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Conviene seguir la pista al ajedrecista turco, de 12 años, que está a un paso de convertirse en GM después de su triunfo en el torneo de Jóvenes Maestros en Yeda
Yagiz Kaan Erdogmus tiene 12 años y 8 meses. No podrá ser, por tanto, el gran maestro más joven de la historia, un ‘título’ que cambia de manos a una velocidad tan asombrosa como el talento de este niño turco. Estamos en Yeda (Arabia Saudita), donde Erdogmus acabará ganando el torneo de Jóvenes Maestros, en el que participan dos campeones del mundo, Candela Francisco y Jakub Seemann, mayores que él. El chico ha conseguido su segunda norma de GM con suficiencia casi insultante y podría unirse al club exclusivo de grandes maestros antes de cumplir los trece años. En todo caso, conviene seguirle la pista.
Erdogmus acaba de ganar al español Jaime Rey (más sobre el madrileño en esta entrevista) y accede a hablar un rato sobre sus logros, aunque aún no se siente tan cómodo con el inglés como en el tablero. El ajedrecista turco nació el 3 de junio (como Rafa Nadal) y empezó a jugar a los seis años. Un profesor advirtió pronto que su talento para el ajedrez no era normal. «Ahora estoy feliz con la segunda norma de GM», dice de forma espontánea, antes de contar cómo es su peculiar escolarización: «Por supuesto que voy a la escuela, pero solo dos meses o tres como mucho». «No soy un buen estudiante», reconoce, «pero apruebo los exámenes». Erdogmus también cuenta que le gustan más las matemáticas que las asignaturas relacionadas con las letras. No es casualidad que su capacidad de cálculo sea uno de sus fuertes.
Yagiz Kaan es el número 33 del mundo entre los menores de 20 años y es el primero entre los nacidos en 2011, con gran diferencia. Incluso mantiene ese puesto aunque ampliemos la búsqueda un año más. Ningún otro chico de su edad supera los 2500 puntos Elo. En Turquía, ya está en el top 10 absoluto. No hay duda de que se trata de un fenómeno, nacido en un país sin excesiva tradición. Le pregunto a bocajarro: ¿por qué eres tan bueno jugando al ajedrez? «Porque porque trabajo todo el tiempo y hago muchos ejercicios de táctica. Por eso mi cálculo es muy bueno». ¿Y la estrategia? «La estrategia también es buena, pero la táctica es mejor».
Entre los finales y las aperturas, Erdogmus prefiere estas últimas, algo normal a su edad. Tiene dos entrenadores y trabaja cuatro o cinco horas al día. «Es difícil, pero disfruto del ajedrez. Por eso no es un problema». Los viajes tampoco le disgustan. De hecho, y quizá no sea una estrategia para ganarse al entrevistador, cuenta que su país favorito es España. «Me gustó mucho», asegura. «Fui a un campamento y me encantó».
Erdogmus: «Odio las entrevistas»
Donde no pudo jugar es en Samarcanda, en los campeonatos del mundo de partidas rápidas. «Coincidió con los exámenes», lamenta. Sobre la vida no tiene mayores quejas ni se siente espécial. «Soy un niño normal», explica. «Tengo amigos y, por supuesto, se alegran con mis éxitos. Estoy feliz con ellos».
Erdogmus nunca alarga demasiado las respuestas. Se nota que no disfruta con la atención mediática, al menos todavía. Mejor zanjar el asunto y terminar: ¿Disfrutas con las fotos y las entrevistas o te disgustan un poco? «Las odio», reconoce con cara de pedir perdón. «Pero esta no es ningún problema», añade amable, antes de que lo deje escapar de esta pequeña tortura, en todo caso mucho más leve que la que él suele aplicar a sus rivales.