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El primer torneo de karaoke con ajedrecistas no pasará a la historia por su calidad musical, pero fue todo un éxito
En un rato empieza el torneo de Candidatos, así que no es mal momento para quitarle tensión a los tableros con una breve crónica sobre el concurso de karaoke que tuvo lugar al pasado 29 de marzo en San Vicente del Raspeig. Fue un pequeño torneo paralelo, dentro del VIII Open Internacional, que como saben los lectores de Damas y Reyes ganó Kirill Alekseenko. Hubo una veintena de participantes: algunos valientes cantaron solos, otros en dúo, en trío o incluso en grupos más amplios, como hicieron por necesidades del guion y de su apellido las cuatrillizas Prochaieva.
Fue una de esas ideas descabelladas de Patricia Claros que luego salen bien. Los protagonistas fueron los venezolanos: ganó la pareja formada por Carolina y Jefferson Almache, participante este último en el abierto B.
En segunda posición terminó su compatriota Loresmar Sánchez Parare, que perdió Elo sobre el tablero pero ganó amigos y un buen premio en el concurso de karaoke.
Tercera acabó la maestro internacional Polina Shuvalova, quien no solo tenía el mejor Elo de todos los participantes, sino que además jugó un torneo de ajedrez magnífico, casi siempre en las primeras mesas. No pagó la consecuencias del karaoke, como otros, y terminó con 6,5 puntos.
Fue un caso atípico, porque por lo general, los mejores sobre el escenario no eran tan buenos sobre el tablero, y viceversa. Otra excepción fue la de Tilsia Varela, ¡otra venezolana!, maestra internacional femenina y dueña de una buena voz, que fue eliminada de forma prematura por esas injusticias que casi ocurren siempre en los concursos de talento.
Como jurado del concurso, no estoy autorizado a desvelar demasiados secretos, pero puedo decir que entre los jueces escuché una frase reveladora: «Que sigan jugando al ajedrez. Es lo único que yo le pido».
Lo cierto es que fue una fiesta muy divertida, en la que no hubo dramas y sí grandes momentos de diversión, con Patricia Claros como maestra de ceremonias. Después del éxito del torneo, es probable que se consolide en las siguientes ediciones del Abierto de San Vicente del Raspeig.