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Varios grandes maestros de la élite abandonan su país y se convierten en los números uno de varias selecciones europeas. España «no paga» por traerse a nadie, aunque ha llegado un ajedrecista que ya esta en el top 10 nacional.
Hay una vieja comedia dirigida por Norman Jewison en 1966 que se tituló en España ‘¡Que vienen los rusos!’. El título original era aún más claro: ‘The Russians are Coming, the Russians are Coming’. Contaba las peripecias de la tripulación de un submarino encallado por accidente en la costa estadounidense. Los lugareños, en plena Guerra Fría, piensan que se trataba de una invasión.
En las últimas semanas, con la guerra de Ucrania también encallada y sin visos de terminar, ha aumentado el número de grandes maestros rusos que deciden desembarcar en otros países, esta vez de forma voluntaria. El movimiento ha sido tan significativo que al menos cinco selecciones europeas ya tienen a un nuevo número uno.
Alexey Sarana (2693 puntos Elo) se convirtió en el mejor jugador serbio el pasado mes de abril. En julio, Kirill Alekseenko (2675) pasaba a liderar la escuadra austriaca y Vladimir Fedoseev (2683) se convertía en el número uno esloveno. Sanan Sjugirov (2705) cambiaba la bandera rusa por la húngara el 23 de agosto. Hasta ese momento, era el mejor de la lista de fugados, pero la guinda la ponía Nikita Vitiugov (2719), que anunciaba justo una semana después que jugará para Gran Bretaña, aunque vive en Alicante desde hace tiempo.
Su baja es especialmente sensible para el ajedrez ruso, ya que se trata del campeón ruso en 2021 y del cuarto mejor ajedrecista del país. Además, ha sido ayudante de dos figuras como Peter Svidler y Ian Nepomniachtchi. Otro ex aspirante al título, Sergey Karjakin, ha comentado que se trata de una pérdida «muy seria», según escribe Tarjei S. Svensen en Chess.com. Su salida solo es superada por la de la ex campeona del mundo Alexandra Kosteniuk, que jugará para Suiza a partir de enero, aunque tiene la doble nacionalidad desde hace una década.
A España nos ha llegado otro fugado, pero no tan fuerte como los anteriores. Javier Ochoa, presidente de la Federación Española, anunciaba así el cambio de bandera de Maksim Chigaev, de 26 años (2616), desde ya el sexto-séptimo mejor jugador de nuestro país.
¿Por qué no ha venido a España también Vitiugov, que habla español y vive en nuestro país? Parece que por una cuestión económica. Los británicos están encantados con su llegada y todo apunta a que ha habido algún incentivo económico, mientras que la FEDA, según afirma Ochoa, «nunca ha pagado nada» para traerse a un ajedrecista.
Tenemos otros atractivos, pese a todo, como prueban los casos recientes de Sara Khadem, muy conocido, y de Alan Pichot, número uno de Argentina que se ha hecho español por desavenencias con su federación. Carlos Ilardo lo contaba muy bien desde Infobae.
Pichot es ahora el cuarto mejor español, justo por detrás de Alexei Shirov, de origen letón. Es difícil discutir del asunto sin caer en excesos, pero algunos aficionados no ven con buenos ojos tantos refuerzos nacidos fuera de España.
Octava potencia del mundo
La lista de los diez primeros en nuestro país queda así. Ahora mismo España es la octava potencia del mundo (14 femenina). Quien más me llama la atención es Miguel Illescas, quien sigue en el top 10 a los 57 años:
- Paco Vallejo: 2712 puntos Elo
- David Antón: 2669
- Alexei Shirov: 2665
- Alan Pichot: 2648
- Jaime Santos: 2647
- Eduardo Iturrizaga: 2615
- Maxim Chigaev: 2615
- Iván Salgado: 2608
- Miguel Illescas: 2600
- Daniil Yuffa: 2597
Cuánto cuesta cambiar de bandera
Por otro lado, la diáspora de jugadores rusos se ha visto facilitada por la decisión de la FIDE, que no cobra el canon habitual por los cambios de bandera. No hablamos de cifras pequeñas. Por un lado, la Federación Internacional cobra una cantidad por el ‘transfer’, que llega a 5.000 euros en el caso de los grandes maestros, aunque la cifra baja a 3.500 si el ajedrecista implicado lleva más de 13 meses residiendo en el país de acogida.
Mayor aún es la cantidad que cobra como compensación la federación ‘donante’. Son 50.000 euros cuando el jugador tiene más de 2700 puntos Elo, aunque la letra pequeña puede rebajar o incluso anular la cifra, dependiendo del tiempo que lleve el ajedrecista sin competir para su país. En el caso de los rusos (y de Sara Khadem), la FIDE ha decidido suspender estas compensaciones por motivos bélicos y humanitarios, para facilitar la salida de estos deportistas.
Mantengo abierto este texto, ya que es probable que en las próximas semanas veamos más casos de rusos que cambian de país. Como curiosidad, conviene decir que algunos de ellos figuran en la página de la FIDE sin bandera, como el citado Svidler. Y otros que han estado sin bandera y luego la han recuperado, como Nepo. En el caso de este último, algún árbitro internacional se preguntaba hace poco cómo era posible que le dejaran seguir compitiendo en torneos dela FIDE. Ese debate lo dejamos para otro día.
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