørensen.
Tras el ataque terrorista vivido en Oslo en el verano de 2022, el Gobierno creó una comisión contra el extremismo, que a principios de este mes presentó 40 recomendaciones sobre cómo prevenir la radicalización y el aumento del extremismo. La comisión también descubrió que en Noruega han aparecido varios clubes activos, capaces de captar células pequeñas, en una red muy poco centralizada.
No es infrecuente que los supremacistas blancos comiencen así su radicalización a través de internet y luego busquen unirse a comunidades reales, con acción de verdad. Quizá sean un peligro lejano, pero aquí la PST actúa un poco como Petrosian, intentando defender las debilidades del sistema antes de que se manifiesten. Por otro lado, si ves que en casa alguien juega al ajedrez, no pienses que forma parte de ningún club peligroso.