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El ajedrecista madrileño sobrevive en Yeda a su primer torneo cerrado, con victorias contra Faustino Oro y el campeón mundial Jakub Seeman
Jaime Rey nació en la localidad madrileña de Getafe hace 13 años. Desde los 10 tiene claro que su vida es el tablero. En Yeda, acaba de terminar el torneo más duro de su vida. Fue allí para participar en la Arabian Cup, un torneo abierto en el que era el máximo favorito, pero 24 horas antes de empezar le comunicaron que, debido a la baja de otro ajedrecista, jugaría The Jeddah Young Masters. Sus rivales eran casi todos grandes maestros y maestros internacionales. Él partía con el segundo peor Elo de los diez participantes.
El comienzo fue duro, pero el jugador español nunca se vino abajo y al final hizo los puntos que se esperaban por su nivel (2342). Ganó dos partidas, al argentino Faustino Oro y al polaco Jakub Seemann, campeón mundial sub 16. Esta entrevista se hizo antes de su partida contra Oro, cuando todavía podía acabar en última posición. Al final, el farolillo rojo fue Oro, con solo tres tablas en su casillero. El pibe lo pasó mal; sabe que jugó peor de lo esperado y aprendió la lección. En teoría, él debería haber terminado por delante de Rey y de Candela, que fue penúltima.
En un torneo abierto, después de una derrota suele tocar un rival más sencillo, pero en un cerrado cada día puede ser peor que el anterior, más aún si algunas jornadas tienen doble ronda, como ocurrió en Yeda. Es una prueba brutal, que no todos los sistemas nerviosos con capaces de soportar. Jaime demostró en Arabia Saudita que es más fuerte de lo que podría pensarse.
En busca del top 10 mundial
Entre los nacidos a partir de 2010, Rey (2342) es uno de los dos españoles situados entre los 25 mejores del mundo, junto con Álex Villa. En tiempos estuvo en el top 10 de los chicos de su edad, un club en el que espera volver a ser admitido. El madrileño reconoce que lo pasó mal durante el torneo, pero se queda con los buenos síntomas que mostraba incluso en los peores momentos: «Estoy jugando mejor de lo que me esperaba. Al principio, al ver a tanta gente tan dura y tan conocida, te da la sensación de que te pueden machacar».
«La partida que peor he jugado ha sido con Raunak Sadhwani (2654)», admite, «pero en todas las demás creo que no lo hice mal. Contra Volodar Murzin (2635) estaba ganado y contra Pranav (2611) eran tablas. Son tíos de 2600. Esta experiencia puede servir de mucho, porque jugar con gente tan dura siempre, cuando llegas a casa y lo analizas todo, es muy útil para mejorar».
¿A la hora de la verdad, cuál es la diferencia entre un 2300 y un 2600? «Se nota un poco en todo. Saben más cosas que tú, calculan más rápido y mejor, saben más aperturas, más de medio juego y de los finales», explica. Con todo, Rey también está contento por cómo ha gestionado los nervios y el reloj: «El tiempo era algo que me daba miedo, porque al ser mejores, juegan más rápido».
Jaime Rey, campeón de España sub 12
Jaime sabe desde hace tiempo que quiere dedicarse al ajedrez. «A los diez años lo tenía claro», dice, aunque todavía no había sido campeón de España, un título que consiguió en 2023 después de varios intentos en los que de forma invariable terminaba en los otros escalones del podio. Ahora está seguro de que llegará a gran maestro y espera superar al menos los 2600 puntos Elo. «Llegar a la élite no lo veo imposible, pero es complicado. Ya veremos».
Los estudios son un asunto clave en la vida de un joven ajedrecista. Hablo con Jaime Rey en Arabia Saudita, en una época en la que sus compañeros están en el colegio. Él dice que saca buenas notas, «sietes, ochos, nueves…», pero le gustaría que le dieran más facilidades. «En otros países no es tan obligatorio ir. No me importaría seguir una educación por internet. Podría aprovechar mejor el tiempo».
¿Echaría de menos el contacto con otros chicos de tu edad? «Tengo los del ajedrez, que al final son los más amigos», responde. Jaime Rey tampoco tiene una vida sencilla: «Es más complicada que la de la mayoría de mis compañeros. Tengo que trabajar mucho, aunque al ser algo que me gusta no es tan sacrificado. Al mismo tiempo, es muy difícil, claro. Hay momentos de pasarlo realmente mal, cuando estudias mucho y luego juegas un torneo fatal».
¿Te recuperas bien de las derrotas? Creo que sí. Hablo un poco con mi entrenador y si estoy cabreado me doy un paseo escuchando música. Me alejo un poco de la gente para no ser borde con nadie». ¿Prefieres que te den ánimos o que no te hablen? «Cuando pierdo, que no me hablen, al menos en los primeros 10 o 15 minutos. Creo que soy fuerte psicológicamente. Para jugar a un nivel alto es imprescindible. Si no, te empiezan a ganar y van a por ti».
Una de las preguntas que más a menudo escucha un ajedrecista joven es cuántas horas estudia al día, pero es casi obligado hacerla. Jaime Rey dedica al ajedrez «todo lo que puede». En Yeda, desde luego, aprovecha cualquier momento para sacar el ordenador y ponerse a estudiar, incluso en las esperas en el hotel y en el aeropuerto. «Si hay cole, intento tres horas al día. Y si no, cinco o seis. No me cansa, aunque el cálculo, por ejemplo, es lo más duro que hay, pero luego notas el provecho».
A Jaime lo peor que se le da son las aperturas. «Ahora estoy trabajando bastante en eso y estoy contento con los resultados contra tíos superpreparados». Lo ayudan dos entrenadores, Daniel Alsina y Jesús de la Villa. El primero es fruto de la ayuda de la FEDA. El segundo lo pagan sus padres.
Despedida dulce de Yeda
¿Cómo ve un jugador de 13 años a otro de 12, como el turco Yagiz Kaan Erdogmus, que ya tiene dos normas de gran maestro? «No sé qué tiene de especial, pero tiene que estudiar mucho, eso seguro. También tendrá bastante talento, porque con esa edad no es fácil ser tan bueno. Es un tío muy completo. En nuestra partida, valoró mejor que yo la posición, sobre todo». Veamos la partida que Rey le ganó a Faustino Oro, que también fue una bonita demostración, coronada por un sacrificio de dama en la jugada 32. Una forma perfecta de despedirse del torneo.
Jaime Rey se define como un jugador «agresivo», pero no tiene referentes ni ídolos. Los jugadores que más le han influido son Gukesh y Vidit. «En la escuela india son gente muy estudiosa. Se lo toman muy en serio». Le cuento que Ramesh recomienda que los chicos de su edad no tengan teléfono móvil. «Yo lo tengo hace poco y no lo uso casi. Lo compré porque antes iba a los torneos con mi entrenador y ahora, lo necesitaba para hablar con mis padres, que están en España. Si acaso, admite que a veces falta tiempo para descansar entre las partidas, sobre todo en un torneo como este, en el que algunos días hay ronda por la mañana y por la tarde,
«Con Sadhwani, por ejemplo, creo que se notó que estaba cansado. Venía de jugar con Murzin una partida que había sido súper dura. Ahora las tres últimas son solo de tarde, así que voy a poder descansar algo más y a estar un poco más relajado», relata el madrileño.
Jaime Rey es un ajedrecista muy joven y a su edad no siempre es fácil mantenerse alejado de algunas tentaciones, que podrían desviar su atención del juego. «No soy una persona aficionada a las fiestas y en este torneo no creo que ninguna lo sea. Yo me centro en el ajedrez». ¿Te cuesta renunciar a las cosas que hacen la mayoría de chicos jóvenes? «No me da envidia salir menos. Es la vida que he elegido».
Antes de marcharte, te quiero pedir un favor