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El número uno del mundo acaba cansado pero feliz el torneo de Freestyle celebrado en Alemania, con una victoria convincente contra Fabiano Caruana en la final
«Ha sido un torneo muy emocionante, al menos para los jugadores. Creo que el formato funciona. Básicamente empiezas en un medio juego desconocido desde el primer movimiento, donde el precio de un error es muy alto. Es muy exigente, pero divertido. Espero que continúe, porque es un cambio refrescante», explicaba Magnus Carlsen ante Peter Leko y Tania Sachdev. Los comentaristas del torneo de ajedrez960 (Freestyle Chess GOAT Challenge) alababan por su parte el juego desplegado por el noruego, que es el número uno a cualquier velocidad y en cualquier modalidad de ajedrez.
En Alemania, Carlsen tenía el estímulo añadido de triunfar en una competición moldeada para complacerlo. Ganó la final contra Fabiano Caruana, después de unas tablas en la primera partida y de un convincente triunfo en la segunda. En el duelo por la tercera plaza, Levon Aronian se impuso a Nordibek Abdusattorov, un joven con un catálogo extenso de recursos, que esta vez no bastaron para frenar la creatividad del estadounidense nacido en Armenia.
Magnus seguía explicando las diferencias del ajedrez960 con el clásico sin disimular su entusiasmo: «Sabes que la gente nunca será capaz de forzar unas tablas. Cada partida es emocionante por eso. Y es más fácil recuperarse. Nunca es sencillo rematar una partida. Todas son más exigentes y terminamos más cansados, por lo que se cometen más errores».
Carlsen fue de menos a más en el torneo, como es su costumbre. «Fue un alivio sobrevivir al primer duelo», admitió, «pero después no sentí ninguna presión, solo felicidad por jugar», declaró cuando le preguntaron por las similitudes entre su trayectoria en el torneo de Weissenhaus y en la Copa del Mundo.
Carlsen, «imparable» en el ajedrez960
Peter Leko resumió las virtudes de Carlsen: «un perfecto uso del reloj, profundizando en cada posición, y un juego de armonía perfecta, sin los errores que cometieron otros en los apuros de tiempo». «Estoy muy feliz de cómo he manejado las aperturas», añadió el jugador nórdico. «Es muy difícil, porque hay que profundizar mucho para entenderlas a veces». «Magnus ha jugado con una precisión increíble. Es una de las claves de su victoria. Ha sido imparable», remató Leko.
Así fue la victoria final de Carlsen contra Caruana. Si el lector no ha visto nunca una partida de ajedrez960, lo más complicado al principio son las reglas del enroque, aparte de acostumbrarse a que las piezas estén descolócalas. La posición inicial es solo una de las 960 posibles:
Magnus Carlsen también contó que no jugará en las próximas semanas, hasta su reaparición en el torneo de Grenke, y que verá el torneo de Candidatos como un aficionado más. Tania Sachdev le pidió que hiciera un pronóstico: «Creo que, como hemos visto en este torneo, la generación más antigua todavía aguanta. Probablemente gane alguno de los veteranos. Por otro lado, todo el mundo necesitará ganar partidas y creo que será muy divertido», auguró.
Sobre la continuidad del formato de ajedrez960, el mecenas alemán Jan Henric Buettner parece decidido a seguir apostando por él. No es una inversión demasiado elevada para alguien que, como cuenta Leontxo García en ‘El País’, hizo fortuna cuando compró en 2005 las 75 hectáreas del pueblo abandonado de Weissenhaus y lo transformó luego en uno de los complejos turísticos más lujosos de Europa. En este torneo ha ofrecido una bolsa de premios más que interesante. Carlsen se ha llevado 60.000 euros por su primer puesto.
Según Buettner, la FIDE le ha propuesto celebrar en el municipio los mundiales de ajedrez clásico y 960 a fines de este año. «Me lo estoy pensando», asegura el nuevo magnate del ajedrez, un deporte que de forma histórica ha dependido en exceso del impulso de las fortunas personales.
En la propia página web del torneo no lo especifican, pero parece que las fotos son de Maria Emelianova
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor