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Iván Salgado, director y fundador de la academia Chess Excelsior, ha grabado un par de vídeos para Damas y Reyes en los que da algunas claves para mejorar en ajedrez y construir un buen repertorio de aperturas
Mejorar en ajedrez es uno de los retos más difíciles que existen, sobre todo a partir de cierto nivel. La abundancia de material es una bendición y un problema a la vez. Incluso si eliges bien, progresar sin ayuda es duro. Iván Salgado tiene un sistema para conseguirlo. El gran maestro gallego no necesita que lo presentemos otra vez. Subcampeón del mundo juvenil y doble campeón de España, nos concedió hace varias semanas una entrevista que los lectores devoraron. Si quieres, puedes recordarlos aquí y aquí.
Hoy Salgado nos cuenta algunas de las claves para mejorar en ajedrez y cómo son las enseñanzas por internet de Chess Excelsior. «Lo más importante», explica, «es que no me centro tanto en dar muchísima información, sino en desarrollar habilidades en el estudiante». «Una de las claves es enseñar lo que sirve, porque puedes ver un vídeo de dos horas, que está muy bien, pero a lo mejor de esas dos horas solo te sirven 15 o 20 minutos. Intentamos que todo sea tremendamente práctico, que te pueda servir ya al día siguiente».
Para demostrarlo, nada más práctico que ver el primero de sus vídeos, en el que nos da algunas nociones sobre cómo ganar las posiciones en las que tenemos ventaja:
Aparte de seguir leyendo lo que nos cuenta y de ver los dos vídeos, si te apuntas a las clases de Chess Excelsior en este enlace no solo conseguirás mejorar en ajedrez, sino que también ayudas a Damas y Reyes. Asimismo, puedes pinchar en el logo de la academia que verás más abajo. Es un magnífico regalo para ti mismo, para tus hijos o para la persona que tenga la suerte de ingresar en la escuela. Ojalá hubiera existido algo así cuando yo todavía tenía esperanzas de aprender a jugar bien.
«Lo más bonito del ajedrez es que puede jugar un niño de seis años contra una persona mayor»
Iván Salgado
Con todo, nunca es tarde. Salgado presume de tener «jugadores de todas las edades, que han subido entre 100 e incluso 300 puntos Elo en algunos casos». «Hay algunos chicos jóvenes, porque los padres ven que estar en la academia es una buena oportunidad, y tenemos personas de hasta 70 años. Abarcamos todas las edades. Lo más bonito del ajedrez es que puedes poner a un niño pequeño de seis años, que se tiene que poner de rodillas en la silla para jugar, contra una persona mayor y no pasa absolutamente nada. Estamos jugando a lo mismo. Es maravilloso, la verdad, ver cómo personas de todos los niveles están en una misma clase».
Mejorar en ajedrez a cualquier edad
«Otra clave de la academia es que nos centramos en el nivel de cada jugador», añade el gran maestro español. «Para cada uno tenemos un tipo de formación. Algunos tienen que trabajar más unas cosas que otros, todo ello apoyado por una serie de ejercicios. Todas las semanas tienen doce ejercicios para resolver. Es una cifra bastante buena, ni demasiado alta ni muy pequeña. Si haces doce ejercicios de calidad a la semana, ya tienes 48 al mes y 576 al final del año».
El otro día tuve la suerte de enfrentarme a Iván en el supertorneo que organizó El Divis antes de su boda. Como es natural, me dio una paliza, pero luego hizo algo más que comentar la partida conmigo y me dio una clase acelerada en cinco minutos.
De entrada, me dijiste que no jugara la holandesa. Eso me llamó la atención.
Es algo que llevo viviendo desde que abrí la academia. Mucha gente juega la holandesa porque se puso muy de moda en un momento, pero es una apertura estratégicamente muy arriesgada. Al menor error que cometas, te puedes quedar muy mal. Cuando uno no es profesional del ajedrez y tiene un tiempo limitado para estudiar, hoy, con el avance de la teoría de aperturas, con los cursos online que te puedes encontrar y con lo que se ha desarrollado todo, si juegas una apertura estratégicamente arriesgada te pones para la foto.
Mucha gente no se da cuenta, pero el ajedrez ha evolucionado. La teoría de aperturas, desde la pandemia y los torneos online, ha evolucionado una barbaridad. Se han jugado muchas más partidas en los últimos tres o cuatro años que en los diez anteriores. La teoría ha evolucionado superrápido. Y hay un montón de cosas que ya se saben. Hay variantes que son malas o dudosas que cualquier jugador, incluso de 1600, te sabe hacer la continuación buena. Entonces, jugar una de esas variantes me parece muy arriesgado.
¿Hay más aperturas que desaconsejes de forma tan tajante para gente sin demasiado Elo?
Primero, hay gambitos que son dudosos. Hay que asumirlo. Son para hacerlos de vez en cuando. Incluso alguna vez he recomendado alguno, pero tenemos que ser conscientes de ese «de vez en cuando». Pero hay variantes que son dudosas estratégicamente y variantes en las que tu rival elige. Si se juntan las dos cosas, malo. Por ejemplo, la Najdorf. Era maravillosa, pero se ha vuelto un infierno, porque te pueden hacer mil jugadas interesantes. Y no solo eso. Antes de entrar en la Najdorf también te pueden hacer muchísimas variantes bastante buenas. Otra siciliana que me parece muy arriesgada, sobre todo para nivel amateur, es la Taimanov. De esas son las que evito.
¿Qué tipo de aperturas recomiendas?
Me gustan variantes como la francesa, para el negro. Ahí ya no hay tanta libertad para el blanco, que tiene dos o tres variantes buenas, en las que tienes que centrar tu atención.
¿Dejas espacio al gusto personal de tus alumnos? ¿Les cambias el repertorio por completo?
Lo que intento, sobre todo, es que jueguen repertorios posicionales agresivos. Porque creo que ese es el tipo de ajedrez que van a poder mantener más en el tiempo. Les podría enseñar una variante muy agresiva, con un montón de variantes forzadas. Si la memorizan, puede salir bien, pero eso les va a servir para una vez. En cambio, intento enseñar repertorios más posicionales, para que puedan mejorar su comprensión del ajedrez y mantenerlo mucho tiempo. Un aficionado quiere que el repertorio que estudia le dure por lo menos uno o dos años. No quieres estar cambiándolo. La mayoría de la gente lo que no tiene es tiempo.
Llevamos un rato hablando de aperturas. ¿Abusamos de su estudio?
A día de hoy, creo que se abusa, pero al mismo tiempo hay una pequeña necesidad de conocerlas. Hemos creado un sistema en el que todo el mundo estudia muchas aperturas. Tú no quieres entrar ahí, pero tienes que conocer un mínimo, porque si no, no sobrevives. Los formadores de la antigua escuela decían: «El estudio de las aperturas no es tan importante». Vale, no es tan importante en un entorno en el que nadie le da tanta importancia, pero si todo el mundo se la da, más te vale que al menos tengas una o dos ideas para aguantar. Porque si no, vas a tener muchos problemas.
Eso hay jugadores que no lo entienden. Sobre todo, lo veo más con gente de más de 40 o 50 años, que de repente vuelven a jugar y no son conscientes de cuánto ha cambiado el ajedrez. Piensan: «Vale, voy a intentar poner las piezas y que no me ganen. No quiero más». Yo quiero que puedan hacer 10 jugadas y que no les pase nada grave, pero he visto que muchas veces no consiguen ni eso. Antes de la jugada 15, la partida está decidida.
Antes de pasar a la siguiente fase, es buen momento para ver el segundo vídeo de Iván Salgado, en el que nos da una pequeña receta contra la defensa Alekhine y nos explica algunas claves para crear un buen repertorio de aperturas.
¿Qué cosas enseñas del medio juego?
Esto es muy importante, porque hay temas muy difíciles de estudiar. Por ejemplo, imagínate que te digo: «Quiero que mejores tu juego de peones». ¿Qué haces? ¿A dónde vas? Hay algunos libros de estructura de peones, pero muy pocos. Todo lo que se estudia de medio juego, a nivel amateur, suele ser táctico. ¿Por qué? Porque es muy fácil encontrar ejercicios. Pero si piensas en tus partidas, el 60-70% de decisiones de mediojuego que tomas son simples. De cambiar una pieza, mejorar un caballo, mover un peón.
En realidad, lo que más sucede en tus partidas lo trabajas menos. ¿Cómo consigue un maestro superar a un jugador de menor nivel? Simplemente con esas pequeñas decisiones. Son pequeños detalles que a veces parecen invisibles, pero están ahí. A mí me gusta mucho incidir en esa parte y en el cálculo. Si solo quieres estudiar táctica, ve a Lichess o a ChessTempo, por ejemplo, te pones a hacer ejercicios y vas a mejorar. Pero claro, las partidas no son solo eso.
El libro de cabecera de los finales
Otra cosa que nunca terminamos de aprender son los finales. Leer libros es duro. No sé si tú tienes ahí un plan también original.
Hay un libro de cabecera, que es ‘Los 100 finales que hay que saber’, de Jesús de la Villa. Si no te sabes ese libro, es muy difícil jugar los finales. Yo fui el conejillo de indias de ese libro y es fantástico. Diez años antes de publicarlo, De la Villa ya tenía su base de datos de finales. Y la fue puliendo, puliendo, puliendo. Algo que estoy descubriendo es que me gusta combinar partes escogidas de libros con mis propios materiales. El otro día estaba mirando un libro de finales de torres de Shankland, con gente de la academia. Intento adentrarme en esas preguntas que se harían humanos al ver un final. Muchas veces el libro usa variantes un poco de máquina, le falta algo humano. Hay detalles que si una persona no te los explica, no los vas a entender. En los finales, hacer grupos de trabajo y jugar posiciones de entrenamiento es muy útil para recordarlos.
¿Contra una máquina se puede conseguir un entrenamiento parecido?
Sí, pero esto también me lleva a otra cosa que digo siempre. El ajedrez es social. Para mejorar mucho, tienes que hacerlo con un grupo y ver las ideas de otras personas y comentar las jugadas, además de jugar partidas de entrenamiento contra ellas. Justo en los finales ayuda mucho.
¿Qué me dices de otros aspectos del juego más etéreos, como el psicológico o la preparación en general?
En la época de la pandemia, yo quería crecer como entrenador y me di cuenta de lo importante que es saber rendir bajo presión para mejorar en ajedrez. Entonces estuve buscando ayuda sobre esto y encontré un programa de la empresa Gazing Performance. Ellos han trabajado con los All Blacks de Nueva Zelanda para convertirlos en los mejores del mundo. Fue muy interesante, hablé con quien lleva el proyecto y me dijo que también le gusta mucho el ajedrez.
Entonces, hice una formación de rendimiento bajo presión. Leí varios libros que me recomendaron y a veces damos clases sobre rendimiento bajo presión en la academia. Hay una técnica de relajación que tuve que aprender por mis problemas de estómago. Hay una forma de respirar que ayuda muchísimo a aliviar prácticamente casi cualquier problema físico que tengas, que es exhalar durante dos segundos más de lo que inhalas. Cuando consigues hacer ese ciclo de respiración, consigues un equilibrio muy bueno. Hay más técnicas como esta, muy sencillas, que enseño en la academia.
¿Eso lo puedes llegar a pensar durante la partida?
Lo tienes que hacer en tu casa para que luego te salga de manera automática, inconsciente. Esa es la idea. Pero a veces en la partida te puedes poner nervioso y piensas en hacer dos respiraciones de estas. Algún alumno me ha dicho: «Ostras, Iván, justo lo hice porque estaba nervioso, pero me tranquilicé y al final pude ganar la partida».
¿Tienes alguna receta para la gente con apuros de tiempo crónicos?
Claro, esto lo hablamos mucho. Lo primero es preguntarnos dónde gastamos el tiempo. El 80% de las personas que se apuran gastan su tiempo en jugadas en las que no tienen que gastarlo. También hay gente que le cuesta calcular, pero son menos. Generalmente, se suele gastar el tiempo en esas posiciones en las que no hay que hacer nada. Primero, hay que ver si hay algún componente técnico, porque hay personas que cuando tienen que cambiar la estructura de peones se comen mucho la cabeza.
Luego, hay que ver si hay algún componente psicológico. Precisamente esta tarde tenemos una charla con Carlos Martínez sobre el miedo. Yo apoyo muchísimo el trabajo de la Psicología. Yo llego hasta donde puedo, pero si los problemas son de naturaleza psicológica, es mejor que trabaje un experto. Es muy importante comprenderlo.
¿Crees que los grandes maestros recurren a los psicólogos tanto como deberían?
Topalov lo hizo. Trabajó con un psicólogo español y pasó de 2698 a ser el mejor del mundo. Y en mi opinión, tal vez ese año estuvo muy cerca de ser de los mejores jugadores de la historia. Al menos es de mis favoritos.